Hace años la falta de diagnóstico temprano en la enfermedad de Alzhéimer se debía a que los pacientes acudían «tarde» al médico, cuando los síntomas estaban avanzados. «Pero se ha producido un cambio y ahora los especialistas mencionan la falta de tiempo en consulta, que es lo que facilita un buen diagnóstico, como la principal barrera» a la hora de diagnosticar la patología neurodegenerativa en las fases iniciales, según ha explicado este jueves Pablo Martínez Lage, director científico del Centro de Investigación y Clínica Memoria de la Fundación CITA-Alzheimer.

Asimismo, la falta de formación específica sobre la dolencia o la falta de equipos o recursos son otras de las principales dificultades a la hora de llevar a cabo diagnósticos tempranos, según revelan los estudios Map y Alma-Care, en los que han participado más de 140 expertos de diferentes especialidades, que han sido presentados este jueves por la farmacéutica Lilly con motivo del Día Mundial del Alzhéimer, que se celebra este 21 de septiembre.

Ambos trabajos tienen como objetivo identificar cómo afrontar el diagnóstico, el tratamiento y el seguimiento de las personas con enfermedad de Alzheimer en España a nivel sanitario, político y social, así como preparar el sistema para incorporar los últimos avances terapéuticos frente a la dolencia, que han sido aprobados por la UE pero aún no han llegado a España.

Las investigaciones revelan que, además de las barreras al diagnóstico temprano, la facilidad de derivación entre Atención Primaria y Neurología o Geriatría es moderada y lenta, según los especialistas. Por ejemplo, los pacientes tardan menos de tres meses en ser derivados desde Atención Primaria, pero pueden pasar más de seis meses hasta su primera cita con un especialista, en total unos nueve meses de espera. Asimismo, los médicos indican que la información que se ofrece en el diagnóstico es «insuficiente» para la toma de decisiones sobre la enfermedad.

La comunicación

“Los resultados de mapEA señalan que el diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer ha mejorado algo en los últimos diez años, pero queda mucho trabajo aún por acercar a la población los avances en la investigación en lo que se refiere al uso de biomarcadores y a la comunicación de un diagnóstico temprano y fiable. Es de destacar que estos avances no se han realizado ni con el plan nacional ni con la estrategia de enfermedades neurodegenerativas, sino que se ha debido fundamentalmente al interés, esfuerzo y dedicación de profesionales de Atención Primaria, Neurología, Geriatría, Psiquiatría o Enfermería, por decir algunas, así como de las propias asociaciones de familiares”, ha destacado Martínez Lage en la presentación de los estudios.

En concreto, el proyecto Alma-Care se ha centrado en identificar los puntos críticos y los recursos necesarios para trasladar a la práctica clínica las innovaciones terapéuticas, dado que han sido aprobados recientemente los dos primeros fármacos que ralentizan la enfermedad, Lecanemab y Donanemab, pero aún no han sido incorporados a la cartera de servicios del sistema de salud español. El objetivo del estudio es definir unas recomendaciones, resultado del consenso de un panel multidisciplinar de expertos a nivel nacional.

Las recomendaciones

Y, de las más de 40 recomendaciones que han sido elaboradas por 50 expertos de diferentes especialidades, 14 de ellas se han identificado como prioritarias. Según la doctora Raquel Sánchez-Valle, neuróloga en el Hospital Clínic de Barcelona y coordinadora del Grupo de estudio de conducta y demencias de la Sociedad Española de Neurología, se necesitan “diagnósticos tempranos y de precisión, y para ello, urge establecer circuitos ágiles de derivación entre niveles asistenciales y disponer de las herramientas adecuadas, incluyendo biomarcadores».

«Y no solo eso: necesitamos equipos clínicos expertos bien dimensionados, y que cuenten con neurólogos, enfermeras, neurorradiólogos, entre otros profesionales sanitarios; así como los recursos adecuados, como hospitales de día, resonancias magnéticas y atención continuada”. “Estos 14 puntos”, añade la doctora Sánchez-Valle, “son condición ‘sine qua non’ para llevar a cabo la selección de personas candidatas a las nuevas terapias y la administración de fármacos y su monitorización. De ahí su carácter prioritario”.

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