Con 12 años le regalaron unos óleos. Y se lanzó a pintar. Su primer lienzo: una caja de puros de su padre. Todavía conserva el cuadro. Ahora, con 78 años, no tiene pinta de que se vaya a jubilar del pincel. Vocación perpetua la de Isabel Guerra, la monja cisterciense que desde hace 55 años reside en Zaragoza.
El martes 16 de septiembre se plantó en Madrid. Una década después de su anterior muestra, la artista despliega sus trabajos más recientes bajo el título ‘El fluir del tiempo’, una muestra organizada por Fundación Ibercaja con la colaboración del Ayuntamiento de Madrid que podrá visitarse en el Espacio Cultural Serrería Belga, con entrada libre, hasta el día 19 de octubre.
“Tenemos que expresar lo que en cada momento sentimos en el corazón, que es lo que nos da autenticidad e ilusión, no lo prefabricado, porque eso es atar al corazón”. Así se presentaba la madrileña con sus propuestas, enfundada en su hábito y con un chaleco de obra, aliñada con una humildad detrás de la que se esconde una de las pintoras más reputadas de las galerías patrias y extranjeras.
Clasicismo y modernidad
“Somos muchos los que hacemos chapuzas y pocos los elegidos para entrar en la historia del arte”, se resta importancia la consagrada, que aúna en esta exposición el clasicismo con la modernidad, jugando con la sabiduría de la tradición y la osadía de las técnicas más vanguardistas. “Utilizo hasta la inteligencia artificial (IA), pero solo como herramienta, porque la IA no tiene alma”, sentencia a Vida Nueva esta creadora rebelde, ya que nunca se dejó atrapar por lo que le funcionaba ante susceptibles clientes.
Ahí está su pintura actual, más empastada, con juego de texturas, arenas y elementos extrapictóricos, con el paisaje como referente. Sin signos confesionales en apariencia, la trascendencia se cuela con más explosividad que nunca. En las bailaoras de flamenco, en el galope de los caballos o en la huida de la nieve que evoca a Goya. Los focos de luz entre penumbras de otras etapas se traducen ahora en un pantone de colores vivos a golpe de óleos y acrílicos.
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