Este domingo se celebra el Día Mundial del alzhéimer una enfermedad que afecta a cerca de cien mil andaluces, sobre todo mujeres, pero también a cuidadores y familiares.
La edad es uno de los factores principales de riesgo. Sin embargo, cada año se diagnostican entre 150 y 200 nuevos afectados menores de 65 años. Gracias a la investigación, el diagnóstico temprano se ha convertido en la mejor herramienta para afrontar esta demencia. Combatirla debe involucrarnos a todos como sociedad porque, dicen los expertos, el alzhéimer puede ser la pandemia del futuro.
“Lo peor de esta enfermedad es la desconexión que tiene el enfermo hacia la gente, hacia la vida”. “Llega un momento en el que no conoces ni a tu propios familiares, no sabes quién eres y no entiendes nada del mundo. No sabes orientarte en ningún sitio. No entiendes nada. No reconoces nada. A mí eso me parece una historia de terror”. Son algunos de los testimonios que recogemos en Los Reporteros.
Por ejemplo, el de Sole García, diagnosticada en fase inicial de la enfermedad de Alzheimer. O el de Santiago Romero, hijo de enfermo de alzhéimer y autor “Olvídame más tarde”. O el de Maximino Regaña, cuidador de su mujer, que padece la enfermedad.
Esa enfermedad se llama alzhéimer. Para la mayoría, un titular, el mal del olvido, el 70 % de las demencias. Para quienes la padecen, un tortuoso camino de regresión que no tiene cura. Para sus cuidadores, una batalla perdida de antemano en la que ejercen de imprescindibles acompañantes. Pero mientras el cerebro se va apagando, hay quienes proyectan luz entre tanta oscuridad.
Según Eva Cuartero, coordinadora del Plan Integral de Alzheimer y otras demencias de Andalucía, “el principal factor de riesgo para padecer una demencia, el alzhéimer en este caso, es el envejecimiento, pero también vemos casos que nosotros denominamos preseniles y que son aquellos que se producen en edades tempranas, menores de 65 años. Suponen una media de 150-200 casos en nuestra comunidad al año”.
El primer plan andaluz de alzhéimer se puso marcha en 2002. El actual plan integral fue aprobado en 2023 e intenta profundizar en la atención social y médica de pacientes y cuidadores.
Para José Luis Cantero, catedrático fisiología de la Universidad Pablo de Olavide e investigador principal de CIBERNED, “el alzhéimer no empieza cuando aparecen los primeros síntomas de pérdida de memoria, sino que puede aparecer en el cerebro (…) hasta 20 0 25 años antes. Entonces, identificar esas lesiones iniciales en el cerebro con biomarcadores no invasivos, es decir, utilizando fluidos biológicos como la sangre y la saliva es esencial, porque eso permite hacerlos en centros de atención primaria e identificar a esas personas sin tener que ir a un servicio especializado.”
Así lo hacen en la Universidad Pablo de Olavide, donde avanzan en la detección temprana del alzhéimer a través de la saliva.
Para ayudar en la investigación de enfermedades neurodegenerativas, la donación de cerebro es una vía tan esencial como muy desconocida. Hay menos de 200 donaciones anuales en España. El Hospital Reina Sofía de Córdoba es la única unidad específica del biobanco de Andalucía autorizada para hacer la extracción. En estas dependencias también se conservan los tejidos, como explica Rafael Sánchez, director científico del Nodo del Biobanco de Córdoba.
El alzhéimer es un tsunami emocional que arrasa no solo a la persona afectada sino a su entorno. Y eso lo han tenido muy claro siempre en la CONFEAFA, la Confederación Andaluza de Alzhéimer y otras demencias. Dicen que llegan a donde no llegan las administraciones, especialmente, con terapias no farmacológicas. Este año conmemoran su treinta aniversario. Tres décadas tejiendo una red de apoyo imprescindible para la socialización de pacientes y cuidadores.