La UFC ha acostumbrado a sus aficionados a percibir cifras y logros de récord dentro de sus propias marcas. El dominio de la compañía dentro del deporte, en los últimos años, ha sido apabullante. Muestra de ello es la propia repercusión que en España hoy tiene la disciplina, la corporación e Ilia Topuria que, en algo menos de cinco años, ha logrado el sueño de ser doble campeón del conglomerado y pasar a la historia como uno de sus mejores atletas. Sin embargo, el entramado americano todavía no ha aterrizado en el país europeo.
Dana White si probó suerte con Australia en 2010 y, una vez derribó las puertas del país para celebrar un evento en suelo oceánico, no cesó de repetir evento tras evento. Sabía del potencial que tenía la nación. El territorio otorgaba a la UFC una doble vertiente donde percibir beneficios de gran valor: competidores de artes marciales mixtas aguerridos que querían hacer historia dentro del roster más prestigioso del mundo, y una afición que agotaba localidades y abarrotaba estadios en cada una de las ciudades que albergaban las veladas de la empresa estadounidense de MMA.
Año 2019. Robert Whittaker había ganado el título del peso mediano de la UFC justo un año antes, ante Yoel Romero, en una polémica pelea. Primero, el cubano no cumplió con la báscula y, por ende, no tenía posibilidades de ser monarca pese a una hipotética victoria. Después, la decisión de los jueces no convenció a gran parte del respetable, y el australiano salió del octágono con una sensación agridulce. Dana White, meses después de aquella gran batalla, colocó el primer reto como rey de la categoría al campeón. El nuevo oponente de The Reaper no era un rival cualquiera.
Israel Adesanya parecía ser la pura reencarnación de un Anderson Silva que, todavía inmiscuido en el estanque de tiburones que suponía la división de los medianos, daba ya sus últimos coletazos como competidor profesional. Fuerte, rápido y atlético pese a su altura, el nigeriano venía de ganar el título interino de la categoría frente a Kelvin Gastelum en una auténtica guerra sin cuartel. Su victoria ante el americano supuso su triunfo número seis en la UFC, con víctimas en su haber de la talla del joven Marvin Vettori o la leyenda Silva, entre otros.
UFC 243. El 5 de octubre y en el MARVEL Arena de Melbourne. Era todo aquello que ambos competidores debían saber. Israel Adesanya y Robert Whittaker ya tenían fecha para su próxima gran batalla. Ambos aterrizaban en Australia cuestionados, puestos en cuarentena, después de sus respectivas actuaciones. ¿Mereció ser campeón The Reaper? ¿Supuso Kelvin Gastelum el techo en la UFC para The Last Stylebender?
El octágono dictaminó sentencia, como siempre hace dentro de la UFC. Israel Adesanya fue un ciclón para Robert Whittaker. El nigeriano, asentado en Nueva Zelanda, arrebató al australiano el cinturón en dos rondas de combate, con un actuación que pasó a la historia de la compañía: The Last Stylebender fue el primero en hacer parecer un simple mortal a The Reaper, pese a sus guerras sin cuartel en el pasado, después de una finalización que dejó perplejo al respetable.
Un crochet de izquierda de Adesanya, dentro de un frenético intercambio entre el nigeriano y Whittaker, impactó de lleno en la boca del campeón. Mark Goddard, árbitro de la contienda, no quiso ni siquiera percibir los golpes en el ground and pound de The Last Stylebender. El nigeriano, más rápido, preciso y en la mejor forma física de su vida, acababa de noquear al monarca delante de su propio público, para poner el broche a una velada que pasaría a la historia de la compañía.
Un combate trascendental para la UFC con unas cifras para la historia

Israel Adesanya, en su entrada al octágono dentro del UFC 243 en Melbourne, Autralia
UFC
Israel Adesanya y Robert Whittaker pueden presumir de grandes logros, conseguidos sobre el octágono, en su carrera deportiva. Sin embargo, tanto el nigeriano como The Reaper fueron los protagonistas, aquel 5 de octubre del 2019, de una noche histórica para la UFC. El conglomerado había pulverizado su récord de asistencia para un evento: 57.127 almas abarrotaron las gradas del MARVEL Arena, para ser testigos del nacimiento de uno de los reinados más dominantes de la historia del conglomerado de MMA más grande del planeta.
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Dana White, con su velada protagonizada por Israel Adesanya y Robert Whittaker, redujo a cenizas su anterior marca. El UFC 193, celebrado en el mismo emplazamiento, contó con 56.214 asistentes, que pudieron ver en directo la primera gran derrota y comienzo del declive de Ronda Rousey, la peleadora que puso a las MMA femeninas en el mapa con sus dominantes actuaciones sobre el octágono. Tras la gran noche de la compañía en Melbourne, de la mano de The Last Stylebender y The Reaper, el aficionado español a las artes marciales mixtas solo piensa en una cosa… ¿Podrá Ilia Topuria superar la actual marca con un evento en el Santiago Bernabéu?