ExposicionesPor Sofía Guardiola
La galería Prats Nogueras Blanchard presenta, en su sede catalana, una exposición que recoge material preparatorio de algunos de los proyectos que la pareja de artistas no pudo llegar a realizar, entre los que se encontraba una intervención prevista en Barcelona
En el año 1958 Christo era un joven artista búlgaro que había escapado del comunismo de su país natal y que había conseguido, a través de Praga y Viena, llegar hasta París. Fue entonces cuando recibió lo que, en un primer momento, parecía un encargo convencional: una mujer le pidió un retrato de su madre. Lo que ninguno de los dos imaginaba era que, de ese encargo rutinario, nacería una de las parejas artísticas más importantes del siglo XX. Por supuesto, quien le pidió el retrato fue Jeanne-Claude, y la conexión entre ambos fue inmediata.
Ella, que había nacido en Casablanca, se encontraba en la capital francesa continuando sus estudios de Latín y Filosofía iniciados en Túnez, por lo que ambos eran inmigrantes lejos de casa. Además, pronto descubrieron otra coincidencia: habían nacido el mismo día del mismo año, con tan solo unas horas de diferencia.
En cuanto empezaron a crear juntos, se dieron cuenta también de que sus personalidades eran complementarias, pues el temperamento artístico y más caótico de Christo se veía favorecido por la mayor organización y rigurosidad de Jeanne-Claude, y viceversa.
Durante años, la pareja trabajó firmando sus obras únicamente bajo el nombre de Christo, aunque en 19994 instauraron la firma Christo y Jeanne-Claude por la que hoy en día se les reconoce.
En sus primeros trabajos, realizados durante el inicio de la década de los 60, ya se reconocen algunas de las características que marcarían toda su trayectoria posterior: el interés por el Land Art y las intervenciones de gran envergadura, por supuesto, pero también la crítica social o política implícita en su trabajo, mezclada con la espectacularidad visual. Es el caso de Wall of Barrels – The Iron Curtain, una respuesta poética al Muro de Berlín consistente en 89 barriles de petróleo que taponaban la Rue Visconti, en París, realizada en 1962.
Sin embargo, el verdadero salto a la fama —y a las obras megalómanas— lo dieron tras su partida a Nueva York en 1964. Allí consiguieron el apoyo del mítico galerista Leo Castelli y el resto, como suele decirse, es historia. Sin embargo, la pareja, consciente de los enormes desembolsos económicos que implicaban sus trabajos, y de que era demasiado sencillo caer en la necesidad de financiación privada o subvenciones públicas como única medida para crear, establecieron un patrón de autogestión que les permitió ser más independientes: costeaban sus trabajos mediante los bocetos, collages y dibujos preparatorios que Christo hacía de las posteriores obras. En ellos se reconoce una forma especial de dibujar, con trazos enérgicos y definitivos que casi parecen mostrar enfado.
Las obras que nunca se realizaron
Algunos de esos dibujos previos son los que ahora pueden verse en la exposición Christo & Jeanne Claude, la arquitectura de lo no construido, de la galería Prats Nogueras Blanchard, que podrá visitarse hasta el próximo 14 de noviembre en su sede de Barcelona. En ella, sin embargo, no se abordan sus proyectos más conocidos, como aquel en el que envolvieron el Reichstag alemán o Valley Curtain, consistente en una tela de 400 metros que atravesaba, de lado a lado, un valle de las Montañas Rocosas. Por el contrario, la muestra se centra en los proyectos que no pudieron llegar a realizar, que nunca se materializaron.
En el caso de dos artistas como ellos, con obras de grandes dimensiones que requieren la intervención del espacio público, parece sencillo imaginar por qué algunos de estos trabajos no llegaron a realizarse nunca, y de hecho muchas de sus obras más famosas fueron proyectadas por la pareja décadas antes de poder llevarse a cabo.
Algunos de los problemas más frecuentes eran la falta de permisos, de viabilidad o incluso de seguridad. De hecho, hubo una intervención de la pareja de artistas causante de dos accidentes mortales: Umbrellas, de 1991. Esta consistía en una serie de paraguas de 219 kilos y 3,6 metros situados en emplazamientos al aire libre, por un lado, de California, y por otro de Ibaraki, Japón. En la vertiente estadounidense de la obra, una racha de viento hizo que una de las sombrillas se soltara de su anclaje, arrollando a Lori Mae Matthew, de 33 años, mientras que en la parte nipona un operario, Masaki Nakamura, murió electrocutado cuando, al retirar una de las piezas, esta tocó un cable eléctrico.
