El icono de la arquitectura brutalista, la Casa Sperimentale de Perugini, que sigue fascinando a todo el mundo (aunque está completamente abandonada).
Ubicada a tan solo treinta kilómetros de Roma, en pleno pinar de Fregene, se encuentra una de las construcciones más intrigantes del siglo XX en Italia: la Casa Sperimentale, también conocida como Casa Albero (‘La casa del árbol’). Más que una vivienda al uso, esta obra de arquitectura radical fue concebida como un auténtico laboratorio para experimentar. Diseñada en los años 60 por el arquitecto Giuseppe Perugini, su esposa Uga de Plaisant y su hijo Raynaldo Perugini, se construyó entre 1968 y 1975, y desde entonces se ha convertido en un icono de culto. Antes de caer en el olvido, su estética singular la convirtió en escenario de películas y campañas de moda para grandes firmas internacionales.
Una villa escultórica concebida como experimento de la arquitectura brutalista
La entrada a la atípica casa sobre pilares, a la que se accede por una recta y llamativa escalera roja.
© Marco_Piunti/Getty Images
Elevada sobre pilares y conectada por una llamativa escalera roja, la Casa Sperimentale se presenta como una constelación de volúmenes geométricos suspendidos, con cápsulas circulares y estructuras giratorias que desdibujan la idea tradicional de hogar. Su aspecto inacabado no es casual: la casa fue proyectada como un ensayo arquitectónico, una exploración sobre la modularidad, la flexibilidad espacial y las nuevas formas de habitar.
Se concibió originalmente como residencia de fin de semana, y su arquitectura responde a una visión vanguardista y provocadora. En lugar de cerrarse a una única función o estética, fue pensada como una estructura viva, adaptable y en constante evolución.
Brutalismo poético y utopía modernista
Vista de una cápsula suspendida de la fachada de la villa brutalista.
© Marco_Piunti/Getty Images
Una parte de la fachada con sus formas geométricas entrelazadas y deconstruidas.
© Marco_Piunti/Getty Images
Uno de los grandes interrogantes que se plantearon Perugini y De Plaisant fue cómo repensar la vivienda desde los valores de la modernidad. Su respuesta fue una propuesta arquitectónica brutalista abierta, experimental y transformable. Frente a la severidad habitual del brutalismo, esta casa ofrece una versión casi juguetona del estilo, donde el hormigón visto dialoga con el entorno natural y con una estética radical, sí, pero también libre y profundamente poética. Cada volumen, cada unión aparentemente imposible entre formas, es una invitación a imaginar otra manera de habitar el espacio, más intuitiva, más emocional y menos sujeta a normas tradicionales.
Un icono cultural a la espera de renacer
La casa, tal y como se aprecia desde la verja exterior, está abandonada. La vegetación cubre todos los alrededores y, poco a poco, va hundiéndola cada vez más.
© Marco_Piunti/Getty Images