La Fundación Franz Weber denunció hoy que los encierros son un «peligro social» tras ser embestido ayer un hombre de 82 años por un torno en Mayorga (Valladolid) cuando se encontraba en un huerto. Además, recordó que es el tercer incidente grave en menos de un mes y criticó la «pasividad» y «complicidad» de la Junta con estas actividades.
En un comunicado recogido por Ical, la Fundación recordó las fugas de reses de Pedraja de Portillo (31 de agosto) y Medina de Campo (6 de septiembre), que junto a lo sucedido ayer en Mayorga, evidencian a su juicio las «graves fallas» en la normativa sobre seguridad de encierros.
En este sentido, la Fundación consideró corresponsables al Ayuntamiento de Mayorga y a la propia Junta y recordó que las administraciones públicas bien actúan como promotoras, bien como responsables últimas de la seguridad pública y por tanto este tipo de situaciones deben ser denunciadas por los afectados.
Asimismo, los naturalistas señalaron que este riesgo también incluye a personas menores de edad, que pueden visualizar cogidas, heridas o el sufrimiento de personas involucradas en los encierros, e incluso ser ellos y ellas mismas los afectados por la fuga de reses. «No es extraño que vean sangre y que presencien situaciones completamente inadecuadas en el momento de su desarrollo psicosocial y moral, como los momentos de pánico de Medina del Campo o Pedraja», agregaron.
Al respecto, indicó que en 2018 el Comité de los Derechos del Niño solicitó a España «alejar» a estos grupos poblacionales para prevenir los posibles efectos nocivos de contemplar la tauromaquia, desde el maltrato y el sufrimiento de los animales, a las lesiones que pueden provocar en los participantes.
«Diferentes especialistas han advertido acerca de la exposición de las personas menores de edad a contenidos violentos, comprobando alteraciones en su comportamiento y midiendo diferentes niveles de agresividad y ansiedad posterior», dijo el coordinador de la campaña Infancia Sin Violencia, Rubén Pérez. «Todos estos incidentes, con personas lesionadas incluidas, acaban generando un contexto totalmente inadecuado para niñas y niños, que normalizan la violencia y verán como algo aceptable que sucedan estas cosas», concluyó.