Celebramos el Batman Day exponiendo algunas de las escenas favoritas de Batman por parte de miembros de la redacción. Recuperamos la idea de 2016 y ampliamos la muestra… será por páginas de Batman.
Aquí no hay buenos, ni malos, es una cuestión de gustos y cada uno tiene sus favoritos, el momento, el lugar, el significado, un detalle, una frase… convierten una viñeta random en algo especial para cada uno de nosotros… y de eso se trata de exponer esas escenas que nos dijeron algo, nos interpelaron, emocionaron o simplemente divirtieron.
¡¡Vamos allá!!
La escena de Antonio Valdepeñas
Batman Inc. Vol 2 #8
Grant Morrison y Damian Wayne. Creador y creación que tan buenos momentos nos han dado con los años a los lectores y a la editorial. Con Kubert, Quitely y Burnham, Damian tuvo un comienzo arrollador, carismático, un diamante por pulir, y el ponerlo con Dick, quien mejor podría llevarlo por el buen camino, nos regaló el mejor dúo dinámico de la longeva historia de Batman.
Este número de Batman Inc., la última pieza del puzle del autor, dio todo un volantazo dándole un final a Damian. Llevaba menos de 10 años entre nosotros, pero el rebelde chico maravilla, con el mismo corazón y moral que su mentor y hermano Dick, nos dejó con el corazón roto.
Un final —momentáneo— a la altura del personaje, salvando la situación solo como la nueva generación, sin los grilletes de la vieja forma de solucionar las cosas, se puede hacer. Todo un revulsivo, un torbellino mortífero, como vemos en las páginas de Burnham, luchando hasta su último aliento contra su gemelo para parar a su madre.
Una madre —y un padre— que, como nos lo expone Morrison, solo saben quererse y verse de esta manera tan violenta, perdiendo los dos en el proceso lo que más quieren, aunque veamos que uno lo sufre más que otro.
La pérdida de la inocencia, los progenitores usando en cierta manera a su hijo para la “guerra” entre ellos, por no saber cómo armarse de valor y dejar atrás todas las heridas y ser ellos mismos.
El compañerismo, la humanidad y la hermandad que dan ciertas personas que, aunque no sean de nuestra sangre, siempre están ahí.
Damian y Richard. Batman y Robin.
Eran los mejores. Son los mejores.
Hasta el final.
La escena de Raúl López
Batman #77: City of Bane part 2
A Batman no se le entiende sin Alfred, pero es que a Bruce tampoco, de ahí que cuando leímos por primera vez la escena con la que Tom King cerraba Batman #77 – tercera parte de la historia: La ciudad de Bane – nos mostramos incrédulos ante los acontecimientos, el asesinato de Alfred a manos de Bane delante de Damian Wayne y Thomas Wayne, sin que el pequeño vástago de Bruce y Talia pudiese hacer nada.
Not in front of the boy
La escena es desgarradora, a fin de cuentas, Alfred ha urdido un engaño. Bane ya había avisado que si algún componente de la batfamilia entraba en Gotham el mataría al mayordomo, con Bruce desaparecido lamiéndose sus heridas, y tras urdir Alfred un engaño simulando que ha conseguido liberarse de sus secuestradores, Damian accede al lugar donde se encuentra Bane y tras una corta batalla en la que su “abuelo paterno” le vence sin muchas dificultades ve cómo su irrupción es el detonante para que Bane cumpla con su amenaza retorciendo el cuello de Alfred. La culpa por su muerte ha perseguido al pequeño Damian hasta nuestros días quien se siente el culpable de Alfred haya muerto.
La escena con Damian llorando ante lo que intuye va a suceder es desgarradora, de esas que te marcan y que cuesta quitarla de la memoria por más que pasen los años. Y mucha «culpa» de ello la tiene el genial artística Mikel Janin quien fue capaz de transmitir todo el dramatismo en la cara a Damian así como la fuerza visual del momento del asesinato en la que Janin utiliza un recurso habitual en el de omitir fondos para dar todo el peso e importancia a nivel narrativo a las figuras, y vaya si lo consigue. Obviamente, aparte de la dureza de la escena el motivo de escoger este momento es por cuanto ha marcado su ausencia en los últimos la vida de todos aquellos que le veían como una figura paternal, especialmente Bruce, Dick y el propio Damian.
Tom King tuvo múltiples aciertos y algunos desaciertos y es evidente decir que un suceso como este marcará para siempre su larga etapa al frente de la serie siendo recordado como aquel que se atrevió a matar a Alfred.
La escena de Román de Muelas
Batman: Amor Loco
Paul Dini y Bruce Timm, creadores de la serie de animación de Batman en los noventa, dieron vida a Harley Quinn. HQ quizás fue uno de los mayores hallazgos de la serie. Con un diseño espectacular y una personalidad especial, la «novia del Joker» fue algo más que la partenaire y compinche de fechorías del Príncipe Payaso de Crimen.
