Parece complicado saber dónde y cuándo está el límite de Pogacar.Parece complicado saber dónde y cuándo está el límite de Pogacar. (ANNE-CHRISTINE POUJOULAT)

Tadej Pogacar ha demostrado en apenas un lustro que es capaz de romper moldes y volver a escribir la historia con su propio estilo. Si 2024 fue considerado por muchos como la temporada perfecta, 2025, con la victoria en el Mundial de este domingo, está siendo otro capítulo que invita a la comparación. ¿Ha estado mejor el Pogacar de hace un año o el de este curso?

2024: la temporada de libro

La campaña 2024 quedará grabada en la memoria de los aficionados. Pogacar se adjudicó el Giro  y el Tour en la misma temporada, un doblete que no se lograba desde Marco Pantani en 1998. Su autoridad en ambas rondas fue incontestable: ataques lejanos, dominio en montaña y una solvencia en contrarreloj que dejó sin opciones a rivales como Jonas Vingegaard o Remco Evenepoel.

El esloveno no se conformó con las grandes vueltas. Sumó además triunfos en Liège-Bastogne-Liège e Il Lombardia, dos monumentos, alcanzando en esta última su cuarta victoria consecutiva, una hazaña solo al alcance de mitos como Fausto Coppi. Y aún hubo más: se coronó campeón del mundo en ruta en Zürich.

En total, 25 victorias a lo largo del año, incluyendo otras clásicas como GP Montréal (donde se disputará el Mundial de 2026) y Strade Bianche y carreras por etapas como la Volta a Catalunya. Una regularidad que llevó a muchos a calificar 2024 como una de las temporadas más completas de la historia reciente, comparable incluso con el legendario Eddy Merckx de 1972.

2025: doblamos la apuesta

Lejos de acomodarse, Pogacar ha mantenido la ambición en 2025. El plato fuerte volvió a ser el Tour, donde conquistó su cuarto título, confirmando su jerarquía y acercándose ya al club de pentacampeones. A lo largo del curso ha logrado además varios monumentos como el Tour de Flandes y Liège-Bastogne-Liège. Y en dos semanas buscará su quinto Lombardía.

Además, ha sumado la Flecha Valona y Strade Bianche, segundos puestos en Montreal (donde regaló la victoria a su compañero McNulty), Amstel Gold Race y, sobre todo, en su estreno en la París-Roubaix, donde solo un despiste y el mejor clasicómano del pelotón, Mathieu Van der Poel, le privaron de triunfar, y un nuevo tercer puesto en la Milán San Remo. De hecho, si terminase Lombardía en el podio, sería el primer ciclista de la historia en terminar los cinco monumentos en el podio en una misma temporada.

En febrero ya ganó el UAE Tour, en junio Dauphiné, donde además se reservó para lograr su victoria número 100 como profesional en un escenario como el Tour.  

La comparación: números contra sensaciones

Al poner sobre la mesa ambos años, surgen matices interesantes. 2024 brilla por la magnitud de los logros: Giro + Tour + Mundial + Monumentos. Nunca antes Pogačar había concentrado tanto éxito en un solo curso. La regularidad fue asombrosa: cada carrera importante en la que tomó la salida terminó en victoria o en el podio. Solo el GP Quebec, donde terminó séptimo, quedo fuera de esos números.

En cambio, 2025 destaca por la variedad de conquistas. Ha ampliado su palmarés en terrenos diferentes —como Flandes—, ha amenazado con hacerlo en Roubaix y ha reafirmado su condición de campeón mundial. Su Tour fue igual de dominante y el final de temporada va por el camino de calcar 2024.

2024 fue la temporada de los récords. 2025 es la del asentamiento y la épica. Y 2026 puede ser la de cerrar el círculo, con el quinto Tour y dos obsesiones como San Remo y Roubaix en el horizonte.

Si se atiende únicamente a la cantidad y el impacto histórico, 2024 parece insuperable. Pero si se valora la capacidad de sostener la excelencia, diversificar conquistas y resistir la presión del calendario, 2025 confirma que el esloveno no es un fenómeno pasajero, sino un dominador de largo aliento. Como dato, la web especializada Procyclingstats, que ofrece puntos en cada carrera del calendario situa, a día de hoy, la temporada 2025 por debajo de la de 2024. Sin embargo, una victoria en Lombardía fijaría este año como el mejor del esloveno.

Y lo cierto es eso, que compite contra sí mismo. Decidir cuál es la mejor versión de Pogacar puede ser cuestión de gustos. 2024 fue la temporada de los récords. 2025 es la del asentamiento y la épica. Y 2026 puede ser la de cerrar el círculo, con el quinto Tour y dos obsesiones como San Remo y Roubaix en el horizonte.