El mítico escenario de Las Ventas fue el lugar de la confirmación de alternativa del soriano Rubén Sanz. Una plaza magistral para un momento histórico para el toreo soriano y muy sentido y esperado por parte de Rubén Sanz. Lástima que no tuviera suerte ni con las reses ni con la espada, lo que le privó de trofeos, si bien mostró su categoría como torero solvente, con un toro distinto necesario en las actuales plazas.
En su primer toro, Maniquito de nombre, de la ganadería de Concha y Sierra, Rubén Sanz estuvo muy por encima de él. Muy serio y firme en todo momento ante un oponente que manseaba e intentó en dos ocasiones saltar al callejón. Un toro amplio del tercio delantero, badanudo, corto de cuello y enseñando las puntas, que fue protestado en los primeros tercios, porque blandeó. El soriano priorizó su concepto vertical ante un toro de corta embestida que punteaba los engaños. Muletazos de mucha calidad con la mano derecha e imposibilidad de hacerlo con la izquierda, donde el toro tenía un peligro evidente. La res se desplomó a la tercera espada, ya que le cerraba mucho a la hora de entrar a matar. Los aficionados sorianos tuvieron que esperar al segundo toro para ver si había más posibilidades de que el torero se mostrara como es.
Tampoco el segundo, de la ganadería de Murteira Grave dio opciones al soriano. Pinanto de nombre, se mostró parado desde la salida, sin intenciones de ir al caballo, ni al capote ni a la muleta. Rubén Sanz lo intentó probar tanto por la mano izquierda como por la derecha, pero el toro mostraba su escasa calidad mezclada con un poco de mansedumbre. Pinchazo y media estocada y muerte después de un descabello certero.
Público soriano en las gradas de Las Ventas, con una entrada superior a los 9.000 asistentes. [Con información de Carlos Bermejo y otros].