Desde el pasado primero de julio, astrónomos de todo el mundo siguen con atención la presencia de un visitante excepcionalmente raro en nuestro sistema solar: un objeto interestelar designado oficialmente como 3I/ATLAS.

Este cuerpo extraordinario es solo el tercero de su tipo en ser observado, siguiendo a 1I/ʻOumuamua en 2017 y 2I/Borisov en 2019.

El objeto interestelar, que mide alrededor de 20 kilómetros de ancho y se desplaza a más de 210.000 kilómetros por hora, fue detectado por el sistema de telescopios ATLAS en Río Hurtado, Chile.

Su trayectoria peculiar alertó inmediatamente a la comunidad científica sobre su posible origen interestelar, lo cual fue confirmado después por expertos de distintos países.

Actualmente, 3I/ATLAS se encuentra a unos 670 millones de kilómetros del Sol y se espera que pase cerca de la órbita de Marte a finales de octubre de 2025.

Tras su detección, todas las teorías apuntaron a que 3I/ATLAS es un cometa. Y no solo eso, sería el cometa más antiguo jamás observado, con una antigüedad de más de siete mil millones de años, lo que significa que podría ser mucho más antiguo que nuestro sistema solar.

Sin embargo, han surgido otras teorías basadas en las muchas peculiaridades que posee este cuerpo espacial. Como la del astrofísico de Harvard, Avi Loeb, que está causando revuelo académico al sugerir que 3I/ATLAS podría ser una sonda extraterrestre en misión.

En diálogo con la agencia de noticias Reuters, Loeb aseguró que «la trayectoria inusual de este objeto ofrece la posibilidad de que haya sido diseñado para cumplir algunos de los objetivos de una misión de reconocimiento».

«Se acerca mucho a los planetas interiores distintos de la Tierra, como Júpiter, Marte o Venus. Solo en uno de cada 20.000 casos, se llega a una proximidad tan grande a los planetas porque orbitan alrededor del Sol y la probabilidad de estar tan cerca de ellos es muy pequeña», explicó.

Loeb resaltó que seguimos siendo una civilización tecnológicamente joven, por lo que es posible imaginar una civilización más avanzada con una agenda y objetivos a largo plazo en el espacio interestelar.

“Por lo tanto, podríamos encontrar sondas aún funcionales que ingresen al sistema solar con un propósito. Y la pregunta es: ¿cuál es ese propósito?”, dijo.

El astrofísico cuestionó que en la actualidad se realice un riguroso seguimiento a amenazas existenciales como la inteligencia artificial, el cambio climático global o el impacto de un asteroide en la Tierra, pero no se habla de la posibilidad de tecnología extraterrestre.

Sugiero establecer una escala similar a la escala de Richter que nos advierta del riesgo. Un cero significaría que definitivamente es un cometa, un objeto natural. Un diez sería un objeto que maniobra y muestra evidencia de propulsión por un motor”, planteó.

Otros astrónomos, como Karen Meech, astrónoma planetaria del Instituto de Astronomía de la Universidad de Hawái, han desestimado las teorías de Loeb.

Es ciencia irresponsable (…) Es pura coincidencia la trayectoria que sigue a través del sistema solar. Hay una explicación perfectamente natural para esto: se comporta como un cometa normal”, indicó Meech.

Por ahora, las principales redes de telescopios del mundo siguen atentamente el avance de este objeto espacial, al tiempo de que exploran continuamente el firmamento en busca de otros objetos que puedan amenazar la Tierra.