Fue una tarde de reencuentros en La Maestranza. De volver a los bares de la calle Adriano, de escuchar el runrún en los aledaños de la plaza o de saludar a los niños que sueñan con ser toreros. Tras varios meses de verano sin ver toros en Sevilla, había una gran expectación por ver la primera corrida de San Miguel con un festejo marcado por tres toreros punteros: el triunfador de la Feria y los dos sevillanos que se disputan el trono artístico.
Juan Ortega se llevaría la tarde en lo artístico tras destapar el tarro de las esencias y realizó una de sus mejores faenas en lo que va de temporada.
Faena de Juan Ortega en su primero de la tarde / Julio Munoz / EFE
Antes de comentar lo ocurrido, es de recibo relatar uno de los momentos más emotivos de la temporada. Hubo un minuto de silencio por la muerte de María del Mar Tristán, subdirectora de la Banda Tejera en el paseíllo. Su padre era un mar de lágrimas que marcó la emoción entre los aficionados.
A partir de ahí fue una tarde de vibraciones fuertes; desde la despedida de Salvador Núñez pasando por el buen momento que atraviesa David de Miranda y Aguado hasta el reencuentro de Ortega con su Sevilla.
El banderillero Sánchez Araujo sufre un revolcón / Julio Munoz / EFE
Gran faena de Ortega a ‘Bocinero’
En el cuarto toro de la tarde, Ortega salió arrebatado con el capote. Dejó un buen quite con dos verónicas sentidas y una media detrás de la cadera. Bocinero cambió en el tercio de banderillas: desarrolló más galope y raza. Ortega lo vio claro y se fue a brindarlo a los medios. Improvisó con una tanda ligada con la rodilla genuflexa con la mano diestra que remató con un cambio de mano de cartel de toros. Continuó con dos tandas con la diestra que rugieron el coso del Baratillo. Tandas con mucha ligazón, encajado, profundo y toreando a placer. Fue la mejor versión de Ortega en lo que va de temporada.
El diestro Juan Ortega en su faena durante la Feria de San Miguel / Julio Munoz / EFE
Los remates fueron muy bellos; molinetes invertidos, pases de pecho con la rodilla en tierra o trincherazo, según la improvisación del momento. Fue un lujo ver el toreo clásico del sevillano que tanto añoraban los aficionados.
Por la izquierda bajó la intensidad la faena. Terminó la obra maestra por la derecha con cinco pases enroscados, barbilla en el pecho y con mucho sentimiento en cada muletazo. Levantó al público de los asientos. Los ayudados fueron un manjar lleno de torería rematado con un natural con la mano baja. La espada cayó rendida y fue justo la oreja de peso.
Antes en el primero de la tarde dejó algún detalle suelto al toro Ebanista mermado por la falta de fuerzas. Un lance buenísimo cargando la suerte, un trincherazo y dos naturales sueltos para abrir boca.
El buen momento de David de Miranda
Era el único torero en cruzar la Puerta del Príncipe en la temporada. El de Trigueros quería confirmar su buen momento y que la tarde de la Feria no fue casualidad. Buen ramillete de verónicas para empezar la tarde.
Fue al quite Pablo Aguado con el capote recogido como los toreros antiguos, con los picos en las esclavinas. Fue una auténtica delicia teletransportarnos a otra época, a la de Belmonte, Joselito El Gallo o Pepín Martín Vázquez. Tres chicuelinas despaciosas que duraron una eternidad rematadas con una media que rugió la Maestranza.
El de Trigueros se fue enrabietado a por el animal a hacerle la réplica. Bendita rivalidad entre los toreros. Fueron saltilleras con el capote a la espalda rematada con un natural a una mano. Fue el momento de la tarde. David de Miranda ya se reencontraba con la Maestranza después de su triunfo en la Feria de Abril.
El diestro David de Miranda en su faena durante la Feria de San Miguel / Julio Munoz / EFE
A la fiesta se quiso sumar Fernando Sánchez acercándose a Maleado con un buen par. Comenzó por ayudados con rodilla en tierra para llevárselo a los medios.