Harley tuvo éxito e inevitablemente pasó de la tele a los tebeos. Batman: Amor Loco (1994) fue su debut en viñetas. También creado por Timm y Dini, el cómic es un one-shot, un especial , que explica el origen de HQ.
El cómic es exacto, preciso y de una exactitud diamantina. EL guion de Dini es tan brillante que uno se puede ver reflejado en él. Nos presenta a un Joker maltratador y a una HQ sumisa, ejemplificando perfectamente la espiral de toxicidad de las relaciones abusivas.
El amor de Harley por el criminal (su pastelito) la llevan a aprisionar a Batman más lejos de lo que el Joker consiguió jamás.
Y eso es lo que el murciélago le echa en cara a su némesis en la escena de tren, el clímax, el punto culminante del cómic, donde vemos la locura del Joker, donde los resortes del guion encajan a la perfección y donde nos encontramos con el humor irónico de un Batman en su prime, donde se intuye cierto respeto por la arlequina.
Una obra de relojería divertida, ingeniosa y que posee la poderosa capacidad de resumirnos los personajes en tres líneas y dos frases.
Hay escenas más drámaticas, más profundas, más significativas, más imaginativas a lo largo de la historia de Batman… pero pocas escritas con tanta precisión y tanto amor por los personajes.
La escena de Carlos Gullón
Batgirl: padre contra hija
Entre la infinidad de características que tiene Batman a lo largo de todas las cabeceras en donde aparece, en las relacionadas con la Batfamilia es en aquellas donde se permite explorar sus lazos más personales.
Cuando Bruce Wayne perdió a sus padres, tuvo a Alfred para darle un propósito y una vida. Cuando Dick Grayson se convierte en Robin, es porque Batman le adoptó y le dio también un propósito a su pérdida. No fue el mejor padre, pero supo criar a un chaval, con la ayuda de Alfred, de manera que se convirtió en el mejor de todos los héroes.
Después vinieron muchos, ¿pero que pasa con aquellos que no tuvieron al murciélago para ser tutelados? Kelley Puckett y Chuck Dixon fueron los encargados de traernos lo que fue el primer y más largo volumen de Batgirl, centrado en Cassandra Cain y que hemos podido ver parcialmente reimpreso en EEUU hace poco gracias a DC Finest. Se trataba de una niña, hija de dos asesinos que solo querían forjar un arma única. Por ello criaron sin lenguaje verbal o escrito a una guerrera, solo aprendió el lenguaje del cuerpo, siendo capaz de comunicarse únicamente con la violencia. Pero con su forma tan única de entender el mundo, conoció también la bondad y se desvió del camino que le habían marcado, dejando de lado todo lo que le enseñaron para llevar como empresa la de salvar a la gente.
Mientras Alfred cuidaba de Tim Drake y de Cassandra, poco a poco entendió que las peculiaridades de Batgirl no hacían más que intensificar su compromiso con el símbolo del murciélago que porta. Cuando esta perdió el control de sus acciones porque su padre y Slade Wilson la controlaron y manipularon mentalmente. Las peculiaridades hacen que se aísle y que, personajes que nunca vivieron con ella, no confíen, como Nightwing. Pero Tim convivió con ella cuando Alfred les tuteló, creía en ella. Bruce sabe que la familia es algo que se puede construir para aquellos que le acompañan en su empresa. Esto lo saben el guionista Adam Beechen y el dibujante Jack Purcell, quienes se ocuparen el segundo volumen de Batgirl, una miniserie que duró seis número en 2009.
Así que, cuando consigue enfrentar a su padre, David Cain, quien le había convertido, a través de la manipulación mental, en la asesina que ella siempre juró no volverse a convertir. Cuando tu propio padre ha violado aquello que es para ti lo más sagrado, quien ha manchado con sangre tus manos sin que tu pudieras resistirte, es tu «found family«. Pero Batman demuestra que es un justiciero por un ideal, por la bondad de ayudar a quien lo necesita, y que su familia puede ampliarse para aquellos que cada día demuestran su compromiso por el prójimo. Batman tiene su primera hija: Cassandra Cain. Cassandra Wayne para el futuro.
La escena de Luis Javier Capote Pérez
Y ahora pasamos a la publicidad
Anuncio de Editorial Bruguera.
Fuente: La Imaginoteca.
Mi primer recuerdo de Batman no es un tebeo ni una película ni un videojuego. Es de un anuncio de una de las mil y una revista que a finales de los setenta y principios de los ochenta poblaban los quioscos españoles con el sello del gato negro que representaba a la difunta -como editorial- y rediviva -como marca- Bruguera.
Era una imagen cargada de fuerza en la que Batman decía a Superman que juntos podían hacer grandes cosas. Era un anuncio de que los icónicos personajes de DC Comics iban a ser publicados por Bruguera. En aquellos días, la diferencia entre esta compañía y su competidora Marvel era completamente extraña para mí. El hecho de que una misma editorial publicara sus andanzas y las de Spider-Man o la Masa ayudaba a la consideración de que todo era uno y trino. Tendrían que llegar el año 1989 y la primera película detectivesca de Tim Burton para encontrar en aquel enfrentamiento entre Batman y Hulk la noticia de que se trataba de personajes pertenecientes a dos empresas.
