Ciencia, naturaleza, cultura. Suscríbete a National Geographic por 1€/mes y recibe un regalo GRATIS ¡Aprovecha hoy!
¡NOVEDAD! Ya disponible la edición especial El cerebro infantil de la colección Los Secretos del Cerebro de National Geographic.
En España ha terminado el verano más cálido de la historia con 33 días de olas de calor y un futuro que obliga a repensar diferentes aspectos de las ciudades. El alto coste y el consumo energético de la refrigeración de los hogares ha sido tema de debate, así como la red de refugios climáticos. Un estudio de la revista Investigación Turísticas de la Universidad de Alicante estimó que existen 2.111 espacios, lo que equivale a uno cada 23.000 habitantes.
¿Cómo actuamos entonces ante el incremento de las islas de calor?
El problema no es solo de España. Al parecer, en Suiza también les inquietan las respuestas urbanas a las altas temperaturas. Eso ha llevado a que dos jóvenes trabajaran en una solución para espacios públicos como parques, plazas o paradas de autobús.
Cómo funciona el ladrillo de terracota
El proyecto de Andrin Stocker y Luc Schweizer, estudiantes de la Escuela Superior de las Artes de Zúrich, es uno de los finalistas del prestigioso James Dyson Award 2025.
James Dyson Awards
A veces las soluciones más innovadoras del futuro se encuentran en el pasado. Esta vez, acudieron a sus conocimientos de la escuela primaria para iniciar. ¿Cómo hacían las antiguas civilizaciones cuando tenían calor? Los egipcios, los babilonios y otros pueblos de la Mesopotamia lo sabían desde mucho antes de que se inventara la carrera de ingeniería industrial. Ellos conseguían la humedad y el fresco, a través de los materiales, especialmente la arcilla.

El dúo suizo comenzó a probar con diferentes opciones, tanto físicas como digitales. Utilizaron tecnologías como gafas de realidad virtual y trabajaron en una escala 1:1. Finalmente, lo consiguieron a través de impresión en 3D. En diferentes contextos combinaron diversas composiciones cerámicas para testar la de mejor rendimiento hasta descubrir que la terracota tenía la porosidad suficiente para refrigerar y mantener la estabilidad de una estructura.
Realizaron numerosos prototipos analizando la absorción de agua, la durabilidad y el comportamiento del flujo de aire de diferentes tipos de ladrillos. No sabían cuál era el material ideal, pero sí el objetivo. Los inspiraba la adaptabilidad del cactus, una planta que tolera la exposición solar.
Hasta que con la terracota vieron que en climas cálidos se podía reducir hasta 9º C el espacio. El sistema de refrigeración modular es muy sencillo:
“Los ladrillos cerámicos porosos absorben agua, que se evapora a medida que el aire caliente pasa a través del sistema de ventiladores solares”, explican en el sitio de James Dyson Award.
Un ladrillo sustentable
Con un panel solar que genera 200 vatios-hora al día es suficiente para que funcione el ventilador, mientras que en días de más de 30º C el consumo de agua es de 56 litros. Gran parte podría ser de origen pluvial, ya que su techo en forma de embudo recoge 24 litros de lluvia en un día.
James Dyson Awards
“Es escalable, móvil y energéticamente eficiente, lo que lo hace ideal para su uso en espacios públicos como paradas de transporte público, plazas o patios de escuelas. Al combinar materiales naturales con un diseño inteligente, ofrece una respuesta a los desafíos del calor urbano”, sintetizan en el sitio oficial.
El proyecto se llama blocº y de un modo muy sencillo aborda una de las problemáticas urbanas que mayor preocupación ha causado en Europa durante el último verano. Por eso, no es casual que sea finalista en los prestigiosos premios de diseño James Dyson Award 2025. ¿Será posible que funcione en un futuro cercano?
Los creadores señalan que ahora buscarán evaluar su rendimiento a largo plazo en entornos urbanos y también exploran la posibilidad de usarlo en espacios interiores para refrigerar, por ejemplo, naves industriales.