Ya se sabe que una respuesta inflamatoria provocada por una infección crónica (por ejemplo, con el virus de la hepatitis C) puede contribuir al desarrollo del cáncer. Lo nuevo e interesante aquí es que las infecciones respiratorias agudas pueden conducir al desarrollo de metástasis debido a la respuesta inflamatoria que provocan. 

Para investigar esto, los autores del estudio utilizaron un modelo murino en el que pudieron demostrar la proliferación de células metastásicas latentes debido a la respuesta inflamatoria tras la infección por influenza o SARS-CoV-2. Sin embargo, no se demostró que los ratones murieran realmente con más frecuencia o antes por metástasis después de la infección. El efecto también parece ser entre 10 y 100 veces más fuerte tras la infección por gripe que tras la infección por el virus SARS-CoV-2 adaptado a ratones, pero esto también puede deberse al modelo de ratón. 

En cuanto a la transferibilidad a los seres humanos, el estudio demuestra que el fenómeno general también se puede observar en los seres humanos. Por supuesto, los autores no pueden demostrar que se trate del mismo mecanismo, ya que se trata de datos epidemiológicos. 

Sin embargo, dos cohortes independientes muestran que las pacientes con cáncer de mama con una infección documentada por SARS-CoV-2 tienen un mayor riesgo de morir por cáncer o de desarrollar metástasis pulmonares que las pacientes no infectadas. Dado que solo se examina como variable la infección documentada por SARS-CoV-2, se pueden descartar otros factores como el estrés o el menor número de visitas al médico debido a la pandemia, ya que estos también se aplicarían a las pacientes no infectadas. No obstante, afortunadamente, el efecto es limitado (aproximadamente el doble, o un aumento del riesgo del 44 % en la otra cohorte). Esto significa que, según estos datos, las pacientes con cáncer de mama no necesitan aislarse completamente para prevenir a toda costa las infecciones respiratorias. 

El efecto se analizó en las primeras fases de la pandemia, cuando no existían vacunas ni la variante Ómicron. Por lo tanto, el estudio no tiene en cuenta el posible efecto protector de la vacunación. La vacunación reduce significativamente el riesgo de enfermedad grave y, por lo tanto, de una respuesta inflamatoria grave tras la infección por gripe o SARS-CoV-2. Por lo tanto, cabría esperar que la vacunación también pudiera reducir el efecto sobre la formación de metástasis. 

Estudios futuros deberían investigar esto utilizando el modelo murino u otros datos epidemiológicos para obtener una idea de la importancia real del efecto promotor de la metástasis de una infección respiratoria en pacientes con cáncer de mama vacunadas. 

Sin embargo, en general, este estudio también muestra que las infecciones respiratorias tienen otros efectos de gran alcance además de su efecto agudo en los pulmones. Otros estudios ya han demostrado que el riesgo de enfermedades cardiovasculares, como los infartos, aumenta tras una infección respiratoria, y este estudio muestra un efecto sobre la formación de metástasis. Por lo tanto, estas infecciones deben tomarse en serio y las personas deben protegerse con las vacunas disponibles contra la enfermedad y, con suerte, también contra las consecuencias secundarias.