¿Es Paul Thomas Anderson el mejor director estadounidense vivo? En cualquier caso, estaba predestinado a dedicarse al cine. Nació hace 55 años en Studio … City, California, y creció en el Valle de San Fernando, la meca del cine porno, que tan bien retrató en ‘Boogie Nights’. Su padre presentaba un show televisivo con celebridades bizarras del cine de terror. Aprendió a base de devorar cintas de vídeo y de leer a los críticos que se rindieron a sus pies con peliculones como ‘Magnolia’, ‘Pozos de ambición’ y ‘The Master’.

Su último trabajo tras la nostálgica y deliciosa ‘Licorice Pizza’ llega el 26 de septiembre a las pantallas españolas con el ‘hype’ de estar ante la película del año. Lejos de la gravedad y la trascendencia de otras obras suyas, ‘Una batalla tras otra’ se debería encuadrar entre sus locuras, como la marciana y maravillosa ‘Embriagado de amor’, en la que Adam Sandler hizo su mejor papel hasta la fecha. Estamos ante un artefacto que se podría definir como comedia de acción, que apela al optimismo en un momento en el que Estados Unidos vive sus tiempos más oscuros.

Tráiler de ‘Una batalla tras otra’.

Anderson ya adaptó al inadaptable Thomas Pynchon en ‘Puro vicio’. Ahora se inspira libremente en ‘Vineland’, otra novela del autor estadounidense, considerado el máximo exponente del posmodernismo literario, para deslumbrarnos a lo largo de 161 minutos con una sátira cuya sinopsis es muy complicada de concretar. Digamos que hay una pareja de activistas contra las deportaciones masivas en la frontera mexicana formada por un padre y una hija (Leonardo DiCaprio con ecos de ‘El gran Lebowski’ y Teyana Taylor), un villano coronel del Ejército obsesionado con la pureza de Estados Unidos con el curtido rostro de Sean Penn y un profesor mexicano de artes marciales, un ‘sensei’ que defiende a su comunidad siempre con una cerveza en la mano, encarnado por Benicio del Toro.

‘Una batalla tras otra’ es la producción más cara de Anderson (100 millones de dólares), que la ha rodado en celuloide de 35 mm. y cámaras VistaVision, el formato que utilizó Brady Corbet en ‘The Brutalist’. La fotografía de Michael Bauman y la banda sonora de Johnny Greenwood, de Radiohead, al servicio del filme más político de Anderson, que retrata una América rota y dividida en la que los inmigrantes son capturados y encerrados en jaulas.

Teyana Taylor y Sean Penn en 'Una batalla tras otra'.

Teyana Taylor y Sean Penn en ‘Una batalla tras otra’.

La acción de ‘Una batalla tras otra’ transcurre en dos épocas distintas: la revolucionaria y 16 años después, cuando la lucha ha fracasado y las élites blancas supremacistas detentan el poder. «Empecé a trabajar en esta historia hace 20 años con el objetivo de escribir una película de acción y persecuciones, y la retomé cada dos o tres años», explica el director. «A principios de la década de 2000, tuve la idea de adaptar ‘Vineland’, un libro sobre la década de los 60 escrito en los 80. Veinte años después, intentaba decidir qué significaba la historia». Acción, humor, sátira política y una historia de amor paternal en la película más divertida y accesible del autor de ‘Magnolia’.