El Betis-Real Sociedad (3-1) disputado en La Cartuja dejó mucho más que fútbol. La gran polémica del choque giró en torno a la actuación arbitral y a la sorprendente ausencia del VAR en una jugada clave: una confusión de identidad que mantuvo en el campo a Natan cuando muchos entendían que debía haber sido expulsado.
En el minuto 34, Mikel Oyarzabal se marchaba en velocidad cuando fue derribado por Natan. La acción parecía clara: falta y amarilla para el central brasileño. Sin embargo, el colegiado Mateo Busquets Ferrer enseñó la tarjeta a Amrabat, que también participaba en la jugada, aunque su contacto con el capitán txuriurdin fue mínimo. La transmisión televisiva y hasta las estadísticas oficiales adjudicaron la amonestación a Natan, lo que alimentó aún más la confusión.
Seis minutos después, en el 40’, Natan cortó un contragolpe de Take Kubo con otra falta clara. Esta vez sí vio la amarilla. En ese momento, jugadores, banquillo y aficionados de la Real reclamaron la expulsión por segunda tarjeta. Pero no ocurrió nada: el acta reflejaba que la primera amonestación había sido para Amrabat, por lo que Natan seguía con solo una.
Lo que más indignó a los donostiarras fue que el VAR tampoco corrigiera lo sucedido. El protocolo de la tecnología establece claramente que uno de los cuatro supuestos de intervención es la “confusión de identidad”, es decir, cuando el árbitro amonesta o expulsa al jugador equivocado. En este caso, se trataba de una situación de manual: la amarilla debía haber sido para Natan y no para Amrabat.
La ausencia de aviso desde la sala VAR, dirigida en este encuentro por Pizarro Gómez, dejó helados a los realistas, que se sintieron doblemente perjudicados: primero por el error del árbitro de campo y luego por la omisión de la tecnología.
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El técnico de la Real, Sergio Francisco, no ocultó su enfado tras el partido. “Era la segunda amarilla de Natan, pero los árbitros nos han dicho que la primera se la habían apuntado a Amrabat. Es incomprensible, porque todos vimos que el que derriba a Oyarzabal es Natan”, denunció. Y añadió con dureza: “Sabemos que cometer errores es humano, pero para eso está el VAR. Si en una jugada de confusión de identidad no se corrige, ¿para qué sirve la herramienta?”.
La Real, que terminó acusando en el marcador sus propios fallos defensivos, considera que el partido habría sido muy distinto si el Betis se hubiera quedado con diez en la primera parte. Con un Natan expulsado, los de San Sebastián habrían jugado más de una hora en superioridad. El Betis, por su parte, se benefició de la interpretación arbitral y del silencio del VAR. El brasileño pudo acabar el encuentro sobre el césped pese a haber cometido dos acciones de amarilla claras.
El Betis-Real Sociedad reabre así el debate sobre los límites del VAR en LaLiga. El reglamento es tajante: la confusión de identidad es motivo de intervención. Sin embargo, en La Cartuja no se aplicó.