A Fonsagrada volvió a convertirse este sábado en la capital gallega del ciclismo aficionado con la celebración de la undécima edición de la Ruta dos Lobos, una de las citas más esperadas del año por los amantes de la bicicleta.

En esta ocasión fueron cerca de 250 ciclistas los que tomaron parte en la ruta, que despierta un gran interés no solo en la provincia de Lugo, sino también en otras mucho más alejadas. Prueba de ello es que llegaron grupos procedentes de A Coruña, Pontevedra, País Vasco o incluso Madrid. «Algúns deles son auténticos incondicionais da ruta, xa que levan repetindo participación varios anos», asegura Enrique Fernández Carrín, uno de los responsables de la organización.

La cita, que contó con la colaboración económica de la Diputación de Lugo y el Concello de A Fonsagrada, permitió a los participantes recorrer algunos de los lugares más emblemáticos del municipio, como la Seimeira de Vilagocende o las aldeas de Naraxa, Silvela, Aldomán, Pereira o Paradanova, entre otras.

Pero el hecho de que se trate de una ruta cicloturista, en la que la clasificación es lo de menos, no significa que estuviese exenta de dureza. De hecho, los participantes tuvieron que elegir, según su nivel, entre un recorrido largo de 45 kilómetros y 1.750 metros de desnivel positivo, y otro corto de 35 kilómetros y 1.500 metros de desnivel.

Ruta dos Lobos. EP
Tres ciclistas en uno de los tramos de la prueba. EP

El trazado, muy técnico en algunos puntos, no solo puso a prueba la pericia de los participantes, sino que también les permitió «coñecer a nosa paisaxe, a cultura e a gastronomía do noso concello», aseguró el alcalde, Carlos López.

El regidor también agradeció el «gran esforzo» del casi medio centenar de personas —entre voluntarios y miembros de Protección Civil— sin cuyo trabajo «esta proba non sería posible».

Promoción de productos locales en los puntos de avituallamiento

Además del valor deportivo de la ruta, el alcalde destacó los beneficios que genera: «xa que os participantes e os seus acompañantes xeran un impacto económico moi importante na comarca». Al mismo tiempo, subrayó que la Ruta dos Lobos constituye un gran escaparate para dar a conocer los atractivos del municipio, no solo paisajísticos «senón tamén gastronómicos».

En este sentido, resulta destacable que en los puntos de avituallamiento se ofrecieran productos típicos de la zona para reponer fuerzas, como el butelo o el pastel fonsagradino, entre otros.

Además, el programa no finalizó con la llegada de los ciclistas a la línea de meta, sino que muchos de ellos se quedaron en la localidad para cerrar la jornada con una cena que se sirvió en el restaurante Cantábrico. En la misma, pudieron compartir y comentar muchas de las anécdotas de la jornada.