La remembranza de este momento me lleva a otro tiempo, casi otra vida, en la que el superhéroe icónico por antonomasia era Superman. Los justicieros súper-poderosos eran el kriptoniano y luego estaban todos los demás. El hombre de acero gozaba de la popularidad de sus películas y el caballero nocturno aún estaba por llegar.
Cuatro décadas más tarde, Marvel y DC no solamente vuelve a reunirse para proyectos especiales, sino que se publican en España bajo un mismo sello editorial.
La escena de Fer García
Dective Comics #826. Masacre sobre ruedas
Cuando los compañeros de la sección DC me invitaron a acompañarlos en esta celebración del Batman Day no dudé por un segundo en dirigir mis pensamientos a la época en la que más disfruté de los cómics del hombre murciélago. Corría el año 2006, había finalizado Crisis Infinita a la vez que se daba inicio a los acontecimientos de 52, en forma de serie semanal, y en las cabeceras de este personaje se erigió un triunvirato que nos ofreció los mejores comics que jamás se han realizado sobre él, encabezado por Peter J. Tomasi en el cargo de editor (y que posteriormente se revelaría como un sólido guionista), quien asignó a Grant Morrison y Paul Dini, como los guionistas de dos brillantes etapas al frente de Batman y Detective Comics, respectivamente. La eficaz coordinación entre las cabeceras, el consistente desarrollo de sus sofisticados guiones, los conocimientos de las bases del personaje, el buen encaje de sus aportaciones a la mitología del murciélago y el espectacular trabajo de dibujantes como Andy Kubert, J. H. Williams III, Frank Quitely, Don Kramer, Dustin Nguyen o Patrick Gleason hicieron que esta etapa de la larga vida editorial del personaje fuese inolvidable.
La propuesta de Dini consistió en la publicación de historias autoconclusivas, mes tras mes, pensadas para el formato grapa, homenajeando a las aventuras de la Edad de Oro y la Edad de Plata que había leído durante su juventud, enfatizando el carácter detectivesco y la resolución de un caso cada mes, ideas que se podía percibir en las potentes portadas en blanco y negro de Simone Bianchi, que evocaban a la época de esplendor del género negro. Si bien los primeros números se centraron en una nueva rivalidad entre Batman y un renovado Edward Nigma por resolver diferentes misterios, no tardó en hacer acto de presencia el Joker, la gran némesis del personaje. Detective Comics #826, publicado en diciembre de 2006, fue el número elegido para que el payaso del crimen hiciese acto de presencia, en una historia ambientada en los días previos a la Navidad, con una Gotham nevada por cuyas calles la gente paseaba despreocupada comprando regalos para sus seres queridos. Sin embargo, aquel enfrentamiento no tendría lugar contra Batman, sino contra su discípulo.
Tim Drake, quien portaba el manto de Robin por aquel entonces, se encontraba investigando a una banda de traficantes de armas y cuando se disponía a capturarlos se vio en mitad de un tiroteo con otra banda rival, por lo que la historia comienza con este personaje huyendo en su moto mientras esquiva los disparos. Quedando acorralado por sus perseguidores, Tim se lanza al interior de un coche cuyo conductor le ofrecía ayuda, pero solo tiene un segundo para darse cuenta de que había cometido el mayor error de su vida antes de ser gaseado y caer dormido. Tras un flashback en el que dialoga con Bruce Wayne y Dick Grayson sobre Joker y los Hermanos Marx (de gran relevancia en el desenlace de la historia), comienza la escena que quiero destacar en esta ocasión, en la que Tim despierta maniatado con cinta adhesiva y luces navideñas en el asiento del copiloto junto a Joker, que conduce por la ciudad atropellando a los viandantes, aumentando la ira y el odio del joven justiciero.
Lejos de perder los nervios, Tim mantiene la cabeza fría en todo momento, sin ceder a las provocaciones del Joker y buscando una manera de salvar su vida, esperando un momento de debilidad que le permita liberarse y poder neutralizar a su enemigo. Dini retrata perfectamente el carácter de Batman a través de los aprendizajes realizados por su pupilo y los actos mediante los que los pone en práctica, así como del sentido de culpa por no haber podido reducir el reguero de muertes dejado tras el paso del vehículo por las calles de la ciudad. Don Kramer dibuja unas páginas fabulosas, en las que mantiene la tensión de la historia y realza los momentos en los que la locura del payaso del crimen se desata, traduciéndose en varios asesinatos cometidos en un breve lapso de tiempo.
Espero que este texto sirva para animaros a descubrir esta excelente etapa del personaje a quienes aún no la conozcáis y a releerla a aquellos que ya conocéis sus bondades. ¡Feliz Batman Day!
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Esperamos que te hayan gustado y que nos pongas en los comentarios tus escenas favoritas del Hombre Murciégalo.
¡¡Feliz Batman Day!!