Ayer se escribió otro capítulo del idilio que mantienen Nvidia e Intel. La compañía de Jensen Huang anunció una inversión de 5.000 millones de dólares en Intel como parte del acuerdo de colaboración comunicado previamente, y destinado al desarrollo de chips para ordenadores personales y centros de datos.
Los años y la inteligencia artificial han dado la vuelta a la tortilla. El antes pequeño ahora se come una porción del grande venido a menos. Hay que recordar que cuando Intel reinaba en Silicon Valley, Nvidia no tenía más remedio que centrarse en el nicho de las tarjetas gráficas para videojuegos. A finales de los años 90, Jensen Huang avisaba de que Intel quería destruir su empresa lanzando una tarjeta gráfica propia. Pero hoy Nvidia, por contra, no mata a Intel, sino que, de alguna manera, la rescata, aunque no resuelve sus problemas estructurales.
La operación de Nvidia llega en uno de los peores momentos de Intel en su historia, un tiempo de despidos masivos, caídas bursátiles y sobre todo incapacidad para mantener el ritmo de innovación frente a rivales como la propia Nvidia o AMD, y en áreas de presente y futuro como la inteligencia artificial. Y sigue al movimiento que hizo el mes pasado el propio Gobierno de los Estados Unidos, que se hizo con una participación del 10% en la compañía, un trozo que se valoró en 8.900 millones de dólares. En un intento por mantener capacidades de fabricación en territorio nacional, en el decisivo sector de la computación, y no depender exclusivamente de marcas como TSMC o Samsung.
La operación de Nvidia finalmente la hará propietaria de un 4% de Intel. Sin embargo, el acuerdo no estipula que Intel pueda fabricar chips de Nvidia en sus plantas. Por lo menos a corto plazo. Algo que los analistas consideran vital para la supervivencia del negocio de fundición de Intel.
Hay que recordar que el acuerdo al que ahora llegan Nvidia e Intel tiene dos líneas de actuación en materia de desarrollo de producto. Para el ámbito de los centros de datos, Intel desarrollará procesadores x86 personalizados que Nvidia integrará en sus plataformas de inteligencia artificial. Por otra parte, para el mercado PC, Intel creará chips que combinen procesadores x86 con unidades gráficas RTX de Nvidia en un solo componente. Ambos productos utilizarán la tecnología NVLink de Nvidia para la comunicación de alta velocidad entre chips. De esta manera, Nvidia sale con garantías del nicho de los chips para videojuegos y está en disposición de llevar su tecnología a ordenadores de todo tipo.