Jueves, 18 de septiembre 2025, 00:51
La de Carlos Ares es una de las propuestas más frescas y personales del indie español. Con sus dos primeros álbumes, ha demostrado que la música de guitarras y los códigos de la música urbana no están reñidos entre sí y pueden convivir en forma de canciones de calidad como las que factura este coruñés de 28 años que irrumpió pisando fuerte el año pasado con ‘Peregrino’ y ha revalidado las buenas sensaciones este 2025 con ‘La boca del lobo’. Se presenta este domingo en el festival solidario del Puerto Viejo Dale CandELA y en sala el próximo febrero en la Stage Live de Bilbao, cita para la que tiene ya todo el papel vendido.
– En ‘La boca del lobo’ sigue explorando su sonido y buscando un estilo propio.
– Sí, sí, es el segundo álbum de mi carrera y estoy tratando de reafirmar un poco ya una identidad que alcancé con mi debut, ‘Peregrino’, y a la que me apetecía darle continuidad con este segundo álbum.
– ¿Cómo ha sido la concepción y la grabación de los temas?
– Ha sido más sencillo para ‘La boca del lobo’ que para ‘Peregrino’, porque al final, cuando ya tienes un poco el camino trazado, resulta más fácil imaginarse las canciones. En mi caso ya tenía claro cuál era la formación en directo, la propuesta que yo quería llevar a los escenarios y todo el proyecto. Digamos que yo vivo mucho del directo, y que el epicentro de mi proyecto, incluso a nivel creativo, es el concierto. Ya sabiendo cuáles eran los músicos que me iban a acompañar, me resultó mucho más sencillo pensar en los arreglos para cada uno de los temas y en qué es lo que me hacía falta para complementar también el concierto y la gira.
– Siendo un LP concebido para el director, la propuesta escénica tendrá que ser potente.
– Eso intentamos. Siempre me acompañan seis músicos, somos siete en total, y tratamos de que sea un show lo más dinámico y entretenido posible, e interactivo incluso. También es cierto que por ahora somos un proyecto emergente y todavía no tenemos todos los recursos que nos gustaría, pero sí que tratamos de que el show, solo con las canciones, ya sea capaz de ofrecer algo interesante. La parte musical es en realidad el corazón de cualquier show. Y yo creo que sí, que tenemos una puesta en escena poderosa.
– Ha publicado dos discos muy seguidos, en el plazo de un año, algo no muy habitual hoy en día.
– Bueno, en realidad el primero se gestó durante tres o cuatro años. Las canciones se fueron escribiendo a lo largo del tiempo y con mucha paciencia. Al final lo que estaba tratando era de encontrar una identidad y eso no sucede en dos días, sino que hace falta la perspectiva que te da el paso del tiempo y una capacidad de autoanálisis y de darte cuenta de qué canciones van más contigo. Sin embargo, en ‘La boca del lobo’ fui muy consciente de la oportunidad que me habría brindado ‘Peregrino’, porque de repente tenía la atención del público y se notaba una emoción por parte de la gente en cuanto a mi música. Entonces, me pareció un momento que debía aprovechar y que me vendría muy bien tener un nuevo amasijo de canciones para poder ofrecer cosas nuevas a cualquiera que viniera a vernos a los conciertos.
– El mundo rural está muy presente en sus canciones. ¿Cómo ha vivido los incendios de este verano, muy cruentos en su Galicia natal?
– Ha sido duro, sobre todo por conocidos, por gente que lo ha sufrido más en primera persona. Es la impotencia de no entender por qué de repente está sucediendo de manera tan violenta y a la vez en todas partes. Te da para reflexionar sobre la maldad del ser humano o sobre el cambio climático, que también viene un poco a consecuencia del egocentrismo del ser humano. Yo tengo una conexión especial con la naturaleza y con el monte y estas cosas me afectan mucho.
– Esa conexión se nota en sus letras.
– A lo largo de mi vida mis padres me convirtieron en un amante del monte y de la experiencia de ir a la montaña. Íbamos prácticamente todos los años a la zona de los Ancares o de Somiedo a ver la berrea o a hacer rutas. Total, que me fui convirtiendo, sin darme cuenta, en un fanático de la montaña y del ambiente rural. Me di cuenta también de que me gusta y admiro el carácter de la gente de estos lugares porque están menos intoxicados por esta sobreestimulación a la que estamos sometidos todos los que vivimos en grandes ciudades o pegados a la era moderna. La gente que vive más alejada de eso se conserva más auténtica al no estar en contacto con el mundo artificial que creo que nos vuelve menos humanos.
– El festival Dale CandELA es un evento solidario singular de entrada gratuita. ¿Qué le parece?
– Me emociona especialmente porque mi tía falleció por ELA hace unos cuantos años. Entonces, claro, viví bastante lo que es la enfermedad. Es muy bonito poder participar en esto por lo que significa para mi familia y para mí.
– Tiene también una fecha en febrero en Bilbao con entradas ya agotadas, a meses vista. ¿Una muestra de que el disco está funcionando bien?
– Es una alegría. Hemos intentado movernos a una sala más amplia para poder ampliar las entradas pero nada, ha sido imposible. En cualquier caso estoy contentísimo, frecuenté mucho el País Vasco hace unos años y creo que podemos ser buenos amigos el público vasco y yo.
– ¿Se está moviendo algo nuevo en la escena alternativa española?
– Yo creo que es un momento bonito. Hay gente con mucha creatividad y en el panorama más alternativo me parece que se están abriendo nuevas puertas con gente como Rusowsky, Barry B o Judeline, todo propuestas interesantes y de la mano de gente atrevida que se está animando a explorar nuevos terrenos, tanto en la parte estética visual como en la parte del sonido. Y eso siempre es positivo porque seguramente serán una inspiración para muchos otros artistas que busquen su personalidad y se darán cuenta de que no hay que tener miedo a probar. Al final, se trata de ser original y de crear, y además creo que el público tiene los oídos abiertos y está receptivo a nuevas propuestas.
– Su música demuestra que las guitarras o incluso el folk no están reñidos con los nuevos sonidos urbanos.
– Sí, yo busco la vanguardia en mi música por más que mi propuesta también busque algo clásico, un poco por melancolía o por echar de menos cierto tipo de canciones, cierto tipo de letras o de música como se podía concebir antes. Así que me gusta fusionar lo clásico con la modernidad y estar presente en lo que está sucediendo en la actualidad. Me interesan mucho los nuevos códigos y se trata de encontrar ambas cosas. Es bonito, porque a la gente le gusta esa fusión, le gusta que le des algo que ellos identifican pero también se sorprenden con las cosas nuevas. Menos mal que el público te permite hacer cosas diferentes porque si no sería un aburrimiento.
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