La Reserva Federal de Estados Unidos redujo ayer su tasa de interés en un cuarto de punto porcentual e indicó que podrían venir más recortes a lo largo del año, luego de una tensa preparación para la reunión debido a los esfuerzos del presidente estadounidense Donald Trump por alterar la composición del organismo de gobierno de la Fed en respaldo a su campaña por una tasa de interés mucho más baja.
El lunes, en vísperas de la reunión, uno de los principales asesores económicos de Trump, Stephen Miran, asumió como gobernador de la Fed tras ser confirmado apresuradamente en el cargo por el Senado por una estrecha votación de 48–47.
Sin embargo, sus esfuerzos por destituir a la gobernadora de la Fed Lisa Cook fracasaron—al menos por el momento—cuando un tribunal de apelaciones, también el lunes, confirmó la decisión de un tribunal inferior que rechazaba el intento de Trump de despedirla por “causa”, debido a acusaciones de que había falsificado una solicitud hipotecaria para propiedades que compró antes de su nombramiento en 2022.
El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, en rueda de prensa tras la reunión del Comité Federal de Mercado Abierto, el miércoles 20 de septiembre de 2023, en Washington. [AP Photo/Jacquelyn Martin]
La decisión de los 12 miembros con derecho a voto del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés), compuesto por 19 miembros en total, fue adoptada por 11 votos contra 1, con Miran registrando su disidencia y abogando por un recorte de medio punto porcentual. Otros dos nombramientos de Trump durante su primer mandato, Michelle Bowman y Christopher Waller, quienes habían manifestado su disidencia en julio cuando la tasa se mantuvo sin cambios, votaron esta vez en línea con el presidente de la Fed, Jerome Powell.
No obstante, las deliberaciones en las próximas dos reuniones de la Fed—en octubre y diciembre—podrían ser más conflictivas, como lo indican los llamados “dot plots” en los que todos los integrantes del FOMC señalan cómo proyectan la trayectoria de las tasas.
Una leve mayoría indicó que habría dos recortes más de tasas este año, mientras que siete esperan que no haya más reducciones y dos prevén solo una adicional.
En respaldo a su decisión, el FOMC señaló que el desempleo había “repuntado” y que la inflación había aumentado y permanecía algo elevada, y que, “a la luz del cambio en el balance de riesgos”, se decidió realizar un recorte de la tasa, el primero desde diciembre del año pasado.
En sus declaraciones preparadas durante la conferencia de prensa posterior a la reunión, Powell indicó que la creación de empleo se había desacelerado y que los riesgos a la baja para el empleo habían aumentado, mientras que al mismo tiempo la inflación había subido y se mantenía “algo elevada”.
“A corto plazo”, dijo, “los riesgos para la inflación están inclinados al alza y los riesgos para el empleo a la baja—una situación desafiante”.
Ambos fenómenos son, en gran medida, resultado de los aumentos arancelarios de la administración Trump.
En lo que respecta a la inflación, y tratando de mantener un equilibrio debido a las afirmaciones falsas de Trump y sus partidarios de que los aranceles no son inflacionarios, Powell señaló que los aranceles más altos “han comenzado a aumentar los precios en algunas categorías de bienes, pero su efecto general sobre la actividad económica y la inflación aún está por verse”.
Agregó que se podía plantear un “escenario base” en el que sus efectos sobre la inflación serían “de corta duración”, pero también era posible que “los efectos inflacionarios pudieran ser más persistentes, y ese es un riesgo que debe evaluarse y gestionarse”.
Estas preocupaciones parecen ser la motivación de quienes, dentro del FOMC, sostienen que no debería haber más recortes de tasas este año.
En un comentario previo a la reunión, el columnista del Financial Times (FT), Robert Armstrong, citó análisis que sostienen que “la transferencia de aranceles a precios parece estar aumentando en lugar de disminuir”.
Ubicándose del lado de los “halcones”, subrayó el potencial de una gran turbulencia en los mercados financieros, dado que Wall Street sigue alcanzando máximos históricos.
