Es atractivo el cartel del segundo festejo de esta Feria porque se sale del habitual «sota, caballo y rey». Está bien el mano a mano porque da más posibilidades (tres toros) a cada diestro. Sin ser primeras figuras, los dos interesan al aficionado. No existe entre ellos rivalidad porque su biografía es muy diferente: con nueve años de alternativa, Ginés Marín intenta volver a esa primera fila en la que ya estuvo; con sólo tres, Víctor Hernández está luchando a brazo partido por darse a conocer. Pero los dos necesitan un triunfo, a las puertas de Madrid, antes de la Feria de Otoño, en la que los dos actuarán. La incógnita son los toros de José Vázquez, el hierro más antiguo: oficialmente, desciende de Aleas pero hace ya dos décadas que eliminó todo lo de Santa Coloma para quedarse sólo con lo de Domecq. He visto lidiar toros suyos bondadosos pero también justos de fuerza.

Continúa el veranillo y el coso de Las Cruces vuelve a registrar una buena entrada. Los toros de José Vázquez dan escaso juego: se paran pronto, les falta fuerza y raza. Ginés Marín, muy torero toda la tarde, corta un trofeo al tercero, después de una excelente faena. Víctor Hernández muestra quietud y valor pero mata mal.

La tarde en la que Ginés Marín debutó con caballos en Olivenza, su tierra de adopción, advertí ya sus innatas condiciones para el toreo: tiene cabeza, facilidad y elegancia. Une mando y estética, algo poco frecuente, que hace pensar nada menos que en Paco Camino o en Ponce. Domina todas las suertes, desde el capote hasta la espada. Ha triunfado en todas las Ferias. ¿Por qué ya no está en ellas? No lo sé. Quizá le ha faltado en algún momento carácter, ambición, regularidad; quizá le perjudica la sensación de facilidad que da pero es un buen torero.

El primer toro se queda muy corto ya en los lances de salida, recibe un castigo mínimo. Está al borde de la caída y se raja a tablas. La faena de Ginés Marín tiene trazo limpio y fácil pero escasa emoción. Media estocada trasera es suficiente. Hemos visto muy poco.

El tercero, al quedarse debajo del caballo, se lo echa a los lomos y sufre un buen porrazo Guillermo Marín, el padre del diestro. El toro tiene muy poco recorrido, se para pronto, no parece dar opciones. Sin embargo, con mucha cabeza, Ginés realiza una faena magistral. Con la montera puesta, comienza con ayudados por alto, cargando la suerte. Se cruza al pitón contrario y le va sacando los muletazos que nadie esperaba. Acaba toreando de frente. Ha sido un trasteo impecable. Entra bien a matar pero la espada queda desprendida y el toro se amorcilla. A pesar de eso, corta una oreja: también se la hubieran pedido, en Las Ventas.

Recibe al quinto con lances muy suaves. Miden el castigo pero el toro se para muy pronto. Aunque protesta, Ginés le da distancia y lo mete en la muleta. Ha sido otro excelente trasteo: le ha hecho al toro todo lo que había que hacerle y lo ha hecho bien, con gusto. Pincha en todo lo alto.

El gran público todavía no conoce a Víctor Hernández, de Los Santos de la Humosa, pero los mejor informados ya hablan de él. De novillero, abrió la Puerta Grande de Las Ventas. Es el triunfador de las dos últimas ediciones de esta Feria de la Antigua: considera esta Plaza como su casa. En San Isidro, este año, tuvo una seria actuación y cortó una oreja. Algunas faenas suyas, esta temporada, han llamado fuertemente la actuación, por su valor seco, desnudo. A algunos, les ha recordado el estilo de José Tomás: una línea de mucho riesgo (que ya siguió, por ejemplo, Talavante, en sus comienzos). El mes pasado, en Torrejón, Víctor sufrió un grave percance, con fractura y hemorragia de cabeza. No lo ha acusado, esta tarde.

Víctor Hernández, este viernes en GuadalajaraX: @victorhdztorero

Cumple bien en el caballo el segundo. Quita Víctor por caleserinas, por alto, con el capote a la espalda: no es lo mejor para dominar a un toro que no humilla. Tampoco ayudan a eso los estatuarios. El diestro se muestra muy firme y quieto pero los muletazos son desiguales. Con el toro ya rajado, da impávidas manoletinas, que casi acaban con un disgusto. Mata a la segunda, sin cruzar.

El cuarto arrastra las patas, embiste incierto; tiene poca raza y es deslucido. El trasteo es firme, ante un toro rajado. Mete la mano con habilidad con la espada y descabella desde lejos.

El último, enmorrillado, con pitones, sale con la divisa en la boca (una estampa insólita). Una vuelta de campana lo quebranta mucho. Quita Víctor por gaoneras apuradas. Saluda, en banderillas, Marcos Prieto. El toro es noble pero muy justo de fuerzas, se desentiende, se para. Comienza el diestro la faena de rodillas, en el centro, con pases cambiados. Logra algunos muletazos lentos, de mano baja, mientras el toro aguanta. Cuando la res se para por completo, recurre al arrimón (la moda actual). Mata muy mal.

Aplaudo el valor de Víctor Hernández pero debe dominar más al toro; a veces, me hace pasar miedo. Y ha de aprender la técnica de la estocada.

Suelen repetir los taurinos un refrán: «El que tiene la moneda, la cambia». Ginés Marín la tiene, sin duda, además de una difícil facilidad, que es privilegio de los grandes. Mi apuesta es clara: si mantiene su actúa nivel de entrega, volverá a la primera fila, en cuanto le salga un toro bravo, en una Plaza de primera. Habrá que verlo en Las Ventas, el 11 de octubre, con los toros de Victorino.

FICHA

  • Guadalajara. Coso de las Cruces. Feria de la Antigua, Viernes, 19 de septiembre. Buena entrada.
  • Toros de José Vázquez, en general, de escaso juego y poca raza, se paran pronto.
  • GINÉS MARÍN, de turquesa y oro, en el primero, media trasera (petición y saludos). En el tercero, estocada desprendida (aviso, oreja). En el quinto, pinchazo hondo arriba y descabello (saludos).
  • VÍCTOR HERNÁNDEZ, de buganvilla y oro, en el segundo, pinchazo, estocada y descabello (saludos). En el cuarto, estocada baja y dos descabellos (silencio). En el sexto, pinchazo defectuoso y seis descabellos (palmas de despedida).