La actuación de Menil Swing en la Cooperativa La Unión clausura una edición marcada por el éxito de público y anticipa un 2026 cargado de sorpresas
El espíritu de Django Reinhardt sobrevoló anoche la Cooperativa La Unión para cerrar con ritmo manouche la novena edición de Montijazz. La clausura del Festival de Jazz de Montilla corrió a cargo de Menil Swing, una formación que ha hecho del gypsy jazz –el estilo inmortalizado por el guitarrista belga en los años 30– su seña de identidad. Con sus guitarras, contrabajo y violín, recrearon con fidelidad y frescura los ritmos que nacieron en los cafés parisinos del pasado siglo, ofreciendo al público un viaje sonoro a aquel universo bohemio.
Ha sido la primera vez que Montijazz programa este género y la apuesta transformó el patio de La Unión en un nostálgico club de jazz al aire libre. Los músicos —Raúl Márquez al violín, Javi Sánchez y Juampa Mejía a las guitarras, y Benjamín Groisman al contrabajo— conectaron desde el primer momento con el auditorio. Alternaron piezas clásicas y composiciones propias con improvisaciones brillantes, logrando que el gypsy jazz encontrara su espacio natural entre los vinos y el vermut de La Unión.
Un balance brillante
Celebrado los días 12 y 13 de septiembre en Bodegas Alvear, y el 20 de septiembre en la Cooperativa La Unión, Montijazz 2025 ha cerrado con un balance muy positivo, tanto por la calidad musical de los grupos invitados como por la respuesta del público. Los dos primeros días colgaron el cartel de completo y, en cifras globales, el festival ha superado el 90% de ocupación. “Estamos más que satisfechos con el balance de esta edición, por el seguimiento que ha tenido Montijazz, pero también por la calidad musical y generosidad de todos los grupos que han participado”, afirma Antonio Luque, director del Festival, al valorar esta novena edición.
Un festival con proyección
Las estadísticas de esta edición confirman el creciente impacto del festival en la ciudad y la provincia. Casi un 40% del público llegó de fuera de Montilla, y cerca de un 15% decidió pernoctar en la ciudad al menos una noche, reforzando el atractivo turístico de la cita. Además, una cuarta parte del aforo conoció Montijazz por primera vez este año, lo que señala un futuro de crecimiento y fidelización.
Rumbo al décimo aniversario
El festival encara ya su décima edición en 2026, que llegará cargada de sorpresas para celebrar una década de jazz en Montilla. La organización avanza que será una cita “muy especial, para los primeros diez años de un proyecto que ha logrado consolidarse como referencia cultural en Andalucía, uniendo patrimonio, vino y música en vivo”, apunta Antonio Luque.
El eco de Django Reinhardt en la clausura no fue solo un homenaje musical: también se alzó como metáfora de un festival en vuelo ascendente, capaz de reinventarse sin perder su esencia. Montijazz 2025 se despide con promesa de regreso: más jazz, más vino y un aniversario inolvidable en septiembre de 2026.