Europa se hizo con la décimo cuarta Ryder Cup de su historia, después de ganar por 15 a 13 al combinado norteamericano. Pero no fue una competición que pasará a la historia por su juego brillante o una remontada para el recuerdo, sino por la imagen de la vergüenza: el inaceptable comportamiento de la afición en EEUU.

Siempre que la Ryder Cup llega a territorio norteamericano, el ambiente es hostil. El público, acostumbrado al ruido, el jaleo e, incluso, la falta de respeto, así se muestra en deportes como el baloncesto, el fútbol americano o el béisbol. Pero, cuando llegan otras actividades como el tenis o el golf, su comportamiento es el mismo.

El equipo europeo estaba avisado de lo que podía pasar. No en vano, el capitán del equipo, Luke Donald, confesaba hace escasas fechas que todo el equipo había realizado una cena grupal en la que cada jugador contaba con gafas de realidad virtual y auriculares. ¿La misión? Reproducir insultos y ruidos durante la competición.

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Rubén Rodríguez

«Había que acostumbrarse al ambiente que se va a vivir, nuestra obligación es adelantarnos a las sensaciones que vamos a vivir», . No le faltaba un ápice de razón. Ya durante los entrenamientos, el español Jon Rahm sufrió varias faltas de respeto, repetidas en el torneo sobre el resto de jugadores.

Pero el eje de las protestas fue Rory McIlroy, un golfista que recibió todo tipo de situaciones violentas. Lo increíble es que comenzaron por parte de la animadora del evento, la humorista Heather McMahan, que incluso tuvo que dimitir en plena competición al ver que sus cánticos de «que te jodan, Rory» se hacían imparables.

Lo que comenzó como una broma se convirtió en un grito de guerra para los aficionados norteamericanos, que lo llevaron al extremo. Tanto que, incluso, McIlroy y su mujer recibieron el lanzamiento de vasos en pleno campo, lo que provocó que el norirlandés se girara e, incluso, estuviera a punto de iniciar un enfrentamiento.

Sí lo tuvo verbalmente después de que otra serie de aficionados le abucheara y le gritarán antes de comenzar un hoyo, lo que dio lugar a algunos momentos de tensión que son absolutamente inaceptables en el golf. Cruces de palabras feas y subidas de tono que no deberían de ser la norma en el deporte de élite.

El propio McIlroy explicaba su parecer al término de la Ryder Cup: «Lo que ha sucedido esta semana es inaceptable. No debemos aceptar eso en el golf. Creo que este deporte debería mantenerse a un estándar más alto que lo que se vio ahí fuera durante estos días, confesaba el golfista norirlandés.

Europa sabía que el ambiente iba a ser complicado y el arreón final de juego de Estados Unidos estuvo cerca de quitarles la Ryder Cup en el último momento. «Fueron las 12 horas más tensas de mi vida», confesaba Donald al término de la competición. Un nuevo éxito de Europa en un escenario que no debería reproducirse.

Europa se hizo con la décimo cuarta Ryder Cup de su historia, después de ganar por 15 a 13 al combinado norteamericano. Pero no fue una competición que pasará a la historia por su juego brillante o una remontada para el recuerdo, sino por la imagen de la vergüenza: el inaceptable comportamiento de la afición en EEUU.