Son innumerables las películas que vienen a la mente al conocer la triste noticia de la muerte de Robert Redford. Uno de tantos clásicos imborrables que protagonizó el actor fue Memorias de África, siempre con una huella en nuestro recuerdo. Dirigida por el versátil Sydney Pollack y protagonizada por Redford junto a Meryl Streep, con una emocionante música de John Barry, es una de las más grandes historias de amor de nuestro tiempo.
Parece que la responsable de encarnar a la temible Miranda en El diablo viste de Prada no ha conseguido olvidar del todo su experiencia en aquel rodaje, ya que unas décadas después todavía parece atesorar un entrañable recuerdo sobre el actor que encarnó a su objeto amoroso en la pantalla.
Streep interpretó a la propia escritora en cuya novela se basa la cinta, Karen Blixen, que se casó con el barón Hans Blixen (Klaus Maria Brandauer) y se fue con él a Kenia con el fin de explotar una plantación de café. Pero durante su viaje, conoció al atractivo y aventurero Denys (Robert Redford), y comenzó con él una historia de amor que la cambiaría para siempre.
La película contiene, en palabras de la propia actriz, algunos de los momentos más apasionados de la historia reciente del séptimo arte. «Vemos a mucha gente follando en el cine, pero no una escena con ese amor y esa delicadeza«, explicó la actriz, en clara alusión a la escena en que Redford le lava el pelo.
«Cuando llegamos a la quinta toma, yo ya estaba enamorada y creo que eso se percibe en la película«, recordando que su compañero «era tierno y sensual. Yo deseaba que no acabase, a pesar de que estaba rodeada de hipopótamos«, comenta con humor sobre su pareja romántica en la ficción, al que consideraba todo un «rompecorazones».
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La crítica, sin embargo, no debió pensar lo mismo, y Redford fue bastante ninguneado en un carrera de premios, que sí se animó a recompensar a otros de sus implicados, entre ellos, el ya mencionado John Barry por su exquisita banda sonora; su director Sydney Pollack (que se alzó también con la estatuilla por su labor como productor), y el director de fotografía David Watkin, sumando 7 galardones sobre las 11 nominaciones que acumuló la cinta.
Premios aparte, la película consiguió conquistar el corazón de gran parte de la cinefilia, gracias a la inmensa química entre sus dos protagonistas y, por qué no decirlo, a una banda sonora que todavía, a día de hoy, sigue evocando esas bellas imágenes de los dos enamorados sobrevolando la sabana en un biplano.