Texto de análisis
21 sep 2025 . Actualizado a las 14:55 h.
No logró evitar el Real Sporting de Gijón una nueva derrota, la tercera consecutiva, después de haberse puesto por delante en campo de la UD Almería en un partido marcado por el excesivo protagonismo de las decisiones arbitrales. Centrados en lo que se refiere al juego para este artículo, aunque en un análisis completo no puede obviarse el arbitraje, ponemos la lupa sobre las 4 claves tácticas destacadas del encuentro de los de Asier Garitano:
Elección de perfiles con la defensa del pase interior como prioridad
Con un análisis superficial del rival, cabía esperar la importancia del juego interior en el ataque de un Almería que acumula mucho talento individual en su última línea. Por el perfil de sus extremos, Rubi acostumbra a ordenar que vayan hacia dentro, juntándose con el mediapunta y las caídas constantes de un delantero móvil como Baptistao. Con esa mezcla, el Sporting tenía la difícil misión de tapar las líneas de pase que se generasen sobre todo a los lados o espalda de su doble pivote, básicamente para que los andaluces no pudiesen verticalizar desde el pase y que el receptor girase para encarar el área.
Esto se notó ya desde la elección inicial del once, solo con la variante de un Justin Smith que estrenó titularidad en lugar de Nacho Martín en el eje. A sabiendas de que el talento diferencial del Almería podría hacer igualmente de las suyas, el Sporting mostró dos caras diferentes en esa fase concreta del juego. Con el bloque medio-alto, saliendo a presionar y con la línea defensiva a unos metros de su área, a los rojiblancos les costó más cubrir esos espacios e impedir ese pase vertical por dentro. No fue una sangría, pero era una amenaza constante. Sí fue mejor, por pura lógica posicional, con el equipo en un bloque más bajo, replegando cerca de su área. Con esa disposición, el espacio entre las líneas era inferior, las ayudas llegaban antes y los pases de los locales recorrían menos metros. Ahí el Sporting estuvo más cómodo sin balón por lo general.
Verticalidad y buena lectura de las transiciones ofensivas
El plan con balón, por contra, pasó por las transiciones y el juego vertical. Con Gelabert como principal receptor y conductor desde posiciones interiores, y Dubasin y Otero rompiendo al espacio, el Sporting encontró salida en varias ocasiones llegando a situaciones de área rival. Fue ahí, en último tercio, donde el costado zurdo tomó protagonismo. Las recepciones de Gaspar, con confianza al encarar en el 1vs1, y las incansables incorporaciones de Diego Sánchez, relevantes a la hora de fijar al lateral rival, recibiera o no el balón, supusieron un quebradero de cabeza para la zaga local mientras se jugó 11 para 11. Esta vez el equipo leyó bien la mayoría de estas situaciones y estuvo preciso con el esférico en las combinaciones para construir sus llegadas.
Notas: Gaspar lidera a un Sporting con 6 notables y 3 suspensos en la polémica derrota en Almería
Alejandro Vigil Morán
Correcto ajuste táctico con 10 sin renunciar a las transiciones
Como ya se desliza en la clave anterior, la expulsión de Guille Rosas supuso un claro punto de inflexión en el partido. El Sporting, sin dominar el balón sobre su rival, sí tenía control del contexto de partido, cómodo en la fase defensiva e igualmente peligroso cuando podía transitar. Con uno menos la dificultad era mucho mayor, y Garitano optó primero por formar con un 1-4-3-2, dejando dos futbolistas descolgados sin renunciar a las opciones del equipo de transitar. A pesar de tener algo más despobladas las bandas, el equipo se defendía muy junto y no acusó la inferioridad por dentro, estando bien ordenado en zona. Al equipo le costó salir, como es lógico, aunque llegó a tener alguna fase en mitad de campo rival, pero sobre todo estuvo equilibrado en defensa, algo que se acentuó con la segunda ventana de cambios y el paso a un 1-4-4-1 más definido que ayudaría a ocupar mejor los espacios sin balón, ya con 1-1 en el marcador.
Coordinación en el reparto de marcas, pero cierta dificultad para defender la frontal
El mayor debe a nivel defensivo se vio tanto con 11 como con 10. Por más que el equipo estuviera ordenado, y sobre todo bien coordinado, a la hora de defender el entorno del área, la zona más desprotegida o que encontró con mayores ventajas el Almería fue la frontal. Una zona de peligro, aunque muchos de los disparos de media distancia no obligasen ni a Yáñez a intervenir, pero que dieron pie, por ejemplo, a la situación del 1-1 (con 10 jugadores ya sobre el campo, eso sí). Tras cierta confusión inicial, el equipo mostró buenas maneras al comunicarse y ordenarse para repartirse adecuadamente las marcas e impedir sobre todo los pases filtrados en dirección a la portería. Se logró, pero esa zona desde la que Embarba tuvo el tiempo para rematar, o en la que probaron fortuna en varias ocasiones Melamed o Arribas, fue lo que más costó identificar y defender a los asturianos. Hay que vigilarlo.
Los cambios
Kevin y Nacho por Dubasin y Gelabert. Cambios que se produjeron unos minutos después de la expulsión de Guille, pasando a un 4-3-2, con Kevin ocupando el hueco de Guille y Nacho pudiendo refrescar el centro del campo con un perfil más defensivo, dando mayor libertad a Smith.
Pablo y Cortés por Smith y Gaspar. Modificación del sistema a un 4-4-1 con piernas frescas en las bandas. Ambos tuvieron la misión de ayudar en defensa y aportar velocidad en ataque, pero no tuvieron situaciones suficientes para aportarlo.
Caicedo por Diego Sánchez. Último ajuste a nivel de sistema, ya a la desesperada y en el tiempo añadido, con el objetivo de evitar una derrota cruel. Más allá de algunos pisotones por aterrizajes forzosos no se llegó a ver nada más del ecuatoriano con un mínimo margen de tiempo.
Dani Souto
Nota a Asier Garitano y el resto del cuerpo técnico
Suficiente. El planteamiento inicial fue correcto, positivo en las fases en las que el equipo tuvo el balón, que fue la menor cantidad de tiempo, con las ideas claras, y un sistema ordenado a la hora de coordinar las ayudas defensivas. Estaba cómodo y a la vez plantando cara mientras duró la igualdad. Ya con un hombre menos, los ajustes también fueron correctos para mantener cierta compostura, pero la dificultad era mayúscula, y el equipo no aguantó el reto, también con una gestión emocional importante y que pasó factura. Ese mal varias veces repetido durante todo el encuentro en la defensa de la frontal del área se terminó pagando caro. Que las opciones de puntuar se fueran en un 10 para 11 no lo achaco a algo meramente táctico. La cosa no iba mal, pero raro es el día para el sportinguismo en el que acabe con buen sabor de boca sin puntualizar nada. Si todo va bien, casi que lo normal es preocuparse.
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Sporting de Gijón