De Miranda fue acoplándose al animal en las primeras tandas con las alturas y los toques de su franela. Hasta que en uno de esos toques, el de Victoriano se quedó mirándolo tres segundos que se hicieron eternos. El de Trigueros no dudó ni un ápice con el grito de pánico de los aficionados.
Al de Trigueros le dio igual las condiciones del animal. Se puso en las cercanías, asentado y encajado, toreando con la mano baja y el animal parándose a milímetros del pecho. Por momentos, lo toreó a placer y rematados con pases de pecho profundo.
La faena fue creciendo en intensidad con el rugir de la Maestranza pegándole naturales a pies juntos y con mano baja. De Miranda ni se inmutaba. Se sentía a gusto en esos terrenos. Terminó por luquecinas y con un pase de pecho profundo saliendo airoso con el público en pie. Como si pareciera fácil…
El final fue apoteósico. El torero onubense quiso arriesgar más aún: unas bernardinas cambiando el envite y asustando al personal. Lo remató con un pase de pecho eterno antes de dejar una estocada tendida. Una oreja de ley.
El diestro David de Miranda con el trofeo conseguido al primero de su lote / Julio Munoz / EFE
En el quinto toro de la tarde, De Miranda quería a toda costa el triunfo. Antes de coger la muleta, Candido Ruiz sufrió una voltereta sin consecuencias. El onubense recibió a Bolero por pases por alto dejando los pies enterrados en la línea del tercio. Comienzo de alto voltaje.
El animal de Victoriano del Río desarrolló mucha bravura y galope en las muñecas del torero de Huelva. No era fácil atemperar esas embestidas. La música comenzó a sonar en la primera tanda de la faena. De Miranda estuvo algo acelerado toreando con la diestra, algo ventajoso, en círculo y retrasando la pierna de salida en algunas ocasiones.
La faena se diluyó al natural y el toro empezó a mostrar complicaciones. No se acopló por momentos. El torero lo intentó en las cercanías para el arreón final pero no hubo manera. Mató de estocada y sirvió para ganarse la ovación tras la buena tarde.
El clasicismo de Aguado
Llegaba Aguado al coso del Arenal tras su triunfo en Nimes. Salió Duplicado, el sobrero del encierro, tras romperse un pitón el titular en el primer embroque al burladero. Aguado lo recibió al animal de pelo burraco con la figura erguida y muy pegado a las tablas. Destacó en banderillas Iván García en una lidia complicada que fue el animal desarrollando sitio. Tenía una papeleta difícil.
Aguado eligió los terrenos del tercio, paralelo a las tablas, para intentar formar faena. El sevillano mostró mucha disposición siempre buscando el pitón contrario y el toque a su altura. Duplicado desarrolló sentido y complicaciones. Embistió muy recto y siempre con peligro en el embroque. Faena interesante de Aguado que cerró con buena estocada.
El diestro Pablo Aguado en su faena durante la Feria de San Miguel / Julio Munoz / EFE
Tarde de emociones en el sexto toro. Era la última tarde del picador Salvador Núñez que se despidió a los sones de Tejera. Ortega no perdonó su quite y le quitó protagonismo. Mal por su parte. En banderillas llegó a ser cogido Sánchez Araujo rozando momentos dramáticos.
El toro descompuesto impidió las opciones de triunfo al sevillano. Dejó un arsenal de detalles artísticos toreando con la figura erguida. Muy despacio, profundo y lleno de naturalidad. Hubo muchos naturales sueltos de gran calidad pero destacó uno que enganchó con los vuelecitos de la franela. El olé de la plaza fue de órdago. Concluyó su labor con trincheras, pases del desprecio y molinetes de otra época. Pinchó la obra tan torera y perdió el posible triunfo. Tarde muy garbosa del sevillano ante un lote complicado.
Ficha del festejo
Primera de la Feria de San Miguel. Lleno de ‘No hay billetes’. Toros de Victoriano del Río y Toros de Cortés (2º y 5º)
- Juan Ortega, silencio y oreja con fuerte petición de la segunda.
- David de Miranda, oreja y ovación.
- Pablo Aguado, ovación y ovación.
Incidencias: Al finalizar el paseíllo, se guardó un minuto de silencio en memoria de María del Mar Tristán, subdirectora de la Banda de Música del Maestro Tejera.