Fue hace dos años, en el festival Magialdia, cuando Laura Guerricaechevarría (Vitoria, 1997) descubrió que aquel mundo le fascinaba. «Además, me resucitó la pasión … que tenía mi abuelo por la disciplina; él solía ponerme vídeos del ilusionista René Lavand cuando era pequeña y tenía una gran colección de juegos y de libros que heredé», recuerda la cineasta. De esa motivación personal y afición nace el documental ‘El asombro’, un trabajo en el que combina la investigación sobre dos libros antiguos, el testimonio de distintos profesionales y la exhibición de diferentes trucos. Tras su buena acogida en el estreno tanto en los cines Florida y en el colegio San Viator (y en el marco del Magialdia), la película viaja ahora al festival de Sitges, donde ha sido seleccionada para una proyección especial dentro del ciclo que se celebrará del 9 al 19 de octubre.
La joven directora repite así en el prestigioso certamen catalán dedicado al género fantástico, donde ya presentó hace dos años el corto ‘Holiday’, una evocadora historia de fantasmas. En esta ocasión recurre a su propio archivo y a la memoria familiar para dar forma a un largometraje en el que ella misma también aparece en pantalla. La película está dedicada a su abuelo materno. «Yo tendría unos cuatro años cuando me ponía vídeos de magia, y falleció cuando tenía unos seis. Decidió dejarme como herencia su colección de magia», explica.

Entre aquel legado se encontraba una rara edición de ‘Engaños a ojos vista’, de Pablo Minguet, y otro volumen titulado ‘Juegos de manos’, del siglo XIX. «Estaban guardados en mi casa en una caja de puros Montecristo; eran los ejemplares más antiguos que había conseguido». El historiador Ramón Mayrata, que participa en la cinta, destaca la relevancia de esas publicaciones en una investigación que funciona como gancho.
Ese punto de partida se entrelaza con las voces de magos y expertos, que reflexionan sobre el arte del engaño, la sorpresa o la capacidad de emocionar. El rodaje se desarrolló entre Vitoria y Madrid, en escenarios como el pórtico de la Catedral de Santa María, el Museo Fournier de Naipes y el teatro Ortzai. Una de las secuencias más llamativas transcurre en una nave industrial madrileña, donde construyeron una cámara oscura exprofeso . «Para mí simbolizaba la unión entre las raíces del cine y de la magia, al tratarse de un efecto óptico concebido para provocar ilusión», comenta. «Ese proceso de conseguir que funcionara para mí fue como redescubrir el cine».
Construcción de cámara oscura
Uno de los mayores retos fue trasladar al lenguaje audiovisual unos números diseñados para vivirse en directo. Para ello contó con el asesoramiento de Ricardo Sánchez. «Fue quien gestionó con los magos lo que se iba a hacer y cómo se iba a rodar, para que yo pudiera reaccionar con pureza y honestidad», apunta Guerricaechevarría.
En pantalla aparecen figuras destacadas como Woody Aragón, Miguel Ángel Gea o Pablo Raijenstein, entre otros. ¿Cuál fue el primer espectáculo que le cautivó? «Fue en una gala clandestina de Magialdia, con Giancarlo Scalia, que también aparece. Me impresionó tanto que guardé la carta y la llevo siempre conmigo», recuerda la cineasta que prepara un guion para un drama fantástico y la grabación de un corto en unos meses.