Voluntarioso, con un deseo claro de agradar en su puesta de largo de la temporada 2025-26, pero todavía demasiado inestable para la caza mayor. … Echó a andar el Baskonia de Paolo Galbiati para encajar una primera derrota que, según se mire el vaso, puede dar pie a infinidad de lecturas. Desde la lógica del resultado dado el desequilibrio de fuerzas entre ambos bandos hasta esa sensación de que el Olympiacos escapó vivo del Buesa Arena. Tuvo en su mano la opción de tumbar al gigante del Pireo, pero la escuadra azulgrana extravió el camino en la recta de llegada.
Asoman en este tipo de desenlaces los célebres detalles, esas mínimas concesiones que terminan convirtiéndose en una losa cuando caen en manos de rivales expertos. Queda en la retina ese rebote ofensivo entregado a Milutinov y que desemboca en una falta que manda al serbio a la línea de personal para anotar dos puntos que ponían a los helenos 92-93 a falta de poco menos de dos minutos del cierre.
Baskonia
Forrest (14), Diallo (15), Howard (12), Sedekerskis (8) y Diop (3) -cinco inicial-, Villar (-), Luwawu-Cabarrot (23), Spagnolo (-), Frisch (8), Joksimovic (-), Nowell (6) y Samanic (7).
96
–
102
Olympiacos
Walkup (5), Dorsey (21), Fournier (10), Vezenkov (24) y Milutinov (12) -cinco inicial-, Peters (7), Papanikolau (-), Lee (4), Ward (11) y Hall (8).
-
Parciales:
20-27, 28-22 (48-49 al descanso), 22-24 (70-73) y 26-29 (96-102). -
Árbitros:
Robert Lottermoser (Alemania), Milan Nedovic (Eslovenia), Marcin Kowalski (Polonia). Sin eliminados. -
Incidencias:
8.572 espectadores en el Buesa Arena.
Se recuerdan esas tres posesiones de ataque en las que el balón queda pegado a las manos de Forrest sin apenas encontrar otros compañeros mientras la respuesta desde la trinchera rival son dos triples matadores a cargo de Vezenkov y Walkup para liquidar el encuentro con un 94-99 a 36 segundos de apagar las luces. Es la firmeza del Olympiacos, ese aplomo que parece llegar de serie con rostros conocidos sobre el parqué y en el banquillo. Fue el muro contra el que chocó un Baskonia de nuevo cuño, todavía incompleto por las bajas de Diakite y Kurucs y que se ganó el derecho a pelear un partido que había comenzado de la peor manera posible.
A uno le daba por preguntarse dónde estaría situada la cámara oculta que estaba grabando semejante despropósito en los cinco primeros minutos. El plantel azulgrana regaló la primera mitad del cuarto inicial entre pérdidas de balón, concesiones reboteadoras y el despiste generalizado de quien escucha el despertador como una melodía lejana.
A remar
Cuando el timbrazo de emergencia perforó el tímpano de los vitorianos, el Olympiacos les mostraba un 0-12 que había que recortar. Se desperezó el Baskonia para comenzar a poner sobre la mesa algunos de los argumentos que aspiran a ser la máxima de su baloncesto. Logró recortar distancias a base de ritmo anotador, con los triples de Frisch y Howard. La cadencia de remo se incrementó un tanto, pero no llegó a suturar la brecha hasta los minutos finales del segundo cuarto con un parcial de 11-2 que mandó el partido al descanso con un 48-49.
La escuadra azulgrana quiso correr, pero no siempre ajustó su defensa ante un rival con mucho memorizado en su disco duro. Galbiati probó con sus dos bases en pista, Nowell sufrió atrás y penó por la acumulación de faltas, aunque encontró una rendija para brillar en el tercer cuarto.
Floja puesta en escena
El plantel azulgrana se sobrepuso a cinco minutos iniciales de despiste absoluto
Entre el intercambio de canastas, el Olympiacos se mantuvo a flote a la conclusión de la tercera entrega (70-73) mientras acechaba el anfitrión. Necesitaba una vuelta de tuerca el Baskonia y la encontró con Cabarrot y un puñado de buenas acciones defensivas que deben marcar el camino. Manos rápidas y espíritu cleptómano entre los exteriores baskonistas, pero también unas cuantas licencias en el rebote.
El Baskonia parecía tener la iniciativa en el marcador durante el último cuarto, pero era una sensación engañosa. El grupo de alumnos azulgrana en su primer día de clase y el profesor Galbiati estuvieron cerca de recitar la lección ganadora, pero se bloquearon en los renglones finales.