Como si fuera un gran secreto, la actriz Nagore Aranburu (Azpeitia, Gipuzkoa, 49 años) ha estado durante años trabajando sin parar, de película en película, mientras directores como los Moriarti, Asier Altuna o Telmo Esnal hablaban maravillas de su capacidad interpretativa. Sin embargo, el resto de los espectadores españoles se fijaron en ella gracias a la concatenación de La herida, Loreak y Amama, siguió siendo esa cara secundaria en Patria, Competencia oficial o Irati, hasta que llegó el estallido de su Miren de Querer. La mirada sobre Aranburu del público ha cambiado. “Aquí [se refiere a San Sebastián, donde vive] nada ha cambiado, en Madrid obviamente me ven de otra manera”. El Zinemaldia se ha convertido en esta edición en el escaparate de Aranburu, que de domingo a viernes asistirá a cuatro estrenos en la sección Oficial (aunque no todos a concurso): tres películas y una serie. “En el último año y medio he trabajado mucho. Es hora de disfrutar y descansar”, sonríe.

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A ella esta exposición no le atrae demasiado. “Yo soy de natural tranquila, me gusta encarar las cosas con espacio”, concede. “Nunca he tenido problemas con la carrera que llevaba. Nunca sufrí por trabajar en Euskadi y casi nada en Madrid. Supongo que es como lo quieras llevar. Sí tenía ganas de hacer más cosas. E igual me faltaban las oportunidades para poder visibilizar eso. Pero no me ha creado frustración. Es que aquí he trabajado muchísimo cuando en realidad no había tanta industria. He tenido suerte”.

Aramburu, en San Sebastián.Javier Hernández

Aranburu decidió quedarse en San Sebastián, formar familia, crecer en casa. “Me cuesta eso de coger el tren, cinco horas y media a Madrid, hacer la prueba y volver en otras cinco horas y media. Y el ruido de Madrid me avasalla. Por supuesto, esta profesión se construye más con noes que con síes. Aún recuerdo un día paseando y ver cuatro carteles de películas… y en las cuatro no me habían cogido”. Todo lo contrario que la imagen que se desprende hoy de la plaza de Oquendo, que separa el hotel María Cristina del teatro Victoria Eugenia, con las vallas del cine del festival: Aramburu asoma por todos los lados. “Pues fíjate, que incluso hasta después de Loreak no lo vi seguro. Sé aceptar lo que me trae la vida, y siendo madre asumes que tienes unas responsabilidades. Así que si no trabajara en una cosa lo haría en otra”, explica, aunque esconde que ya a los 12 años actuaba en teatro infantil.

Pedro Casablanc y Nagore Aranburu, en el primer capítulo de ‘Querer’.Nicolás de Assas

Tampoco cuenta a la primera que, además de actriz, en sus inicios escribía guiones. Y se centraba en la comedia, cuando ahora encadena personajes dramáticos. “Empecé a los 21 años en una serie cómica, escribía y actuaba. La industria vasca ha crecido mucho, pero antes había que hacer y saber de todo. Y en teatro, cine y televisión”. Así conoció a Asier Altuna, con el que escribía guiones en Euskal Telebista, y con Altuna llegó Telmo Esnal. Con ellos hizo la saga Aupa Etxebeste; Urte berri on, amona! y Amama. El mismo año de esta entró en el mundo Moriarti (como se conoce a los directores Aitor Arregi y Jose Mari Goenaga, por el nombre de la productora que crearon con Jon Garaño), con Loreak. “Me gusta repetir con la gente. Creas relaciones, y es un halago cuando te llaman de nuevo”.

