«Ayer fue el primer en el que pudimos entrenar con todos los jugadores», advirtió Sergio Scariolo (64 años) minutos antes del comienzo de la segunda semifinal de la Supercopa. Ha pasado casi un cuarto de siglo desde que en 2022 el entrenador italiano se había sentado en el banquillo blanco … . Este sábado volvió a hacerlo ante el Tenerife y logró, con gran sufrimiento, la primera victoria de la nueva era.
Dos gigantes, Tavares y Kostadinov, subieron el telón del partido. El caboverdiano del Madrid y el búlgaro del Tenerife sumaron todos los puntos iniciales de sus respectivos equipos. Y también se fajaron cara a cara bajo los aros. De hecho, Kostas tuvo que ser sustituido para evitar cargarse de faltas.
A partir de ahí, durante el primer cuarto fueron incorporándose a la batalla deportiva con la normalidad habitual el resto de protagonistas, especialmente Deck y el eterno Marcelinho Huertas. El Madrid amagó con despegar, pero el Tenerife no se descompuso y en un arreón final llegó al final de esa primera fase un solo punto por debajo.
Los canarios, lejos de perder ese impulso, aceleraron en el segundo cuarto y alcanzaron el descanso con una ventaja de diez puntos. Además de los incuestionables méritos tinerfeños, el Real Madrid se mostró espeso. Tanto, que Deck y Tavares seguían cargando con el peso de la anotación. Campazzo, por ejemplo, se retiró al vestuario con un solo tiro anotado, un triple, en 20 minutos.
El encuentro dio otro leve giro de guión en el tercer período. El Madrid, con más pundonor que juego, se remangó y comenzó a remar con más intensidad dispuesto a acercarse en el marcador. Arrimó el hombro con especial ahínco Kramer. Nadie mejor que el alemán para buscar los puntos débiles de su exequipo. El escolta hizo daño a quienes fueron sus compañeros hasta hace tres meses y se plantó en el último y decisivo cuarto con 15 puntos en su casillero particular.
Con todo, los canarios seguían manteniendo el tipo bajo la batuta de Huertas, un tipo de 42 años que parece haber descubierto el elixir de la eterna juventud. Hablando de veteranos, también acudió al rescate del Madrid, como siempre, Sergio Llull (37). Y Campazzo, que tampoco es un crío, fue despertando.
Ese prurito blanco, la bravura de Feliz y un par de polémicas decisiones arbitrales auparon al Real Madrid, que volvió a ponerse momentáneamente por delante en el marcador justo a cinco minutos del final. El Tenerife, una roca, no bajó los brazos. Siguió apretando al ritmo anotador de Shermadini, el coloso georgiano y llegó a la última y definitiva jugada con opciones de anotar una canasta y plantarse en la final. Fernández fue el encargado de jugársela, y el balón no entró.
El Real Madrid se enfrentará este domingo (19:00h.) al Valencia en la final del torneo. El conjunto naranja, liderado por el estadounidense Moore (20 puntos), eliminó al anfitrión, Unicaja Málaga, en una primera semifinal muy reñida (87-93).