Algo se mueve en Toledo, y tiene buena pinta. Un nuevo proyecto ha surgido este verano, con muchas ganas de arraigar en un territorio que tradicionalmente no ha sido una de las plazas de baloncesto en el mapa de nuestro país, pero que cuenta con elementos suficientes para convertirse en una de ellas. Y con ese objetivo ha nacido este verano el Baloncesto Toledo, un nuevo club surgido en la localidad imperial que aterriza directamente en Segunda FEB, la tercera categoría del baloncesto español, desde donde ya está haciendo ruido.

En la Copa de España han ganado sus dos primeros partidos, ante Getafe y Cáceres, y este sábado juegan ante la Spanish Basket Academy el primer partido oficial de su historia en casa, en el Javier Lozano.

Hablamos con su presidente, Víctor del Río, para conocer de primera mano cómo surge este interesante nuevo proyecto en nuestro baloncesto, que cuenta con el aval de un entrenador contrastado como Sergio Vicente ‘Yeyo’ y una plantilla muy interesante para la categoría, con nombres experimentados en nuestro basket como Víctor Moreno o Sergio Mendiola y apuestas interesantes como Iñaki Álvarez.

G: ¿Cómo llega Víctor del Río a Toledo? ¿Cómo es ese inicio? ¿Por qué empieza todo esto?
R: Llegué hace casi cuatro años a la ciudad a través del festival de música que llevamos organizando desde entonces, el Toledo Beat Festival. Poco a poco me fui encontrando con una ciudad que tenía todos los ingredientes necesarios para un proyecto bonito como el del Toledo Basket: a nivel empresarial, institucional, de conexiones con Madrid, que es muy importante.
Además, soy un gran aficionado al baloncesto y Toledo tenía una deuda en lo deportivo. Había tenido historia en balonmano en Primera División hace 15 o 20 años, también en fútbol sala, pero el fútbol lleva más de 15 años en categorías regionales y el baloncesto nunca había tenido nada profesional. Nos juntamos un grupo de apasionados y pensamos que era el sitio adecuado. La respuesta de la gente fue inmediata: por ejemplo, en marzo del año pasado se agotaron en siete minutos las entradas para un partido de la selección española de fútbol sala. Eso nos hizo ver que había expectación y ganas de cosas positivas. En principio el proyecto iba a arrancar el año que viene, pero al hablar con la federación vimos que habría una plaza disponible y todo se adelantó.

G: ¿Cómo empieza de cero un club o un proyecto en general? ¿Por dónde se arranca?
R: Lo primero fue tener claro quiénes íbamos a sacarlo adelante, sabiendo que el primer año sería muy complicado. Teníamos que empezar casi por el tejado en vez de por los cimientos: no había estructura de club, pero había que dar pasos. El primer logro fue conseguir la plaza, incluso antes de tener el nombre registrado o hablar con las instituciones. Había varias opciones y llegamos a un acuerdo con Godella en junio.Después presentamos el proyecto a las instituciones, que dieron su visto bueno en instalaciones. Luego formamos la plantilla en apenas una semana o diez días, algo que parecía más complicado en una ciudad sin tradición. Sin embargo, tanto el entrenador como nosotros supimos transmitir a jugadores importantes que era un proyecto atractivo y empezaron a comprometerse uno tras otro. Creo que hemos reunido una plantilla extraordinaria, de las mejores de la categoría para un inicio.

G: Entiendo que al principio costaría que os tomaran en serio. ¿Cómo fue ese proceso?
R: Mi experiencia en Talavera, de cara al público, no fue positiva. Empecé un proyecto con otras personas, nos separamos empresarialmente y a los seis meses tuve que salir. La gente solo vio que no salió bien, así que no era una carta a mi favor. En Toledo tocó convencer a los jugadores mostrándoles el proyecto, asegurando seriedad y profesionalidad. En estas categorías, la mayoría son jugadores veteranos que quieren sentirse profesionales. Eso significa instalaciones, organización y estabilidad en el día a día. Poco a poco fuimos cumpliendo lo prometido. Los jugadores nos dicen que están encantados. Cuidamos detalles como lavarles la ropa a diario, algo que se asocia a clubes ACB, o darles un pabellón disponible cada mañana. Además, en dos semanas ya había casi 500 socios inscritos.

G: En estos primeros meses, ¿qué ha sido lo más complicado?
R: La falta de horas. Aunque en verano teníamos cierta disponibilidad, nos veíamos desbordados. Hicimos de todo: modificar el vestuario, tramitar inscripciones, licencias, planificar la temporada, contratos… Había momentos en que me asustaba al pensar en dónde me estaba metiendo. Pero ahora, a punto de empezar la liga regular, el club ya funciona casi en piloto automático y al presidente le llaman solo para lo importante.

G: ¿Por qué crees en Toledo nunca había arraigado el baloncesto?
R: A nivel de base me sorprendió, porque hay casi 800 niños practicando baloncesto en una ciudad de 90.000 habitantes. Es un porcentaje altísimo. Lo que faltaba era el salto profesional. Las limitaciones eran claras: un pabellón muy antiguo, de más de 30 años, con deficiencias que hemos tenido que ir cubriendo nosotros mismos, desde canastas hasta adaptar la tarima del pabellón.
La buena noticia es que el proyecto nace ligado a una promesa electoral de construir un nuevo multiusos, que podría arrancar el año que viene. Eso sería clave para dar un salto y aspirar a estar en Primera FEB en unos años.

G: ¿Cómo son las relaciones con las instituciones? ¿Qué apoyo tenéis?
R: Este año entramos a mitad de ciclo, sin partidas previstas en presupuestos, así que hemos tenido que hacer inversiones como la compra de canastas. Pero de cara a la próxima temporada sí nos gustaría tener ese apoyo. Me da envidia ver las subvenciones que reciben proyectos similares en Andalucía o Castilla y León. En Castilla-La Mancha siempre ha sido una carencia. Esperemos que nosotros tengamos la ayuda que otros no han tenido. Lo bueno es que el Ayuntamiento ha abierto los brazos al proyecto y nos han dado facilidades de instalaciones, lo cual es un paso importante. Estoy seguro que pronto verán lo que de verdad significa el proyecto y nos darán el apoyo que merecemos.

G: ¿Y cómo convenciste al entrenador, Sergio Vicente?
R: A través de su representante, Óscar González, con quien tengo buena relación. Cuando conseguimos la plaza le dije: “Ya la tengo, necesito un entrenador”. Y me dijo que tenía al idóneo. Justo Yeyo acababa de regresar de una etapa fuera de España y buscaba un proyecto aquí. Le encajó: cerca de su familia, en una ciudad como Toledo, y con la ventaja de construir el equipo a su medida. Para mí era importante que conociera Castilla-La Mancha y el contexto en el que se metía.

G: Para acabar, Víctor, ¿Qué tipo de presidente quieres ser? ¿Dónde ves al club en unos años?
R: Este proyecto no nace para quedarse en Segunda FEB. El objetivo es consolidarnos y, con el nuevo pabellón, estar pronto en Primera FEB. A partir de ahí, el tiempo dirá. Siempre digo que Toledo no tiene nada que envidiar a Palencia: han hecho las cosas muy bien y han llegado a ACB. Nosotros veremos hasta dónde podemos llegar. Lo que está claro es que la categoría se ha profesionalizado mucho en los últimos años y eso lo hace aún más atractivo.

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