Todo arranca con lo de siempre, continúa con lo previsible y termina con lo inesperado: Aarón y su milagro, por fin un premio a balón parado y Rondón disfrazado de superhéroe. Queda proclamado: entender el fútbol es como descifrar un jeroglífico. Estaba el Oviedo completando una actuación aseada y ahogándose en las áreas. Venían unos días de “al equipo le falta pólvora” o “este Oviedo genera pero no machaca”. Había tenido buenos minutos, pero sin el botín del gol. Cuando Danjuma, minuto 75, se dirigió a los once metros para ajusticiar a los azules nadie pensaba en el final que se daría. Mantuvo la fe el Oviedo, eso fue clave, porque creer en el trabajo hecho siempre ofrece segundas oportunidades. Victoria de fe, vitamina a la moral y salto en la tabla en una victoria que tiene varios héroes.

Valencia

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1
2

Real Oviedo

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1-0. min. 4: Danjuma. 1-1, min. 85: Ilic. 1-2, min. 86: Rondón.

Alineación Valencia

Agirrezabala (1); Foulquier (1), Tárrega (1), Diakhaby (1), Gayá (1); Javi Guerra (1), Santamaria (1), Almeida (1); Rioja (2), Hugo Duro (1), Danjuma (2).

CAMBIOS

Beltrán (1) por Duro, Pepelu (2) por Guerra y Diego López (1) por Almeida, min. 55.
Raba (1) por Danjuma, min. 78.
Ramazani (1) por Rioja, min. 86.

Alineación Real Oviedo

Aarón (3); Lucas (2), Calvo (2), Carmo (2), Rahim (2); Reina (1), Dendoncker (2), Colombatto (3); Hassan (2), Viñas (1), Brekalo (2).

CAMBIOS

Ilic (1) por Brekalo, min. 65.
Chaira (1) por Reina y Rondón (3) por Viñas, min. 77.
Costas (1) por Hassan, min. 88.

Ricardo De Burgos (colegio vasco). Roja a Ilic por doble amarilla (min. 92). Amonestó a los locales Tárrega y a los visitantes Viñas, Reina.

Mestalla: ante 40.364 espectadores.

Paunovic debe figurar en la lista de méritos, aunque es normal que se repare en Aarón, Ilic o Rondón. Porque a pesar de los cambios de nombres sí se adivina un rumbo en la idea, una evolución. Como se vio en buena parte del choque de Mestalla. Es verdad que al equipo le faltan cosas, muchas para una competición como esta. Pero los dos últimos envites, Barça y Valencia, invian a pensar que hay un camino marcado. Luego, los golpes de fortuna, o las recompensas, según se miren, saldrán de un color u otro. Pero hay un trabajo que ahora sí recoge sus frutos.

Sobre el partido: todo queda alterado por un final de locos, pero antes ya hubo donde rascar. La primera parte sirvió para ver una línea continuista del Oviedo esta temporada. Con todo su pack, virtudes y defectos. Errores que cuestan caros, ideas para inquietar al rival y la ferocidad de un gatito en el área rival.

Todo empezó con un bofetón, el que le dio el Valencia a los 4 minutos, cuando los dos onces aún se asentaban sobre el terreno. Rioja encontró un hueco para correr y le siguió Dendoncker a quien la cintura le chirrió en un par de recortes del habilidoso extremo, que cerró su baile con un centro al palo más alejado. Ahí Lucas cuerpeaba con Danjuma en busca de la mejor posición, pero desatendió el balón el oviedista y el che conectó una fenomenal volea ante la que nada pudo hacer Aarón. Golazo en la ejecución, sí, pero más que evitable por la tierna defensa carbayona.

Así que volvía a tocar remar a contracorriente, camino de sobra conocido esta temporada, pero no pareció el equipo digerir bien lo que acaba de suceder pues el Valencia jugaba con el mando a distancia. Pudo ser peor para el Oviedo porque Danjuma volvió a probar su veneno esta vez a servicio raso de Gayá. Esta vez, Aarón sí pudo exhibir reflejos para negarle, a los 10 minutos, el segundo al conjunto local, que se mostraba mucho más chisposo en el inicio.

Tardó 17 minutos el Oviedo en tomarle la temperatura al partido, en una colección de pases que le trasladó de su área a la enemiga antes de que Hassan probara por raso. Rascó un córner y una pista: al Valencia solo se podía hacer daño con juego rápido al pie.

