Si hablamos de capitanes del equipo europeo para la Ryder Cup, Luke Donald siempre encajó en el prototipo. Inglés, apuesto (incluso con un aire a James Bond cuando se calza las gafas de aviador y el Rolex como este domingo), elegante, un gran golfista que alcanzó el número 1 del mundo pero nunca un grande, que sin embargo ganó las cuatro ediciones de la bienal que disputó como jugador y formó parte del ‘milagro de Medinah’ en 2012
Su oportunidad llegó en Roma 2023 y guio al Viejo Continente a uno de los mejores triunfos de su historia (16,5-11,5), así que se le renovó la confianza ante lo que iba a ser un desafío descomunal en Bethpage. Ningún patrón europeo había sido elegido dos veces seguidas desde Bernard Gallacher en 1991, 1993 y 1995. Y ninguno había conseguido ganar tanto en casa como a domicilio desde otro inglés carismático, Tony Jacklin, en 1985 y 1987.
En torno a él ha construido un equipo técnico perfecto. El italiano Edoardo Molinari, un obsesionado de los números que ha creado un sistema de emparejamientos imbatible en los foursomes y fourballs de esta semana; el español Chema Olazábal, depositario del espíritu de Seve y capitán en Medinah, pone las emociones.
Francesco Molinari, Thomas Bjorn y Alex Noren, hombres con un historial brillante en la Ryder, completan su escolta de vicecapitanes. Un personal que, visto lo visto, quizá Europa mantenga para la edición del centenario en Adare Manor (Irlanda) dos años. “No sé si mi corazón aguantaría otros dos años así”, dijo Donald, “orgulloso” de como sus hombres “se mantuvieron juntos” ante la adversidad de Bethpage, de donde que sale como un capitán histórico.
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