Las constantes vitales del paciente están muy bajas y conviene recuperarse de manera urgente antes de que la bola se haga más grande. La Real … Sociedad volvió a dispararse en el pie por partida triple, cometió errores groseros imperdonables para ser Primera División y pudo ser goleada en La Cartuja por un Betis que de estar algo más atinado habría hecho media docena de tantos. El resultado pudo ser escandaloso y todavía más dañino para la moral de un grupo que no se encuentra, y lo peor de todo, esta vez sí que nadie estuvo a su nivel. Se demostró que hay un mundo entre dos escuadras que están llamadas a pelear por el mismo objetivo, pero es que anoche daría igual quién fuese el rival. Los de Sergio continúan sin ser un equipo compacto y sobre el verde tan solo terminaron tres canteranos, Aritz, Zubeldia y Oyarzabal, evidenciando que los fichajes ya están sobre el campo. Y eso que faltan Yangel y Óskarsson. No es un dato cualquiera y dice mucho.
Sergio sigue buscando su once tipo y este viernes volvió a apostar por su vieja guardia. Marín se mantuvo como titular cuando todo el mundo vislumbraba la entrada de Soler mientras que Brais, con máscara, completó el tridente con Gorrotxategi. En defensa, un flojísimo Caleta-Car por delante de un central de casa que se marcha a disputar un Mundial. La rueda de prensa del irundarra giró por dos vías: la concentración y la contundencia por uno lado, y no cometer errores por otro. Es muy complicado ganar en Primera División cuando vuelves a empezar perdiendo un partido sin que nada haya pasado todavía.
Esta vez el modus operandi fue un triste saque de banda. La defensa realista no se activó a tiempo y Lo Celso encontró un pasillo en el que brillar ante la mirada de la retaguardia realista, que en vez de estar en La Cartuja parecía que paseaba por la alfombra roja de la Zurriola. El Zinemaldia empezó ayer y Caleta-Car fue el encargado de entregar la Concha de Oro a Cucho que, incrédulo al estar solo dentro del área, ejecutó un remate perfecto a la red. Kubo y Brais también miraron la acción desde lejos para que, por quinto partido consecutivo, la Real empezara perdiendo. Esta vez no se había cumplido el minuto 7. Es un lastre imposible de soportar.
Regalos
Un gol de un saque de banda y un fallo de puños hicieron posible el repaso del Betis
Tuvieron suerte los de Sergio porque fue el propio Betis quien metió en el partido a la Real. Una pérdida de Junior tras una intensa presión dejó a Oyarzabal en posición para meter un pase a Barrenetxea, al que se le bajó la persiana ante Pau. El donostiarra encontró a Brais que ajustó una parábola al palo largo para empatar el partido. Los txuri-urdin por fin se dieron cuenta de que estaban en La Cartuja para meterse en un intercambio de golpes del que salió mal parado al cargarse con cuatro amarillas.
La Real se asentó y volvió a demostrar que con balón es peligrosa, pero sin él es un equipo endeble y absolutamente frágil. Llegaron ocasiones de Barrenetxea desde lejos, Marín en un córner, dos tiros bloqueados a Kubo y Marín, un cabezazo solo de Aramburu a balón parado y otro testarazo del capitán que se marchó por poco fuera. La Real merecía, otra vez, ir por delante en un partido, en una primera mitad, en la que apenas apareció Antony. El terror esperaba en el segundo acto.
Un desorden preocupante
Más allá de los goles, la segunda mitad sí que evidencia que algo no funciona dentro del grupo. Si el Betis apenas apareció por el arco de Remiro, el asedio fue incluso mayor que la primera parte ante el Madrid. A nada que el Betis hubiese estado algo más acertado, el partido era para goleada histórica. De un saque de banda para el 1-0, a una salida fallida de puños de Remiro para hacer el 2-1 dos minutos después de volver del vestuario. Enésimo disparo al pie y otra vez a remar. El golpe fue tremendo y la Real no se levantó de la lona, y lo peor es que en ese momento pareció suplicar el final bajando los brazos, algo que no se puede permitir por el escudo que luce en el pecho.
No queda otra que levantar la cabeza el miércoles ante el Mallorca, otro paciente en condiciones similares, pero de momento son dos puntos de quince y el bagaje numérico es muy pobre. Sin embargo, más allá de las cifras, lo más preocupante de ayer fue ver a la Real partida, sin ideas, con futbolistas andando e incapaz de competir otro partido. La Cartuja fue una pesadilla.