Desde el 5 de septiembre, el matador de toros de Algemesí, Nek Romero, estuvo montando la plaza de toros de Algemesí hasta el arranque de su semana taurina. Allí donde sus sueños toreros nacieron, en el ruedo que es un bastión de afición para el mundo, está Nek con mono de trabajo y el taladro en la mano apretando los tornillos de los tendidos: «No me avergüenza trabajar más allá del toro, desde novillero sin caballos lo he hecho para poder pagarme mis trajes, capotes y muletas».
Curra con las zapatillas de correr para, en el momento termine la jornada, arranque su entrenamiento. Se encuentra «muy ilusionado porque no he dejado de sentirme torero» con el festival que toreará este domingo para los damnificados de la dana de su pueblo: «Vivimos momentos muy duros esos meses, será un día bonito».
Sus vecinos lo paran por la calle y le desean suerte después de más de medio años sin torear: «Ha sido muy duro también para mí». El próximo 9 d’Octubre cumplirá un año de su alternativa en la histórica despedida de Enrique Ponce de la plaza de toros de València: «La gente se pensaba que me había retirado, pero nunca me he desenamorado del toreo», asegura con una sinceridad que estremece. Como todas sus respuestas. Volver a su plaza es como un nuevo bautismo para él, «como una bombona de oxígeno».
¿Cómo está?
Soy torero y, al final, lo que quiero es torear. Ahora mismo estoy bien, trabajando, pero han sido meses muy duros.
¿Por qué?
Sobre todo, después de verme fuera de la Feria de Fallas. En mi interior sabía que podía ocurrir después de la alternativa, pero tenía esa pequeña ilusión de volver a la plaza de toros de València. Creo que no valgo para ser uno más, quiero ser el mejor y verme parado no fue fácil.
¿Cómo digirió esa ausencia?
Estar sin torear es un sinvivir. Veía que mi vida no tenía sentido sin estar delante del toro y hasta estuve un tiempo sin coger un capote y una muleta. De eso hará unos ocho meses. No caí en la depresión gracias a mi mente porque intento ser fuerte.
«No me reconocía a mí mismo»
¿Qué aprendió durante este tiempo?
A saber esperar. Al final, pienso que hay que sacar el lado positivo de las cosas y luchar contra tu cuerpo y tu mente.
¿Dónde sitúa esos puntos de su recuperación?
Nunca me he desenamorado del toreo y no he dejado de ver toros en directo y ni por la televisión. Me motivaba mucho ver a los nuevos valores de la Escuela Taurina de la Diputación de València en las clases prácticas. Además, antes del parón me emocionaba mucho toreando de salón, incluso llegaba a perder la noción del tiempo. Pero sentía que coger una muleta era como ir a trabajar y no me reconocía a mí mismo. Pero con el tiempo, volví a sentir y empecé de nuevo a torear de salón.
Ahora vuelve a torear en Algemesí, ¿qué sentimientos tiene?
Sensaciones encontradas. Es como una bombona de oxígeno para demostrarme a mí mismo lo que estoy buscando como torero. Además, es un festival por una causa muy importante para nosotros como es la dana, un tragedia que he sentido muy de cerca y desde aquí doy la gracias a todos los profesionales del mundo del toro por colaborar; me he sentido muy querido.
¿Cómo vivió la dana?
El mundo del toro se volcó con nosotros. Cogimos un bajo, lo limpiamos y ahí almacenábamos toda la comida que recibíamos para luego repartirla por el pueblo. No fue fácil, pero estoy muy agradecido.
¿Qué valoración hace de su temporada pasada?
Creo que no bajé el pie del acelerador o, por lo menos, no era mi intención. Pero sí que es verdad que, inconscientemente, el cuerpo humano es muy desagradecido y sí creo que me hizo relajarme un poco. No me refiero delante del toro, pero la mentalidad cambia. A veces, no me daba ni cuenta de cómo disfrutaba del día a día… de las novilladas, los tentaderos, los hoteles, las entrevistas…
Qué sinceridad.
Al final creo que es importante. En definitiva, el hecho de sufrir, de volver a trabajar tras la temporada del año pasado, me ha hecho valorar todo mucho más.
Explíquese.
Por ejemplo, perdí el coche en la dana y me regalaron un peugeot sin aire acondicionado. Ahora llego a los tentaderos sudando con unos goterones… eso me hace arrimarme todavía más. Igual que el día del festival, me tiene que salir un zorro para no cortar las orejas.

Nek Romero, en un momento del montaje de la plaza de toros de Algemesí / R.Peris
«Un proceso de sufrimiento y maduración»
¿Cómo recuerda el día de la alternativa?
Era un día para el maestro Enrique Ponce, eso lo tenía claro. Pero me gusta saber hasta dónde soy capaz de llegar, poner más dificultad de lo que ya la vida pone. Pensaba que tenía todo controlado, tanto mi preparación física como en el campo… pero llegó el aire y apenas pude dominar los trastos.
¿Y cómo ha vivido este año?
Ha sido un proceso de sufrimiento y maduración fuerte con el que he pasado de la negatividad a la positividad. Solo he toreado una corrida de toros (Bocairent) y dos festivales, el de Requena y este que torearé en la plaza de toros de Algemesí. Ha sido difícil porque, sinceramente, no sé cuándo voy a poder ponerme el vestido de luces.
¿En la Feria de Fallas del 2026?
No sé si me pondrán o ni siquiera si me lo merezco. Lo que sí sé es que voy a darlo todo porque vivo por y para el toro.
La entrevista finaliza justo a las tres de la tarde un día entre semana previo a la feria de novilladas. A esa hora, Nek debe volver a la plaza de toros de Algemesí para seguir montando sus tendidos rodeado de sus vecinos, aquellos que también lo van a ver torear y disfrutaron de él en su época de novillero. Para la ocasión estrenará un traje corto negro, en riguroso luto por la tragedia que le ha regalado la sastrería de Talavera de la Reina (Toledo), Pilar Tizón.
Cartel del festival de la dana
Festival con picadores a beneficio de los damnificados de la dana en Algemesí. El rejoneador Pablo Donat y los matadores de toros Víctor Manuel Blázquez -profesor de la Escuela Taurina de València-, Rubén Pinar, Samuel Navalón, Nek Romero harán el paseíllo a partir de las 18 horas junto al novillero local Iker Rodríguez frente a ejemplares de El Arroyo, Guadalmena, Moreno Pérez Tabernero, Pablo Hermoso de Mendoza y Ángel Gómez Núñez.
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