En la Zaragoza de finales de los años cincuenta, un ingeniero aeronáutico llamado Manuel Jalón Corominas puso en marcha una pequeña empresa que acabaría cambiando la vida cotidiana de millones de hogares. Su nombre era Manufacturas Rodex SA y en sus talleres se dio forma a uno de los inventos españoles más universales: la fregona. En ese negocio primigenio tiene su origen la fábrica que hoy está en manos del grupo Ketel, una multinacional de origen israelí que ha decidido cerrar la planta, lo que podría conllevar el despido de hasta 105 trabajadores. Supondría dar al traste un emblema de la industria local que atesora más de medio siglo de historia.

Jalón había trabajado en Estados Unidos y, a su regreso, quiso mejorar los métodos de limpieza que aún obligaban a arrodillarse y frotar el suelo con trapos. El resultado fue un sistema sencillo y brillante: un palo con un haz de tiras absorbentes y un cubo con escurridor. El invento, patentado en 1964, liberó espaldas y rodillas y se convirtió en un éxito inmediato.

La expansión de Rodex

Durante los años sesenta y setenta, Rodex creció al ritmo del invento. Sus productos se exportaban y la marca se consolidó en el mercado español como sinónimo de innovación en artículos de limpieza. La empresa se convirtió en un referente del tejido industrial zaragozano, generando empleo estable y proyectando a la ciudad en el mapa internacional del diseño de bienes de consumo.

Manuel Jalón, rodeado de fregonas, en una imagen tomada en 1995 en Barcelona.

Manuel Jalón, rodeado de fregonas, en una imagen tomada en 1995 en Barcelona. / El Periódico

No solo se fabricaban fregonas. Rodex diversificó su catálogo hacia todo tipo de artículos de plástico para el hogar, lo que anticipaba una tendencia que se generalizaría en la década siguiente.

Cambio de manos: de Curver a Rubbermaid

El éxito atrajo a multinacionales extranjeras. En 1989, Rodex fue adquirida por la holandesa Curver, especializada en productos de plástico para el hogar y el almacenamiento. Con este movimiento, la fábrica de Zaragoza se integró en una red global de producción, aunque mantuvo su peso específico dentro del grupo gracias a la experiencia acumulada.

Poco después, Curver pasó a manos de la compañía estadounidense Rubbermaid, otro gigante del sector, que absorbió la planta y su legado. Los cambios de propiedad no alteraron la actividad principal de la factoría, que siguió fabricando utensilios de limpieza y menaje bajo distintos sellos comerciales.

El desembarco de Keter

El siguiente gran salto se produjo en 2005, cuando la israelí Keter Group, multinacional de productos de resina y plástico para hogar y jardín, adquirió la división europea de Curver y con ella la planta de Zaragoza. El centro pasó a formar parte de un grupo con presencia en más de 90 países y una cartera de productos cada vez más diversificada.

Desde su fundación en Jaffa en 1948 y hasta bien entrado el siglo XXI, Keter fue una de las grandes multinacionales israelíes de carácter familiar, controlada por la saga de los Sagol. Esa etapa concluyó en 2016, cuando la firma pasó a manos de fondos internacionales de capital riesgo —con BC Partners y PSP Investments como protagonistas— que adquirieron la mayoría del accionariado. Desde entonces la compañía ha operado bajo estructuras financieras de capital riesgo, con intentos de salida a bolsa en 2021 y posteriores procesos de venta que no llegaron a materializarse. 

La actual fábrica de Keter en Zaragoza, situada junto a la carretera de Logroño.

La actual fábrica de Keter en Zaragoza, heredera de Manufacturas Rodex, que está situada junto a la carretera de Logroño. / Rubén Ruiz

Tras la reestructuración de su deuda en 2024, el peso decisivo en la gobernanza lo ejercen hoy los fondos y los acreedores internacionales, como fondos de pensiones globales y firmas de capital privado como Beach Point y Community, que ahora poseen la participación mayoritaria. Keter mantiene su sede en Herzliya pero su capital es, en la práctica, principalmente extranjero.

Adíos a un legado de 60 años y un centenar de empleos

Más allá de los cambios de nombre y propiedad, la planta heredera de la antigua Rodex ha representado durante más de seis décadas una historia de innovación y adaptación a los vaivenes de la globalización. Fue también un ejemplo de cómo un invento surgido de la observación y la necesidad podía convertirse en motor industrial.

La fregona dio origen a una empresa con proyección internacional, un legado empresarial que podría ahora acabar de desvanecerse por compleo con el anuncio de cierre que Keter ha comunicado al comité de empresa. El desenlace fianal dependerá de la negocación del despido colectivo (ere) presentado por la compañía. En juego están más de un centenar de puestos de trabajo.