Hay empates que se aprecian más con el tiempo y puntos que saben mejor que algunas victorias. Y el cosechado este sábado por el Aula, … en el sentido más literal porque antes de la recolección hubo que doblar el espinazo, se puede catalogar de triunfo por múltiples razones. Porque enfrente tenía una plantilla a día de hoy superior, porque de ese plantel salieron dos y hasta tres unidades que dieron más y mejores rotaciones, y porque jugar con quince jugadores le dio al Elda aire suficiente como para dominar durante muchos más minutos de lo que fue capaz de alcanzar su rival.
En la lista hay algún motivo más, y probablemente el compendio de todos da mucho más valor al punto conseguido por el Aula, que pese a todo supo resignarse y defenderse como gato panza arriba para agarrarse al partido y sacar petróleo de esa teórica inferioridad.
El empate, como el de Málaga, descubre un carácter con el que nadie contaba en una plantilla tan joven como la que este año presenta el Aula, y deja una puerta abierta a que el curso no sea de transición y sí de pelea por estar con los mejores de la competición. Esa personalidad es un primer paso, y a ella debe agarrarse el equipo de Salva Puig para no dar por perdido ningún partido, ni siquiera perdiendo por cuatro goles a 6 minutos del final (21-25).
Caja Rural Aula
Carratú y Mamen Sanz; Inao Lucio (-), Jallow (1), Naroa Baquedano (7), Amaia (7, 3p), Sandra Monteaguado (2, 1p) y Zürni (3) -equipo inicial-, Savina Bergara (4), Polina Gorbatsjova (2), Valeska Lovera (1), y Mónica Gutiérrez-Paris (-).
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BM Elda
Virginia Fernández y Meriem Ezbida; Sol Azcune (4), Malena Valles (4, 3p), Elena Cuadrado (1), Rafaela Gonçalves (4, 2p), María Rodríguez (-), y Aitana Pastor (2) -equipo inicial-, Bengoetxea (2), Heilmann (3), Marina González (2), Lora Sarandeva (2), Julia Terrado (1), Paula Lluch (2), Lucía García (-) y Claudia Martínez (-).
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Árbitras:
Las hermanas Breatriz y Patricia del Valle. Excluyeron a Gorbatsjova, Lovera, Baquedano, Jallow, Carratú y Amaia por las locales, y a Bengoetxea, Prades y Marina González por las visitantes -
Parciales:
2-0, 4-3, 7-7, 8-10, 11-11, y 13-15 (descanso); 16-17, 18-17, 18-17, 21-21, 23-27 y 27-27 (final). -
Incidencias:
Jornada 4ª de la Liga Guerreras, disputada en el pabellón Huerta del Rey ante 400 espectadores. Se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento de Pablo Bermuy, histórico del arbitraje español. El delegado federativo, Antonio Martín Franco, ejerció de VAR desde su posición de mesa, adquiriendo más protagonismo que la pareja arbitral en la toma de decisiones.
El subconsciente jugó de inicio en favor del Aula que, con la mala imagen mostrada en su estreno en Huerta del Rey bien presente, saltó a la pista pleno de intensidad y dispuesto a poner tierra por medio muy rápido. De hecho, en siete minutos se apuntó un parcial de 3-0 y obligó a Prades a pedir tiempo muerto para llamar a capítulo a las suyas. Un impulso que dio el control y la ventaja de salida al equipo de Salva Puig, pero que se diluyó pronto como un azucarillo con la primera rotación de las visitantes, y la falta de respuesta en el banquillo local.
El exseleccionador recompuso su siete, dotando de más kilos y centímetros al centro de la defensa, y su movimiento tardó un suspiro en surtir efecto. Si habían sido siete minutos de pájara para las suyas, fueron ocho los empleados en darle la vuelta al marcador… y al partido (6-7, minuto 15), con las torres Heilman y Sarandeva como principales catalizadoras de la reacción visitante (7-9, minuto 18, con tiempo muerto local). Elda amagó entonces con tomar el mando y no soltarlo a juzgar por el muro levantado atrás, pero se topó con un hueso duro de roer. Las de Salva Puig iban a recibir varios golpes en su línea de flotación y de todos supo levantarse. Del primero, que afectó a ambos equipos provocado por la confusión generada por la pareja arbitral -con la surrealista colaboración del delegado federativo-, supo sobrevivir antes del descanso (12-14 con dos jugadoras menos y Savina de portera con el reloj a cero por lesión de Mamen Sanz). Del segundo, 13-17 en el arranque de segunda parte, se recompuso a golpe de garra y apoyado en la intensidad de Savina en el pivote (18-17, minuto 40).

Salva Puig reflexivo al fondo, con Prades en primer término.
R. Jiménez

Por entonces, el BM Elda ya parecía más equipo, mucho más armado que el Aula y con un plus en la rotación que le sirvió para ir por delante muchos más minutos que su rival. Ni siquiera cuando Sandra Monteagudo volteó el partido por enésima vez (18-17, minuto 40) dio sensación de hundirse ni verse contra las cuerdas. El Elda, como el Aula antes, volvió al partido para dar un último golpe en la mesa y ponerle en chino el triunfo al equipo de casa. Con protagonismo de Azcune (4 goles tras el descanso) y dos goles consecutivos de Sarandeva, el segundo a portería vacía, la renta pareció imposible de levantar (21-25, minuto 54)… y, sin embargo, también de ese golpe al mentón supo rehacerse el equipo de Salva Puig, esta vez apoyado en la portería (Carratú) en busca de una última oportunidad para sumar puntos.
Con doble pivote en ataque fue Baquedano quien, con 35 segundos por jugarse, igualó con un latigazo desde 9 metros que aún tendría hasta tres réplicas en la pista. La primera desaprovechada por Malena Valles, cara a cara con Carratú; la siguiente se saldó con falta de ataque en la acción desesperada del Aula; y la última dejó de nuevo a Valles descompuesta al perder un segundo de oro en su postrero lanzamiento en seis metros.
El empate, más que hacer justicia, ajusticiaba al BM Elda en un partido de vaivenes con demasiadas imprecisiones, y al mismo tiempo dejaba un solo vencedor, que se vio en la lona en varias ocasiones pero que supo levantarse en todas para agarrarse a la pista y arañar un punto como premio a su fe y perseverancia.