El rodillo de Carlos Alcaraz continúa en marcha, con un extra de velocidad perpetuo los últimos meses. El murciano, 22 años y nº 1 mundial, se clasificó para su décima semifinal de la temporada, novena consecutiva.
No se apea de la final desde que iniciara la racha ganando Montecarlo, a principios de abril. Y buscará conservar esta serie en el torneo ATP 500 de Tokio, donde este lunes se medirá en ‘semis’ con el noruego Casper Ruud, que arrolló al australiano Aleksandar Vukic por 6-3 y 6-2.
Memorable resultó la paliza de Carlos Alcaraz a todo un nº 33 del mundo, el estadounidense Brandon Nakashima, de 24 años. Victoria del español por 6-2 y 6-4 en una hora y veinte minutos, en un recital de golpes ganadores. Una delicia para los resúmenes de ‘highlights’, los mejores momentos del día y de la semana. Y pudo haber sido incluso más rápido, ya que el tenista de El Palmar dejó escapar tres puntos de ‘match’ con 5-4. Pero cada minuto suyo en pista fue oro puro. Una delicia para el espectador. El juego final dio el ‘puntazo’, el colofón a una obra maestra.
Alcaraz atropelló al norteamericano, que quedó a merced del murciano desde que éste le rompiera el saque sólo comenzar el encuentro. Ni rastro ya de las molestias de tobillo, del susto por la torcedura sufrida en su estreno en un evento nuevo para él.
Está firmando una temporada magistral. Son siete títulos, dos de Grand Slam, en nueve finales. Su exhibición ante Nakashima tuvo su dato histórico. Igualó su mejor registro de victorias en una temporada, con mejor porcentaje de éxito y quedando todavía por delante los torneos oficiales de Shanghai, París, Turín y la Copa Davis en Bolonia.
Alcanzó la cifra de 65 partidos ganados, de 72 disputados, como en 2023, pero entonces cuando ya había concluido el curso con un 65 en más choques, 77. Concluyó la temporada pasada, la de 2024, con un balance de 54-13.
Está rompiendo sus registros en un 2025 de mayor madurez, mental y física. Del acierto de haber optado por un saque más potente y agresivo desde la pretemporada, con la ventaja de que Alcaraz es una esponja, enseguida se adapta a los cambios. Una de las características que más destaca su entrenador principal, Juan Carlos Ferrero, en la capital japonesa sustituido por Samuel López.
Alcaraz depende de sí mismo. Antes daba oportunidad a sus rivales con unos altibajos que han quedado en el olvido. Economiza errores por mejora personal, ya que su grado de agresividad ha aumentado incluso. Aunque bajo control, por táctica y no precipitación.
Este lunes, no antes de las 11 de la mañana horario peninsular español, sexto encuentro con Casper Ruud, recuperando las sensaciones que perdió una vez fue campeón del Masters 1000 ATP de Madrid debido a una lesión de rodilla.
Alcaraz perdió el antecedente más reciente, en las ATP Finals de Turín, por 6-1 y 7-5, después de cuatro triunfos, un par de ellos muy significativos en sendas finales de 2022: estrenó palmarés de Masters 1000 ATP en Miami, abrió la cuenta de ya seis Grand Slams en el US Open, estrenándose en un número uno mundial que ha recuperado.
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¿Cómo? Desplegando un tenis excelente, rozando la perfección casi a diario. Desde abril Carlos Alcaraz se ha impuesto en 50 de 53 encuentros: campeón en Montecarlo, final del Godó, el mejor de Roma y Roland Garros, trofeo en Queen’s, final de Wimbledon, rey en Cincinnati y US Open. En febrero había ganado el título del ‘indoor’ de Rotterdam. Líder absoluto del año. Queda refrendarlo. En ello está.