De vez en cuando los medios de comunicación se entretienen en completar tiempo, imágenes y espacio con algunas noticias que permiten ofrecer una cuota de … protagonismo a quienes desde la aparente inocencia de mensaje con textura lanar esconden la dolosa finalidad de hincar el colmillo de la manipulación más aborrecible, la que ofrece sus (pseudo)argumentos con el patrocinio involuntario de la infancia. Los niños, usufructuados vilmente como gancho para que sus comunicados capten la atención del ciudadano.
Así, todo lo que la Fundación Franz Weber denuncia…
Esta entidad vio la luz en Suiza. En 1975. El origen geográfico evitar exponer razones por las que es notorio que anda muy bien de pasta. La pista del dinero ahorra mucho tiempo en búsquedas, ya innecesarias. Fallecido su creador, ahora la cabeza organizativa la ostenta su hija, Vera.
Si en España quien lleva la voz cantante es miembro de Podemos y el director el argentino Leonardo Anselmi, uno de los ideólogos del supremacista y secesionista ‘procés’ catalán, e impulsor de la normativa –declarada inconstitucional posteriormente- que prohibía los toros en la región catalana, no cabe dudar sobre su poco equilibrada y objetiva opinión sobre la tauromaquia.
Ya nos advirtió Ortega y Gasset. Los toros son un elemento sustancial para advertir qué tiempos históricos y políticos corren por este Reino. Precisamente porque, como espectáculo poliédrico en su comprensión técnica, social y ética, impulsa a ocupar posiciones. Favorables, contrarias e indiferentes. En su día la Iglesia se opuso a los festejos con toros. Por el riesgo de las personas.
Lo último que he leído en un periódico es que la Fundación ha denunciado un grito que se escuchó en la plaza de toros de Valladolid, cuando el torero se perfilaba para matar al toro: «Piensa que es Pedro Sánchez». Yo, como casi todos, lo escuché con claridad.
Al escucharlo miré al toro. Lo miré fijamente. Había luchado con nobleza, con generosa entrega, sin prostituir su dignísimo linaje genético… Y afrontaba su final con la entereza de quien ha vivido con fidelidad a un destino que lo ha elevado más allá de una mera existencia biológica. Imposible pensar que era Pedro Sánchez.
Finalmente, me fijé en los cuernos del astado. «Piensa que es…» volví a escuchar, ahora ya solo como un eco interior; pero no, no creo que Begoña… La catedrática es fiel a su doctor, seguro, me dije.
Sea como fuere, pensemos con libertad. Y no solo porque el pensamiento no delinque, sino porque de modo no inusual ni siquiera somos su dueño.