No son ese tipo de tragedias las que alberga la muestra de Prats Nogueras Blanchard, sino las obras que nunca fueron, las que no salieron siquiera de los enérgicos dibujos del búlgaro para hacerse realidad. Entre ellas destaca en la exposición el proyecto para envolver la escultura de Colón de la Plaça Porta de la Pau, en Barcelona, de la que puede verse un boceto que data de 1976. Lo que pretendían en este caso era invitar a la reflexión pública sobre el descubrimiento de América y su posterior conquista, pero no pudo llevarse a cabo por no contar con los permisos necesarios para ello.
Los políticos locales llegaron a negarlos hasta en dos ocasiones, igual que sucedió en Madrid cuando presentaron su proyecto de envolver la Puerta de Alcalá. En la Ciudad Condal, sin embargo, Pascual Maragall dio el beneplácito cuando obtuvo la alcaldía de la ciudad en 1984, pero la pareja de artistas ya se había desencantado, y decidieron no realizar la intervención. Lo que sí llegó a celebrarse, en el año 1977, fue una muestra en la Galería Trece de la ciudad que mostró los dibujos y collages preparatorios, ofreciendo, al menos a sus visitantes, la reflexión que no pudieron proyectar a gran escala para todos los habitantes de la ciudad.
Christo y Jeanne-Claude en su estudio junto a la obra Green Store Front, 1964
Monumento a Víctor Manuel II envuelto en tela, Christo y Jeanne-Claude. Piazza del Duomo, Milán, 1970 Foto: Shunk-Kender © Christo and Jeanne-Claude Foundation
Wrapped Fountain, Spoleto, Italy. Christo y Jeanne-Claude, 1968 Foto: Carlo Bavagnoli © Christo and Jeanne-Claude Foundation
Valley Curtain, Colorado. Christo y Jeanne-Claude, 1970-1972 Foto: Wolfgang Volz © Christo and Jeanne-Claude Foundation
Christo en su estudio con los primeros bocetos de Over The River, Nueva York, 1992 Foto: Simon Chaput © Christo and Jeanne-Claude Foundation
Surrounded Islands, Miami. Christo y Jeanne-Claude, 1980-1983 Foto: Wolfgang Volz © Christo and Jeanne-Claude Foundation
Christo y Jeanne Claude en su estudio frente a los bocetos de Surrounded Islands, Nueva York (1981)
The Umbrellas, Christo y Jeanne-Claude. Japón—EEUU, 1984-91 Foto: Wolfgang Volz © Christo and Jeanne-Claude Foundation
Christo en su estudio, trabajando en un dibujo preparatorio para El Arco del Triunfo, Envuelto, Nueva York, 2019 Foto: Anastas Petkov © Christo and Jeanne-Claude Foundation
Wrapped coast, 1968-1969, Christo y Jeanne-Claude.
Wrapped Reichstag, Alemania, julio 1985. © Wolfgang VolzUn último homenaje
Por supuesto, estos no fueron los únicos proyectos que nunca llegaron a término, pero algunos de ellos no lo hicieron por falta de permisos, sino de tiempo, ya que Jeanne-Claude murió en el año 2009. Christo, sin embargo, llevó a cabo en solitario algunas de las obras que ya habían ideado en conjunto, como el “empaquetado” del Arco del Triunfo. Ambos llevaban trabajando en esta obra desde la década de los 60, cuando aún vivían en la ciudad y comenzaron a realizar sus primeras intervenciones del espacio público, pero no llegaron a materializarse hasta 2021, el mismo año en que el artista falleció.
Ahora que los dos han muertos no habrá más intervenciones efímeras, más monumentos cubiertos por tejidos blancos, similares a sábanas gigantes, que juegan con el viento y la incidencia de la luz del sol, pero sí queda un último proyecto, una obra que puede pasar a engrosar la lista de las ideas nunca realizadas o, por el contrario, acabar construyéndose, pues el proyecto sigue activo.
Se trata de la que sería su primera intervención no efímera: la Mastaba de Abu Dabi. La pareja ya realizó varias piezas con esa forma de pirámide truncada, y de hecho en 2018 Christo elaboró un homenaje a su mujer en Londres, pero siempre habían tenido, hasta ahora, carácter temporal. La de los Emiratos, sin embargo, está pensada para ser permanente y ya fue proyectada por la pareja en los años 70. Cuando viajaron allí, escogieron el tono anaranjado que tendrán sus ladrillos si este proyecto llega a construirse y realizaron los dibujos preparatorios a través de los cuales se construirá la obra. Un último homenaje para dos artistas que dejan atrás mucho más que el recuerdo de intervenciones efímeras: una forma novedosa de pensar el paisaje y de utilizarlo como materia prima para la crítica social y la reflexión.