“La inflación resurgente es el riesgo más aterrador en este momento”, escribió, advirtiendo que “otro brote inflacionario podría causar un colapso del mercado. Las valoraciones de activos de riesgo están infladas y la posición fiscal de EE. UU. es precaria. Expectativas de inflación fuera de control podrían llevar a una espiral en las tasas de interés a largo plazo que haría insostenible la carga de la deuda estadounidense y aplastaría a los mercados de riesgo”.
Con una deuda pública estadounidense de 37 billones de dólares y en aumento, estos temores no están fuera de lugar.
Si bien mencionó el efecto de los aranceles sobre la inflación, Powell no hizo referencia a su impacto sobre el empleo, que ha sido igual de significativo. Desde la reunión de julio, nuevos datos han mostrado que el número de empleos creados en la economía estadounidense en el año hasta marzo pasado fue más de 900.000 menos de lo estimado previamente.
Desde entonces, el crecimiento del empleo se ha desacelerado de manera pronunciada, con Powell reconociendo que “la demanda laboral se ha debilitado y el ritmo reciente de creación de empleo parece estar por debajo del nivel de ‘equilibrio’ necesario para mantener constante la tasa de desempleo”.
Un informe del FT esta semana señaló que las industrias productoras de bienes más expuestas al impacto de los aranceles “lideraron la caída en el sombrío informe de empleo de agosto de la semana pasada, que mostró que la economía estadounidense agregó apenas 22.000 empleos mientras la contratación se reducía a cuentagotas”.
La manufactura, supuestamente la gran beneficiaria de los aumentos arancelarios, perdió 12.000 empleos, llevando el total perdido este año a 78.000. El sector minero, incluidas las industrias de petróleo y gas—contradiciendo el mantra de Trump de “¡perforen, perforen, perforen!”—perdió 6.000 empleos en agosto. El empleo en el comercio mayorista ha disminuido en 32.000 puestos en lo que va del año.
La gigante industrial y agrícola John Deere afirmó que los aranceles le han costado 300 millones de dólares en lo que va del año y que esta cifra probablemente se duplique para fin de año. Ha comenzado a despedir trabajadores y reportó que su ingreso neto para el tercer trimestre cayó un 26 por ciento en comparación con el mismo período del año pasado.
El secretario del Tesoro, Scott Bessent, ha afirmado que por cada John Deere hay empresas que le dicen a la administración que los aranceles les han sido beneficiosos y que la inversión en capital y el empleo están aumentando—sin mencionar ningún ejemplo concreto.
De hecho, la situación en la economía, como se ha informado ampliamente, es que las empresas están suspendiendo sus planes de expansión debido a la incertidumbre generada por los aranceles y están tratando de implementar medidas de recorte de costos por el aumento de sus gastos.
La reunión de la Fed se realizó bajo lo que el Wall Street Journal caracterizó como una “presión política sin precedentes”, como parte de la campaña de Trump por tomar el control del organismo de gobierno de la entidad y asegurar recortes significativos de la tasa de interés, refiriéndose repetidamente a la necesidad de reducir el costo de la deuda pública en ascenso.
Esa presión se intensificará porque la reducción de ayer, e incluso la indicación de que podría haber más recortes, están muy lejos de la reducción de tres puntos porcentuales que exige Trump.
El intento de destituir a Lisa Cook, parte del esfuerzo por poner aliados abiertos de Trump al frente de la Fed, continuará, ya que la administración llevará el caso a la Corte Suprema con el objetivo de revertir los dos fallos adversos.
Y las circunstancias en torno al nombramiento de Miran para ocupar el puesto dejado por la repentina renuncia de la gobernadora de la Fed Adriana Kugler antes de que expirara su mandato en enero del próximo año van en la misma dirección.
Miran no renunció a su cargo como presidente del Consejo de Asesores Económicos, sino que simplemente tomó una licencia temporal. Esto significa que, por primera vez, alguien al menos nominalmente empleado por la administración se sienta en el organismo de gobierno de la supuestamente “independiente” Reserva Federal.
(Artículo originalmente publicado en inglés el 17 de septiembre de 2025)
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