Tofersen ya está disponible en España para el tratamiento de una forma genética concreta de Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA). Se trata de la primera terapia autorizada para ELA por la Unión Europea desde 1966. Así lo ha anunciado este miércoles Biogen en una rueda de prensa celebrada en Madrid, en la que varios expertos han desgranado el alcance de esta nueva opción terapéutica, sus implicaciones científicas y los retos pendientes en el abordaje de la enfermedad.
«Es una esperanza en el manejo de la ELA, y eso es lo más importante», ha señalado Pilar García Lorga, directora médica de Biogen. «Es el testimonio del compromiso que tenemos al hacer innovación científica en muchas enfermedades que no tienen cura o que presentan grandes desafíos terapéuticos. Esta aprobación es la culminación de muchos años de desarrollo, de prueba y error, con técnicas muy especializadas que tratan de dar respuesta a enfermedades neurológicas o raras», ha apuntado.
España ha sido el primer país de Europa en incorporar Tofersen al sistema sanitario público
García Lorda también ha destacado que España ha sido el primer país de Europa en incorporar Tofersen al sistema sanitario público, después de que el Ministerio de Sanidad diera luz verde al tratamiento en mayo. Este tratamiento está indicado para aquellos pacientes de ELA con una mutación en el gen SOD-11, que supone la segunda causa más frecuente de ELA genética, representando un 2% de los casos.
El reto de detectar la ELA
La doctora Mónica Povedano, jefa de la Unidad Funcional de Enfermedad de Motoneurona del Hospital Universitari de Bellvitge, ha recordado que la ELA es «una enfermedad neurodegenerativa que afecta a las neuronas motoras y que suele acortar considerablemente la esperanza de vida». Y, como ha explicado, el paciente «fallece porque muchas veces no es capaz de respirar o deglutir, pues los mecanismos de las neuronas dejan de funcionar hasta llegar a ser inservibles».
Uno de los principales retos, según Povedano, es la detección precoz de la enfermedad, antes de que el paciente haya perdido cerca del 50% de sus neuronas, como suele suceder cuando se detecta la enfermedad en la práctica clínica. En este contexto, los biomarcadores, en especial los biofilamentos, están ganando un papel clave para detectar el daño neuronal, monitorizar la respuesta a los tratamientos y avanzar hacia una medicina de precisión.
El estudio de los genes es fundamental, porque cada gen está vinculado a una alteración concreta
«Vamos hacia una mejor estratificación de los pacientes y hacia modelos predictivos que nos permitan hacer medicina personalizada. El estudio de los genes es fundamental, porque cada gen está vinculado a una alteración concreta», ha añadido Povedano. Además, ha advertido que factores como el incremento de la temperatura global podrían estar relacionados con un aumento de la incidencia de enfermedades degenerativas, lo que subraya aún más la necesidad de estrategias preventivas.
IMPORTANTES MEJORAS
El doctor Alberto García Redondo, investigador principal del Laboratorio de Diagnóstico Genético e Investigación en ELA del Hospital Universitario 12 de Octubre, ha explicado que el nuevo medicamento se basa en la tecnología de oligonucleótidos antisentido (ASOs), pequeñas moléculas modificadas químicamente que se unen a secuencias específicas de ARN para alterar la expresión de proteínas.
«Evitan que se produzca la proteína que provoca el daño tóxico a las neuronas. Su eficacia depende del diseño de la molécula, del punto de unión con el ARN y de la función del ARN diana», ha indicado García Redondo. También ha resaltado que los neurofilamentos son el biomarcador más útil en la actualidad. Estas estructuras neuronales permiten un diagnóstico temprano y funcionan también como marcadores pronósticos y de progresión. De esta manera, logra unirse a la secuencia de ARN mensajero, haciendo que la proteína SOD1 se produzca en menor cantidad y de forma funcional, es decir no tóxica y, por tanto, sin desencadenar la enfermedad.
Durante los ensayos clínicos en los que participaron 108 pacientes aleatorizados, se demostró que el inicio temprano del tratamiento se asoció con un menor riesgo de fallecimiento. El tratamiento arrojó resultados de mejora a las 28 semanas, con una reducción del valor de la neurodegeneración del 64-67 %. En la semana 148, aproximadamente el 25% de los pacientes experimentaron una mejora en la funcionalidad y/o en la fuerza desde momento basal. En concreto, se produjo un cambio de 3,6 puntos en la escala ALSFRS-R, que determina el estado clínico de la enfermedad y mide la funcionalidad del paciente, su capacidad respiratoria y fuerza motora.
Aproximadamente el 25% de los pacientes experimentaron una mejora en la funcionalidad y/o en la fuerza desde momento basal
Por tanto, como han destacado durante el evento, los ensayos clínicos han demostrado una eficacia en todos los criterios de valoración primarios y secundarios clave respecto a la escala ALSFRS-R 10. Es decir, la capacidad respiratoria y funcional, así como la fuerza muscular del paciente, la medición de neurofilamentos y la cantidad de proteína SOD1 identificada. De hecho, existen experiencias internacionales y europeas con el uso y administración de esta nueva terapia, que ya se reflejan en las últimas guías europeas sobre el tratamiento de la ELA y que lo recomiendan para los pacientes con la mutación SOD1. En cuanto a la seguridad, la mayoría de los eventos adversos registrados se han relacionado con la progresión natural de la enfermedad o con efectos secundarios ya conocidos, y que todos los efectos neuroglicanos fueron reversibles.
“El estudio VALOR estudia la seguridad y eficacia de este tratamiento en pacientes con ELA con mutación SOD1, reduciendo de manera temprana los biomarcadores de neurodegeneración y logrando beneficios en las escalas de referencia”, ha indicado el Dr. Alberto García Redondo,. “Además, se está llevando a cabo otro estudio, el ensayo clínico ATLAS que está evaluando la seguridad y eficacia de este tratamiento en pacientes portadores de la mutación en el GEN SOD1 que todavía no muestran manifestaciones clínicas de la enfermedad”, añade el investigador.
«Uno de los próximos pasos es entender si los pacientes asintomáticos tratados de forma temprana experimentan un avance más lento de la enfermedad. Tofersen abre un camino para futuras terapias genéticas y demuestra que la medicina personalizada es posible también en enfermedades devastadoras como la ELA», ha añadid el experto. Con esta nueva herramienta, Biogen y los especialistas de la ELA esperan no solo mejorar el pronóstico de los pacientes con ELA-SOD1, sino sentar las bases de un nuevo enfoque más personalizado, preventivo y eficaz en el abordaje de enfermedades neurológicas raras.
“En Biogen estamos comprometidos con la investigación en enfermedades raras, más aún en aquellas patologías tan complejas como la ELA-SOD1 que suponen una reducción en la calidad y la esperanza de vida tan drástica en poco tiempo. Como líder en biotecnología, nuestra responsabilidad es investigar nuevas fórmulas que logren una mejoría en estos pacientes. Este logro nos inspira a seguir explorando el vasto potencial de nuestro pipeline para extender la esperanza a otras enfermedades raras”, ha concluido Andrés Rodrigo, director general de Biogen Iberia.
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