Más de 100.000 visualizaciones acumuladas por distintas publicaciones y republicaciones en redes sociales a lo largo de los últimos meses avalan el impacto de un gráfico que desmonta de un plumazo el discurso intervencionista sobre el mercado del alquiler. Su autor es Fernando Pinto, doctor en Economía y profesor en la Universidad Rey Juan Carlos, que ha publicado un análisis demoledor: la caída de la oferta de vivienda en alquiler explica de forma contundente la escalada de precios que viven miles de familias en toda España.

Analista del Observatorio del Alquiler, Pinto explica que «pocos gráficos puede haber más reveladores que este en el que se muestra la evolución conjunta de la oferta total de inmuebles en alquiler y el precio medio nacional de los arriendos. Los resultados no dejan lugar a dudas».

1-grafico-viral-oferta-alquiler-vs-precios.jpg

Gráfico sobre las ofertas de alquiler frente a los precios de alquiler

«Desde 2021, la oferta de vivienda en alquiler ha disminuido un 35%, mientras que el precio medio ha aumentado un 40%, superando por primera vez los 1.100 € mensuales en el promedio nacional. La correlación entre ambas variables es de –0,97, lo que indica una relación prácticamente perfecta entre caída de la oferta y aumento de los precios», explica el académico.

En opinión del economista salmantino afincado en Madrid, «estamos ante un proceso de caída y retiro progresivo de oferta que, por consiguiente, ha traído consigo un importante incremento de los precios. A todo esto se une la constante presión por parte de la demanda, explicada por el efecto población, la alternativa de la venta como opción más valorada por caseros que albergan dudas sobre la inseguridad jurídica del arriendo, etc.».

«Las soluciones están claras»

Pinto pide a los políticos que «reconozcan que las soluciones están claras. Lejos del dogmatismo intervencionista que solo ahuyenta propietarios y frena la inversión, lo que podemos hacer es aprobar incentivos fiscales a la puesta en alquiler de viviendas, como deducciones en el IRPF y bonificaciones en el IBI. Asimismo, podemos revisar el marco normativo que afecta a los pequeños arrendadores (procedimientos de desahucio, limitaciones de uso del inmueble, etc), con el objetivo de reducir la incertidumbre jurídica y aumentar la oferta voluntaria».

Pinto considera que, «en lugar de recurrir a controles de precios o restricciones administrativas que retraen la inversión privada, es posible reorientar la política fiscal para favorecer un mercado más competitivo, accesible y estable. Como siempre, el diseño de políticas debe sustentarse en evidencia, incentivos correctos y un diagnóstico económico riguroso, y el gráfico que se ha hecho viral es una señal clara de que el mercado necesita ajustes que restablezcan el equilibrio entre oferta y demanda».

Los datos sobre la falta de oferta

Como explicó Libre Mercado hace ahora algo menos de un año, «España lleva una década construyendo cuatro veces menos viviendas de lo necesario, lo que ha provocado una caída drástica en la oferta inmobiliaria y una subida sostenida de precios. Ciudades como Ávila y Burgos lideran los desplomes de stock disponible con caídas del 30 %, mientras que el repunte en visados de obra nueva sigue siendo insuficiente para compensar el déficit acumulado. En total, faltarían más de 860.000 viviendas respecto a los niveles normales de producción previos a la burbuja. A esta escasez se suman factores como la inseguridad jurídica, los impuestos y las políticas intervencionistas, que agravan aún más el desequilibrio entre oferta y demanda».

Este diario recalcó también recientemente que «desarrollar nueva vivienda y ponerla en el mercado en España puede llevar entre 12 y 14 años de papeleo y trámites, una cifra escandalosa que explica por sí sola la crisis de precios que vive el sector inmobiliario. A diferencia de otros mercados donde la oferta responde con rapidez a la demanda, aquí los promotores se enfrentan a una maraña normativa que retrasa cualquier proyecto: licencias lentas, planeamientos urbanísticos rígidos, obstáculos a reformas, trabas al cambio de uso y un urbanismo que favorece el bloqueo antes que la expansión. Con este panorama, no sorprende que construir más vivienda sea casi una quimera… y que los precios sigan desbocados».