Desde la pandemia, el teletrabajo se ha convertido en una modalidad habitual para muchas empresas. Sin embargo, para nadie es un secreto que también plantea desafíos en la comunicación y a veces, en la productividad. Un ejemplo reciente y bastante controversial tuvo lugar en Itaú, el mayor banco de Brasil por activos, con aproximadamente 100.000 empleados. 

La historia se remonta a la semana pasada cuando la institución, después de meses de evaluar la productividad de su personal en remoto mediante herramientas de monitoreo digital decidió despedir de manera sumaria a 1.000 trabajadores por una supuesta «baja productividad».

Lo ocurrido sienta un precedente que preocupa tanto a la entidad como a los empleados, pues según datos de Bloomberg, el 60 % de la plantilla de Itaú mantiene algún tipo de acuerdo híbrido.

El comunicado del banco Itaú

Según el comunicado oficial del banco, la decisión se tomó tras una evaluación exhaustiva de las conductas de teletrabajo. Se afirmaba que algunos empleados mostraban «comportamientos incompatibles con los principios de confianza» que la entidad busca mantener. Y es que, en palabras de la entidad financiera, algunos de los empleados despedidos solo estaban conectados el 20 % del día, en comparación con el promedio del 75 % para todo el banco. 

Por su parte, los sindicatos cuestionaron la falta de transparencia del banco. Según Neiva Ribeiro, presidenta de uno de los grupos sindicales, “el banco creó una métrica y no se sabe cuál es”, ya que no se comunicaron claramente los objetivos de productividad ni los métodos utilizados para medirlos. “¿De qué objetivos estamos hablando? ¿Cómo se miden?”, se preguntaban desde sindicato bancario, vinculado a la CUT, fundado en Brasil en 1980.

Confusión y controversia 

Lo más curioso es que Itaú, a pesar de haber registrado beneficios récord de 6.400 millones de euros el año pasado, consideró que era necesario sancionar a empleados por supuestas deficiencias en productividad. Según el banco, el objetivo no era castigar, sino preservar la cultura corporativa y la relación de confianza con clientes y empleados. 

Desde hace tres años, la institución ha promovido la cultura de los llamados “iTubers”, un programa que busca fomentar la digitalización. Sin embargo, algunos críticos perciben la medida como un exceso de monitoreo y control, además de confusa. Bloomberg señala que algunos empleados afirmaron haber recibido ascensos recientes y comentarios positivos sobre su desempeño para, posteriormente, ser despedidos.