El ciclista barbastrense del equipo Cofidis Sergio Samitier ha sido el único de los cuatro altoaragoneses que comenzaron en Italia la Vuelta a España que la ha terminado en Madrid, en una etapa que pasará a la historia por su suspensión a la mitad debido a los incidentes con manifestantes propalestina.
Tras unos últimos años en el equipo Movistar en los que no tuvo oportunidad de disputar alguna de las tres grandes vueltas, este año ha corrido dos, primero el Giro y ahora la Vuelta. “Volví a correr una grande en Italia, y después la Vuelta. Ningún año había doblado y la experiencia ha sido chula. Tenía curiosidad por saber si mi cuerpo iba a responder y creo que sí. Pero en todo caso han sido demasiados días de competición, soy el segundo ciclista con más días de carrera esta temporada. Pero el cuerpo ha respondido bien”.
En el caso de la Vuelta, hacía seis años desde que disputara la última, y tenía ganas de volver. Y más en una edición con dos etapas en la provincia de Huesca. La primera acabó en Cerler. “Han sido dos etapas muy especiales, y la verdad es que no sé cuál me ha gustado más. Cerler es un puerto mítico, la referencia para los que entrenamos en esa zona, y siempre ha sido una referencia para mi desde que de pequeñito veía por la tele etapas de la Vuelta que terminaban ahí. Fue muy especial”.
Escapado por delante de casa
Y la segunda, partía de Monzón, pasaba por su casa, Barbastro, y recorría gran parte de Aragón para terminar en Zaragoza. “Esa segunda etapa también fue muy especial. Pasaba por casa, recorría Aragón, las dos fueron muy bonitas”.
En la segunda, dejó una imagen para la historia al pasar por Barbastro escapado y con la pañoleta de fiestas anudada al cuello. “Fue un homenaje a nuestras fiestas y creo que se va a quedar para el recuerdo. Pero lo que más me sorprendió de esa etapa fue como se volcó la afición aragonesa. Por todos los sitios que pasamos había un ambiente espectacular. La respuesta de la gente fue tremenda y además conseguí ir escapado hasta casi el final, así que salió muy bien”.
Apostó por las fugas, comenzando por esa en casa. “Esa escapada hizo que hipotecara mucho. Ese día gasté mucho y el resto de ciclistas en el pelotón pudieron guardar y recuperar, pero no lo cambio”.
Sobre todo a partir del ecuador de la carrera, se le vio con mucho protagonismo, metido en varias fugas. “En una gran vuelta lo que gastas no lo tienes después, pero llegué más o menos bien a la recta final. Este año la pena ha sido que los gallos casi no han dejado opciones a las fugas, pero para mi lo más importante fue ver que estaba ahí. Luego a veces sale y muchas veces no sale, pero estar ahí es importante”.
Eso sí, deja una reflexión interesante sobre el punto de forma y el saber moverse en carrera. “En el Giro llegaba mejor de forma, porque era el objetivo primero de la temporada, y no conseguí meterme en ninguna escapada. Al final es un poco aleatorio. En el Giro no se me vio porque estaba en el pelotón. Llegaron varias escapadas, y yo luego igual llegaba entre los treinta o cuarenta primeros, pero de esa manera no luces nada. Y en la vuelta hubo esa diferencia mínima, sea suerte o lo que sea, para meterme y que se me viera mucho más”.
Terminó en un buen puesto en la general, 31º y quinto español, pero no le daba casi ningún valor. “Cuando hablamos en el equipo de si había que luchar por la general o por las fugas, porque a todo no se puede ir, decidimos que las fugas. En la primera semana no me descuidé y por eso estaba bien en la general, pero como digo no se puede ir a por todo y apostamos por las escapadas. Ese puesto en la general al final llega como consecuencia de meterme en varias escapadas en etapas de montaña. Te pillan en el último puerto y no pierdes tanto tiempo. No le doy importancia a ese puesto final. Quizá si no hubiera intentado las escapadas podía haber acabado diez o quince puestos mejor en la general, pero no tiene sentido apretar cada día y que no se te vea. El mejor ejemplo es Castrillo, el día que no coge la escapada se queda atrás y pierde un montón, pero le da igual porque se trata de guardar para el día que se escapa”.
Volviendo al principio, ha sido el único altoaragonés de cuatro que ha terminado. Arcas, Barceló y Castrillo se fueron al suelo y tuvieron que abandonar con huesos rotos. “Para mi una foto muy especial fue la de la Vuelta 2019 con Barceló y Arcas. Y me ha dado mucha pena no poder hacer la misma los cuatro este año. El ciclismo hoy en día es casi una carnicería y se hacen pocos amigos, y nosotros somos cuatro amigos, de esos que te alegran los días. Les he echado mucho de menos en carrera. Espero que se recuperen bien y coincidamos más a menudo”.
“No tenemos la culpa de lo que sucede en Palestina”
En esta edición ha habido un tema polémico como son las manifestaciones propalestinas, que recortaron varias etapas, suspendieron la última y llevaron al abandono de un ciclista, Javi Romo, por caída. “No he pasado miedo, pero sí ha habido que tener cuidado. Y se han visto cosas, pero otras no. No me voy a mojar en el tema de Gaza. Pero sí que está claro que la vuelta es un escaparate mundial, que puedes estar a apenas un metro de los mejores ciclistas, para lo bueno y para lo malo. Les ha podido dar mucha visiblidad, y a mi me parece perfecto que se manifiesten. Pero si te pones en medio y tiras a un ciclista creo que no son maneras. Ha habido malestar en el pelotón, porque nosotros no tenemos la culpa de todo lo que sucede. Pero si opinas en este tema, sea en el sentido que sea, te comen. Te puedes manifestar por lo que quieras, pero de manera pacífica”.
En condiciones normales, su temporada habría terminado ya, pero va a seguir. “El equipo está luchando por la clasificación de puntos UCI y mantener la categoría y se trata de rascar todos los puntos que se pueda y donde se pueda. Así que voy a ir a las clásicas de Italia en octubre. Va a ser la temporada más larga de mi vida”.
“Yo soy yo y me paro con todos”
Un aspecto que ha destacado en esta edición de la ronda española ha sido la visibilidad de Sergio en los medios de comunicación, que le han buscado con frecuencia. Con su desparpajo y humor habitual, ha sido una de las caras más visibles en el pelotón, y también de cara a los aficionados. “En este ciclismo de hoy hay mucho seco, que va al control de firmas, firma y se va al autobús y casi no le ves. Yo soy yo, abro más la boca, me dejo ver más, voy al village, me paro con todos, y eso los medios lo han visto y le han sacado provecho. A los aficionados esas cosas les llenan y también me parece que hay que cuidarlos. Si me hago 25 fotos, son 25 personas felices”.