Hace no tanto se valoraba en los círculos más entendidos del ciclismo español, especialmente el femenino, la generación de los años 1993 a 1995 como un oasis antes de volver al desierto. Se creia que las Sheyla Gutiérrez, Lourdes Oyarbide -ya retirada- o Alicia González (más Mavi García, caso único por sus orígenes en el duatlón, que ahora replica Paula Blasi, o Sara Martín, que es de 1999) no iban a tener reemplazo.
Pero de repente, y ya desde hace años, la hornada de 2006 a 2008 empezó a hacernos soñar. Las Paula Ostiz, Alejandra Neira, Leyre Almena, Irati Aranguren, Lidia Castro, Lorena Patiño, Esmeralda Racionero -y sus equipos: los Valverde Team, Baqué / Movistar y tantas otras estructuras de cantera- se hacían hueco en la escena internacional, en carretera y también ‘offroad’. Y traían éxitos como los que la navarra ha acabado abanderando este sábado en Kigali, tras el Europeo CRI de Limburgo en 2024 o la medalla de plata de ese mismo año en Zúrich.

La emoción de Paula Ostiz tras proclamarse campeona del mundo: «Es un sueño hecho realidad»
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TRABAJO DE UNA CANTERA MODESTÍSIMA, A MENUDO SIN MEDIOS
Dejando a un lado la excepcionalidad de una Ostiz que apunta a ser, si nada se tuerce y la mente y las piernas corresponden, la mejor ciclista española en décadas sin ningún tipo de rubor, o esas eclosiones de la ya veterana García o una Blasi que vino de otro deporte, en España llevan muchos años haciéndose bien las cosas, a pesar de que el tamaño de los pelotones no acompañe o que muchas veces el trabajo institucional a todos los niveles no respalde al brillo de los chavales.

Final Mundial sub-23 (F): ¡Paula Blasi logra el bronce! Segunda medalla para España en Ruanda
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Los Iván Romeo, Raúl García Pierna, Abel Balderstone, Jaume Guardeño -ambos, estupendos en La Vuelta- o, en un escalón más joven, Héctor Álvarez o Adriá Pericas (sin olvidar que Juan Ayuso acaba de salir de la edad sub-23) son el resultado de apuestas individuales, de esfuerzos de familias o de equipos que trabajan con seriedad. Es importante hablar aquí de conjuntos como el MMR Academy, responsable de lanzar al propio Romeo o a un Benjamín Noval que se quedó este viernes injustamente sin una medalla que le pertenecía. También Baqué, Alimco-Campagnolo o un Polti que tuvo que renunciar a su conjunto sub23 porque el WorldTour, y sus equipos de desarrollo, han determinado que la categoría amateur es ‘demasiado vieja’ y que el salto debe darse juveniles.
EL FUTURO MÁS POLIVALENTE QUE RECUERDA EL CICLISMO ESPAÑOL
Y si la generación de los Valverde, Contador o Joaquim Rodríguez estaba siempre pasada por un mismo molde, el de los escaladores, tenemos ahora corredores de todo tipo de pelaje. Héctor Álvarez puede aspirar a todo en las clásicas del Norte; Paula Ostiz ha ganado un Tour de Flandes júnior; Iván Romeo se cubrió de oro en Zurich con una preparación milimétrica y la ilusión por una disciplina en la que se llevaban 26 años sin lograr el arcoíris masculino (el de Olano en elite, en 1998).

La maldita caída de Benjamín Noval cuando era medalla segura y soñaba con el arcoíris
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Por supuesto que los Juan Ayuso, Carlos Rodríguez, Pablo Torres o Adrià Pericas seguirán correspondiéndose con el perfil vueltómano que es santo y seña para nuestro país. Pero España, que desde hace muchos años mira al exterior para formarse y florecer y no se limita a los equipos de casa (unos Caja Rural-RGA, Kern Pharma, Burgos Burpellet BH o Euskaltel-Euskadi que hacen una labor de trampolín, y de ‘picapedreros’, del todo loable), tiene mucho más. Y con las tres medallas de Ruanda, y alguna que se ha escapado por detalles como las de Noval o Álvarez, tiene todo para soñar.
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