Miércoles, 24 de septiembre 2025, 00:32
La espera ha terminado. Dos años después, el planeta vuelve a paralizarse con una de las competiciones más emblemáticas: la Ryder Cup. En su mesa juegan apenas el Mundial de fútbol y los Juegos Olímpicos, pocos eventos mueven una cantidad similar de dinero a nivel mundial entre patrocinadores, audiencias y merchandising. Los doce mejores golfistas europeos y estadounidenses se miden del viernes al domingo en Nueva York y en el bando americano hay ganas de revancha tras la victoria del Viejo Continente en Roma 2023. Como entonces, Jon Rahm volverá a ser una de las referencias del equipo que capitanea Luke Donald. A diferencia de la edición de la capital italiana, en la que el vizcaíno logró la clasificación automática por los puntos conseguidos (como en 2018 y 2021), el inglés ha seleccionado a Rahm entre sus seis nombramientos a dedo.


La competición está a las puertas de cumplir cien años de vida, aunque Europa compite como tal desde 1979, ya que antes lo hacía Gran Bretaña y después esta con Irlanda. Alcanzará las tres cifras en la propia Irlanda en 2027, en el monumental castillo de Adare Manor, pero esta edición de Nueva York ya es histórica antes de comenzar. Por primera vez, los jugadores de Estados Unidos cobrarán por disputar el torneo. La PGA pagará a cada uno de los doce representantes 200.000 dólares. Hasta la fecha, cada miembro del equipo americano se embolsaba esa misma cantidad pero la donaban a una entidad benéfica. Esta cifra sube a 300.000 ahora, al margen de los 200.000 que irán a parar al bolsillo de cada uno. Ante las críticas y para silenciar los rumores, el mayor organismo del golf al otro lado del charco explicó que «ningún jugador ha pedido ser compensado». Europa, por su parte, se mantiene fiel a la tradición. Sus jugadores se llevan unos 50.000 euros que también entregan a fundaciones.
Vicecapitán
La leyenda José María Olazabal es uno de los cinco ayudantes de Luke Donald en Bethpage
Bethpage Black Course es el espectacular complejo que acoge la Ryder. Se ubica en Nueva York, en concreto en Long Island, la extensa isla que se alarga al este de la Gran Manzana. Según los expertos, es uno de los campos más complicados de Estados Unidos. Lógico, hablando de una Ryder. Pero la cosa va más allá: una placa avisa a navegantes de su dificultad. Junto al tee del 1 se lee «Atención, el Black Course es un campo extremadamente difícil, solo recomendado para jugadores altamente cualificados». Como los 24 que se reunirán los próximos días. Ubicado en un enorme recinto con otros cuatro campos más, es de titularidad pública y se conoce como «El club privado del pueblo». Eso sí, lleva un tiempo cerrado a cal y canto para estar en perfecto estado de revista para el gran torneo.
Duras condiciones
Se espera que llueva toda la semana e incluso el viernes puede haber tormenta eléctrica
En sus sinuosas calles y vertiginosos bunkers tratarán de buscar la gloria Europa y Estados Unidos. Lo harán bajo unas condiciones duras según las previsiones. Empezó a llover ayer y se prevé que siga cayendo agua hasta el domingo, día en el que se espera un tiempo más favorable a medida que pasen las horas. Para el comienzo de la competición, el viernes, se anuncian tormentas eléctricas, además de fuertes rachas de viento que remitirán el sábado. Si cae mucha agua los greenes estarán más receptivos, aunque la organización los secará lo máximo que pueda para convertirlos en pistas de ping-pong y así elevar la exigencia.
Habrá un ganador del LIV
En este contexto desembarca en territorio enemigo la Europa de Jon Rahm y Rory McIlroy, las dos máximas figuras del combinado que dirige Luke Donald. Serán muy importantes también golfistas en plena forma como Robert MacIntyre o Tommy Fleetwood. Donald repite en el cargo tras el éxito en Roma y lo hace acompañado de José María Olazabal, leyenda de la Ryder. El de Hondarribia, dos veces ganador del Masters de Augusta, es uno de los cinco vicecapitanes. Los hermanos italianos Edoardo y Francesco Molinari, el sueco Alex Noren y el danés Thomas Bjorn, capitán en el triunfo en París 2018, en la primera experiencia de Rahm en el torneo, completan la lista de ayudantes del inglés.


El bando americano está dirigido por Keegan Bradley, sobre el que hasta el último momento se ha especulado con que pudiera actuar también de jugador, y liderado en el campo por Scottie Scheffler, el número uno del mundo. Bryson DeChambeau, entre otros, promete ser una de las figuras que quieren amargar la semana a Europa. Xander Schauffele, ganador en 2024 de dos ‘majors’, ha dado un paso atrás en este curso debido a problemas físicos, pero está recuperado. Además de Rahm y DeChambeau, hay un tercer miembro del LIV en el torneo: el inglés Tyrrell Hatton. Por tanto, por primera vez el circuito saudí celebrará un ganador de sus filas. En Roma estuvo Brooks Koepka, aunque en el bando perdedor.


Europa domina 13-9 el enfrentamiento desde que compite como tal. Lo ha conseguido gracias a una superioridad apabullante como local –no cae desde 1993 en Sutton Coldfield, Inglaterra– mientras que ha sido capaz de imponerse hasta en cuatro ocasiones en territorio enemigo, la última en 2012 en el llamado ‘Milagro de Medinah’. En la periferia de Chicago, el equipo capitaneado por Olazabal obró una remontada histórica. A ese espíritu se agarran Rahm y compañía para hacer historia otra vez.
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