Mediante un mensaje en su plataforma Truth Social, el presidente de EE UU, Donald Trump, ha espoleado este domingo las expectativas de un probable alto el fuego en Gaza, apenas 24 horas antes de su reunión con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, en Washington. “Tenemos una oportunidad real de ALGO GRANDE EN ORIENTE MEDIO. TODOS A BORDO PARA ALGO ESPECIAL, POR PRIMERA VEZ. ¡¡¡LO LOGRAREMOS!!!”, escribe crípticamente el presidente republicano, en una probable alusión al alto el fuego cuya consecución, tras meses de negociaciones infructuosas, lleva días dando casi por segura. No obstante, Netanyahu advirtió este viernes de que Israel seguirá bombardeando Gaza hasta acabar con Hamás.

Con el mensaje, Trump juega su carta preferida, la del pacificador en jefe, responsable, según la propaganda de la Casa Blanca, de haber acabado con siete guerras y conflictos en siete meses, aunque muchas de las treguas que Washington ha contribuido a forjar pueden calificarse de precarias.

La reunión bilateral de este lunes, la cuarta que los dos mandatarios mantendrán desde la vuelta al poder de Trump a finales de enero, será definitiva para formular la respuesta oficial de Israel a la oleada masiva de reconocimientos del Estado de Palestina, que se escenificó la semana pasada en la Asamblea General de la ONU y que Netanyahu calificó de recompensa para los palestinos (el reconocimiento, dijo, les hará creer que “matar judíos sale gratis”). Según la mayoría de las fuentes, la respuesta de Israel a ese refrendo casi universal —el 81% de la comunidad internacional apoya un Estado palestino— podría ser la anexión de facto de partes de Cisjordania, en flagrante violación del derecho internacional.

La hipotética declaración de soberanía israelí sobre Cisjordania, donde la violencia de los colonos judíos contra los palestinos dispara la tensión desde hace meses, fue discutida por Netanyahu con el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, durante el último viaje oficial de este a la región. Pero el plan de anexión tiene un detractor fundamental: el propio Trump, que la semana pasada reiteró en varios foros que no permitirá a Netanyahu dar ese paso.

Sobre el presidente estadounidense pesa la presión de importantes aliados regionales, como Emiratos Árabes Unidos (EAU), que han advertido a la Administración de Trump y al Gobierno israelí de que una hipotética anexión de Cisjordania dañaría profundamente el tratado de paz entre EAU e Israel. Este pacto se alcanzó gracias a los Acuerdos de Abraham que Trump promovió en su primer mandato, y socavaría la esperanza del presidente de ampliarlos hacia, por ejemplo, Arabia Saudí o eventualmente la nueva Siria, con la que Netanyahu se mostró dispuesto a colaborar “en un escenario de paz posible” tras el cambio de régimen en Damasco. Así lo manifestó claramente el viernes en su discurso a la Asamblea de la ONU, boicoteado por la mayoría de los países en protesta por el genocidio que, según los delegados de esos Estados, se está perpetrando en Gaza.

Trump dijo el jueves que no permitirá que Israel se anexione partes de la Cisjordania ocupada. Su declaración pública se produjo después de dar garantías similares en privado a líderes árabes, con los que se reunió en los márgenes de la cita de la ONU. “No permitiré que Israel se anexe Cisjordania… ya ha sido suficiente. Es hora de parar ahora”, dijo Trump, añadiendo que había discutido el tema directamente con el primer ministro israelí.