Empezó a crecer entonces el Oviedo encontrando a jugadores entre líneas. Con Colombatto orientándose a la izquierda, Brekalo disfrutó de libertad de movimientos y pudo recibir mejor orientado. Ahí justo pareció dudar el Valencia: o tapaba al croata o salía a la presión a Colombatto. En la derecha, Hassan, verso libre, siempre retó a su(s) marcador(es): salió bien parado casi siempre.

A los 21, centró el galo al área para que Viñas intentara una dejada que era medio gol, pero rebotó el balón en la cabeza de Tárrega. De ese saque de esquina nació una gran opción para Lucas, atento al rechace, que probó con la zurda para acercarse a la escuadra valencianista. Fue como un oasis en mitad de la nada. Al final y al cabo, había esperanza.

Viñas intentó citarse con Agirrezabala a los 26 pero la conducción desde el medio del campo se le hizo eterna. La defensa le trabó en su camino. A los 29 Colombatto lanzó arriba una falta. Y a los 43, Reina chutó abajo pero la defensa volvió a ensuciar la acción. De ese córner, la más clara del primer acto para los de Paunovic: un zurdazo de Colombatto tras otro desfile por el alambre de Hassan que Aguirrezabala despejó con los puños.

Hacía algunos minutos que el Oviedo era mucho mejor que el Valencia. Más o menos el mismo tiempo que llevaba Mestalla recordándoselo a los suyos con silbidos que fueron in crescendo. El descanso incomodó al equipo carbayón porque estaba domando a su rival. Eso sí, con una de las certezas más claras de lo que va de temporada: a este Oviedo le falta gol.

Siguió el partido por la misma línea de coherencia tras el descanso, con dominio visitantes, llegadas, pero sin premio. Brekal ya se instaló en área rival a los 3 minutos, pero no encontró compañero. De inmediato fue el croata quien lo intentó. El Valencia cedió metros y quiso picar a la contra. Lo pudo hacer en un error en la salida que llevó a Danjuma nate Aarón, pero definió arriba molestado lo justo por Lucas. A los 57, otra de Brekalo, que se movía como quería. Esta vez dudó entre chutar y ceder y salió un híbrido que pasó cerca del poste. El croata era el claro protagonista del choque, pero nunca encontraba el final feliz.

Trató de corregir el curso del choque Corberán con un triple cambio que sirvió para meter cemento en el medio del campo. Y todo se niveló, como demostró Danjuma con otra llegada que cruzó en exceso.

A esa acción le siguió más dominio local, confirmando que el Valencia había corregido los desajustes. Pudo el partido terminar antes de tiempo, en una acción polémica con el VAR de protagonista. En un córner a favor del Valencia, Reina recibe a Diakhaby con el codo en alto. Evitable el gesto aunque también pudo ser la intervención del VAR en la temporada en la que supuestamente iba a entrar menos. Danjuma pidió la vez para confirmarse como verdugo carbayón pero Aarón mostró que su gran inicio de campaña también sirve en los penaltis: paradón del meta para darle al Oviedo una vida extra. La que se iba a jugar en el último cuarto hora, ya con más piernas y pólvora renovada.

Ahí llegó el manicomio. Consciente de que la suerte estaba de su lado, el Oviedo se lanzó en un córner con toda la artillería y un trébol de cuatro hojas. Ganó Rondón el duelo aéreo, rebotó el balón e Ilic, solo, tocó de diestra a la red.

El 1-1. Visto lo visto, ya le sabía a gloria al Oviedo que, sin embargo, no se refugió atrás. Como si fuera consciente de que todo -ambiente crispado y sensación de desahogo con el gol- le sonreía. Y vaya sí lo hizo. Porque solo un minuto después, Lucas cruzó el Ecuador y lanzó a la espalda de los centrales ches. Rondón llegó antes, controló, chutó. Algo atropellado, pero efectivo. La peloto tocó en el trasero de Tárrega para cruzar la meta ante la mirada atónita de Mestalla. El Oviedo le había dsado la vuelta con valentía.

El Valencia apretó hasta el final pero el ambiente ya estaba enrarecido y el Oviedo se agarraba al 1-2 como una dosis maravillosa de vida. Sí dejó el final la evidencia de que el colegiado De Burgos tenía una noche de esas preso de los nervios (pocos colegiados transmiten menos tranquilidad) con una segunda amarilla a Ilic inexplicable. Pero ni así. Era el día del Oviedo. El del primer triunfo en casa y el de volver en chárter con tres puntos que sacan al equipo de atolladero y refrendan el trabajo de Paunovic y los suyos en El Requexón con un guion retorcido e inexplicable. Las cosas del fútbol.

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