La primera película que defiende en Donostia es Maspalomas (se estrena en salas el próximo viernes 26), en la que encarna a la hija de un anciano que vuelve a un gris San Sebastián tras años de gozo y libertad, disfrutando de ser gay en la localidad que bautiza el filme de los Moriarti, con quienes también trabajó en la serie Cristóbal Balenciaga. “Es un regalo trabajar con ellos, y aquí, como en las otras dos películas, he encarado personajes secundarios muy dibujados. Yo lo afronté desde un registro, y ellos me sacaron de ahí para alejarme de Querer. Me caracterizaron, me perdí un poco… y con toda la información que me fueron dando construimos de manera colectiva”.

Después llega Karmele, de Altuna, adaptación de la novela de Kirmen Uribe, que se estrena en salas el 10 de octubre, y que ahonda en la historia real de Karmele Urresti y Txomin Letamendi, exiliados en Caracas durante la Guerra Civil y luchadores vascos contra el franquismo en su vuelta a España (él murió torturado en 1950). Aquí ya le toca hacer de madre de protagonista y, por tanto, abuela de los críos del matrimonio. “Asier se ha reído mucho de mí diciéndome que ya estaba en la edad”. Más en serio, reflexiona: “Estamos viviendo un momento en el que necesitamos recordar lo que hemos sufrido. Y no tanto por los que se fueron o por lo que pasó, sino por los que vienen. Se nos olvidan las cosas demasiado rápido, y entiendo que es una arma para sobrevivir… pero eso es mal vivir. Y más con esta actualidad”.

Hay más: del rodaje de Querer pasó al de Karmele. De ahí a Zeru Ahoak. Después llegó Maspalomas. Luego le tocó Mi querida señorita (“Hago de madre de la protagonista, toda una mujer del Opus de Pamplona”) para llegar a Los domingos (en salas el 24 de octubre), con Alauda Ruiz de Azúa, la responsable de Querer. “Lo bueno del éxito de Querer es que la gente me descubre cuando ya tenía mucha experiencia, oficio. Y esa ola te trae confianza”, cuenta, mientras le da un vuelo poderoso a una larga falda de cuero.

En Los domingos Aranburu da vida a la madre superiora del convento de clausura en el que la protagonista, una chica de 17 años, está planeando ingresar: “Al contrario que la Miren de Querer, toda llena de pugnas internas y dolor, esta monja es alguien que no sufre, no tiene ningún conflicto. Posee su verdad y su paz, y desde ahí genera el contacto”. Una de las secuencias más llamativas, la de su duelo verbal con la tía de la chica, que se opone a su decisión, se encaró al final del rodaje. “Le dedicamos un día, y suerte que estábamos sentadas [risas]. Sabía que había que apretar muchísimo, jugar a ser pared y a la vez aportar. Fue extenuante y fantástico. Y enfrente estaba Patricia López Arnaiz, había red”.

Y en otoño, en ETB y en RTVE Play, tras su paso por San Sebastián, estrenará Zeru Ahoak, en la que retoma el personaje de la exinspectora de la Ertzaintza Nerea García, tras una primera entrega, Hondar Ahoak, en 2020. Todo, obra de Koldo Almandoz, otro secreto bien guardado del audiovisual vasco, y que mezcla Stieg Larssson con David Lynch en una investigación sobre una red de prostitución de lujo. “Con Nerea me divierto mucho. La serie es puro género, con mucha acción, diálogos superirreverentes. Y Nerea cae antipática, repleta de problemas, antisocial… y de ahí construyes para que el espectador le coja cariño”.

Desde la izquierda, José Ramón Soroiz, Jose Maria Goenaga, Nagore Aramburu, Kandido Uranga y Aitor Arregi, en la presentación de ‘Maspalomas’.Javier Hernández

La charla acaba bromeando sobre su homónima: la actriz comparte nombre y apellido con la modelo y esposa de Xavi Alonso. “Bueno, es gracioso. ¿Sabes que nos conocimos trabajando en una de las Etxebeste? Ella trabajó en el vestuario. Y en el estreno mis amigos me decían al ver los títulos de crédito: ‘¿También has hecho eso?’. Nooo, cada una en lo suyo”.