La habitación principal se ilumina con los tonos coral de la ropa de cama y el paisaje costero que se filtra a través de la ventana.© Federico Villa
Una vivienda que se abre al paisaje
En la planta baja se encuentran el salón y el comedor, junto con una cocina a medida enmarcada por un arco recuperado. Un pequeño aseo, precioso como una joya, completa el nivel. En la planta superior, en cambio, una segunda sala de estar se abre a una terraza con vistas al verde paisaje. Aquí se encuentra también el dormitorio principal, cuyo cuarto de baño se oculta tras un volumen especialmente diseñado que incluye también una zona de vestidor, y la habitación de invitados, con su propio cuarto de baño. Las habitaciones son deliberadamente luminosas y relajantes, gracias a la cuidadosa elección de materiales y colores.
La escalera de chapa plegada y pintada en negro mate se extiende por el salón como un signo gráfico, un hilo conductor que atraviesa la habitación sin gravedad.© Federico Villa
En la planta superior, el techo restaurado, con sus motivos geométricos, se eleva como una alfombra voladora de colores terracota, índigo y salvia sobre paredes inmaculadas.© Federico Villa
La escalera de hierro, protagonista del salón
Bajo unos techos altos y aristocráticos, uno de los elementos más característicos de esta intervención es la escalera. Reelaborada a partir del diseño de los años 80, es ahora una verdadera escultura arquitectónica, obra de herreros expertos: con su tonalidad antracita y sus líneas rigurosas, rompe el clasicismo con un gesto audaz. Un volumen puro, que se convierte en elemento distintivo y eje de la distribución interior. Pero la verdadera estrella de esta planta es el techo pintado al fresco, tomado como referencia para la elección de los colores vivos del mobiliario.
El largo aparador azul recoge uno de los tonos del techo pintado. El estudio lo diseñó a medida y esconde además un pequeño minibar que se puede abrir y utilizar para tomar un aperitivo.© Federico Villa
Mobiliario a medida y de diseño
«El equilibrio constante entre la memoria y el presente, subrayado por los contrastes de materiales y colores, fue el hilo conductor que nos guió en este proyecto», apunta Bertola, Los muebles icónicos, elegidos o realizados a medida, definen atmósferas únicas; así, encontramos sillones de geometrías esenciales, mesas escultóricas, cuerpos luminosos que parecen suspendidos en equilibrio entre paredes blancas y suelos de madera vintage. “Queríamos diseñar muebles que realzaran la arquitectura”, añade, como el mueble bar azul de la planta superior, que evita viajes innecesarios a la cocina y sirve a los invitados que hacen uso de la terraza. Aquí, cada pieza y cada habitación cuentan un capítulo diferente, vinculado a un lenguaje común de elegancia mesurada y toques inesperados. En esta villa redescubierta, el tiempo fluye en sincronía: la historia mira hacia delante, lo contemporáneo tiende la mano al pasado y la casa respira su auténtica identidad.