Lunes, 22 de septiembre 2025, 22:35
Después de años de espera, ayer, por fin, Diego Ventura hizo el paseíllo en la plaza de toros de Logroño. Había pique, no solo en el ruedo, sino también entre los partidarios de la familia Hermoso y aquellos que querían ver al torero hispano-luso. La pasión de seguir a un torero, de admirarlo y de no querer oír de sus triunfos contado por otros forma parte de la historia de la tauromaquia. Por eso el festejo de rejones de esta feria tuvo tinte histórico por lo esperado del cara a cara entre los dos toreros que se baten el cobre por el cetro del rejoneo. También estaba anunciado Sergio Galán, un rejoneador que torea con muchísima pureza y sobriedad por lo que, a lo mejor, no llega tanto al graderío al tener un concepto que no busca de manera constante el favor del tendido.
Le costó encelarse al primer astado de la tarde con Noche, la montura de Sergio Galán, con quien colocó dos rejones de castigo muy reunidos. El toro de Capea tuvo una embestida noble, aunque le faltó un poco más de empuje. Esa carencia la suplió Galán con Capote con quien llegó al tendido al colocar, en lo alto, en una batida muy de frente. Acto seguido pisó el ruedo Capricho, con quien prendió otro palo muy meritorio por los adentros. En el tercio final hizo su presencia Óleo, una pintura de pelaje isabelo de una bellísima expresión. Antes de tomar el rejón de hoja de peral colocó un par de banderillas cortas dejándose llegar al animal. Perdió el trofeo porque el acero entró a la tercera.
Alcotán fue el encargado de saludar al cuarto de la tarde, un astado que salió muy aquerenciado y al que a Galán le costó lo suyo poder colocar dos rejones de castigo. Sonaron palmas de tango protestando la condición mansa del toro, está claro que ese defecto no impide la lidia pero quizá desde el palco tenía que haber habido mayor sensibilidad en virtud del espectáculo. Salió Capote y el conquense le colocó dos banderillas muy logradas. La presencia de Bambino fue muy jaleada por los tendidos y el rejoneador logró cambiar los terrenos del manso ejemplar de Carmen Lorenzo. En los últimos compases de la faena apostó por Óleo y dejó un elegantísimo par a dos manos. Rejonazo arriba, muy efectivo. Cortó una oreja.
Diego Ventura se presentó en Logroño con Guadalquivir y recibió a su primero con la garrocha yéndose a portagayola. Dejó un rejón de castigo. Se hizo presente Nómada con quien dio sitio y colocó dos rehiletes con mucha verdad. Llegó el turno de Bronce, con quien protagonizó una banderilla muy expuesta al retirar la cabezada del caballo y se fue dando el pecho, de poder a poder. Fue ahí cuando La Ribera despertó. Acto seguido colocó tres banderillas cortas con Brillante y dejó el rejón de la suerte final en lo alto. En de Carmen Lorenzo fue duro a la hora de doblar y Ventura aplaudió ese gesto. Paseó un trofeo.
El quinto salió con muchísimo brío y Ventura lo recibió con Oro Negro firmando un bello momento al conseguir encelar la embestida del burel. Llegó el momento de Quirico que tuvo muy buen embroque en una banderilla. A continuación, fue turno de Quitasueño y tanto torero como montura supieron esperar el momento para hacer una batida que puso al público en pie. Junto a Querido enloqueció a los tendidos con tres rosas muy arrebatadas. Lo finiquitó por arriba. Cortó dos orejas.
Nómada y Guillermo Hermoso de Mendoza escucharon una cariñosa ovación cuando pisaron el ruedo logroñés. El tercero de la tarde fue el astado con más celo en la salida. Prosiguió con Berlín y su reconocido sentido del temple. Dejó dos garapullos y el toro, en el segundo de ellos, perdió las manos. Cambió de montura para ayudarse con Pasodoble y rubricar dos buenos palos. No tuvo mal son el de San Pelayo, aunque le faltó un poco más de chispa. Generoso fue el encargado de protagonizar la suerte de la rosa, el estellés quería colocar tres pero el palco solamente le permitió dos. Dejó un rejonazo y volvió a intentar la suerte en dos ocasiones más.
Llegó el último toro y Guillermo Hermoso de Mendoza salió a por todas después del triunfo de Ventura. En esta ocasión apostó por Jíbaro para recibir en la puerta de toriles a otro ejemplar de Carmen Lorenzo que siguió presto la montura. Llegó al ruedo Ecuador que firmó una batida tan torera como ajustada. De la mano de Berlín, con mucha reunión, rubricó buenos palos a pesar de que el toro fue perdiendo fuelle y terminó parándose. Esencial fue la montura que cerró la tarde. La lesión de Guillermo Hermoso de Mendoza en la mano izquierda le impidió protagonizar un par a dos manos, como es habitual, pero no quiso defraudar y colocó dos palos con las riendas cogidas en su cintura. Emborronó una sólida actuación con la tizona.
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