Lorenzo De’Medici (Milán, 1951) indaga con el ensayo ‘Los Medici’ en los entresijos de su propia familia. Una exploración íntima del último heredero de una legendaria dinastía sobre la que se ha escrito mucho a lo largo de los siglos. Muchísimo. Y su autor incluso reconoce: «Hay muchas historias sobre mi familia, mucha parte de la fantasía popular o de la maledicencia. Tenía que contar cómo son las cosas realmente. Además, no hay ningún libro sobre mi familia escrito desde el interior».

¿Pesan más las ventajas o las desventajas de ser un Medici? Pues «ventajas prácticamente ninguna. Obligaciones muchas», subraya. Puestos a elegir un antepasado por el que sienta más aprecio o irritación, lo tiene claro: «Me gusta Anna Maria Luisa por su visión del futuro en lo que concierne a los bienes artísticos de la familia. Con su donación ha permitido que el mundo pueda ver los tesoros acumulados por la familia. Y ninguno es suficientemente malo para irritarme».

Sobre su familia hay muchos lugares comunes impulsados por las ficciones que lucha por desmontar

Su libro acoge secretos, faltaría más, pero hay que leerlo para desvelarlos porque «si lo hiciera, ¿qué secreto sería?». No le preocupa la responsabilidad de ser el último descendiente de la dinastía: «No pienso en ello. Es el destino y no se puede luchar contra mi propio destino». Sobre su familia hay lugares comunes impulsados por las ficciones que lucha por desmontar. Por ejemplo, «que usaban el veneno y la daga para abrirse camino». ¿Hay equivalentes a los Medici en el mundo actual? «Desde el punto de vista del mecenazgo, no. Ese papel lo cubren instituciones, pero no al mismo nivel, y gente rica con colecciones de arte, seguramente muchas», argumenta.

Maravillas de las que aprender

Si sus antepasados levantaran la cabeza y vieran a su amada Florencia invadida por un turismo masivo y no siempre respetuoso tal vez se llevarían un susto. Pero lo importante es que «el objetivo de regalar nuestros bienes a la ciudad para crear turismo ha funcionado». «Seguramente no se esperaba este éxito –prosigue–. Está bien que la gente tenga la posibilidad de ver maravillas y aprender algo».

De las contribuciones artísticas de su familia, se queda con una esencial: «Creer en los artesanos y hacer de ellos grandes artistas. Desde el punto de vista desde España, las dos estatuas ecuestres de reyes españoles: Felipe III (plaza Mayor de Madrid), Felipe IV (plaza de la Ópera). La primera, obra de Giambologna, terminada por Pietro Tacca, y la segunda, del mismo Tacca con el asesoramiento de Galileo Galilei. Son maravillosas».

¿Por qué ha elegido él vivir en la sombra? Sencillo: «Es más saludable vivir en la sombra que luchar en el punto de mira de miles de desconocidos. Es un consejo de Macchiavello«. De las numerosas historias increíbles sobre su familia, la que mejor resume lo que supuso para la humanidad probablemente sea «el financiamiento de la cúpula del Duomo de Florencia por Cosimo il Vecchio, encargada a Filippo Brunelleschi [a principios del siglo XV]; la letra de cambio creada por mi familia y de la que una se conserva firmada por uno de sus representantes, Giovanni Battista Strozzi, en Medina del Campo, y el buen gusto en el mecenazgo artístico».

Los Medici: mi familia

Lorenzo De’Medici

Ariel

391 páginas

22,90 euros