Especial para En Rojo
Con su colección de cuentos Levittown mon amour (Ediciones Callejón, 2018; edición ampliada: Seix Barral, 2025) Cezanne Cardona se estableció como un narrador de importancia en nuestras letras. Los cuentos incluidos en este volumen retratan de manera imaginativa los conflictos económicos, sociales y hasta sicológicos de una clase media baja que vive o sobrevive en la periferia del área metropolitana sanjuanera. De ahí que el título de la colección apunte directamente a un ambiente típico o arquetípico de esa clase, la urbanización Levittown. Pero el título también apunta a una técnica empleada frecuentemente por Cardona, la intertextualidad o, definida muy someramente, las relaciones que se ponen de manifiesto en un texto con otro. Así es porque el título del libro hace eco de la famosa película de 1959 de Alain Resnais, con guion de Margarite Duras, Hiroshima mom amour. Los lectores de Cardona siempre tenemos que estar atentos a las referencias evidentes o escondidas que le sirven para estructurar su prosa, siempre culta, pero accesible a todos sus lectores y llena de sorpresas dadas las relaciones que directa o indirectamente va creando con estas. La intertextualidad en la obra de Cardona no es un mero despliegue de erudición, sino que, en sus manos, se convierte en una ingeniosa y efectiva técnica narrativa. Por eso empleo el término intertextualidad, término que va más allá que la mera referencia o la sencillas alusión. Recalco: en la prosa de Cardona la intertextualidad tiene un propósito y un sentido; no es mero juego estético ni pasatiempo académico.
Ahora los logros alcanzados con su colección de cuentos quedan solidificado y ampliados con su nueva novela, Esto también es una casa (Seix Barral, 2025). Aquí el título presenta una intertextualidad menos obvia que la de su colección de cuentos, pues juega con el del famoso cuadro de 1929 del pintor surrealista belga René Magritte, “Ceci nést pas un pipe” (Esto no es una pipa), cuadro que plantea importantes ideas sobre la relación del arte y la realidad. De manera sutil Cardona parece hacer lo mismo con el título de su nueva novela y con la obra misma. Trataré de explicar mi propuesta ya que me parece que aquí se esconde mucho de importancia para entender mejor la obra.
Para aclarar mi propuesta tengo que delinear muy someramente la trama de la obra. Una mujer – descubrimos muy de paso que se llama Pilar, nombre que no deja de ser simbólico en el contexto de la obra: pilar de la casa – tuvo un hijo a los catorce años, pero no vive con el padre de este. El hijo, personaje principal de la obra, es la voz narrativa de la novela. Su apodo, Javi, aparece sólo una vez en el texto y también muy de paso. Esa casi ausencia de nombres implica que no tratamos con personajes que quieren representar a individuos sino con arquetípicos; estamos ante una especie de “Everyman”, personajes que representa a la humanidad entera. El joven y su madre viven con el padre de esta en un edificio de dos plantas. La de abajo es de concreto y funciona como ferretería; la de arriba es de madera y es la vivienda de la familia. A Pilar siempre la vemos en la planta baja. La ferretería termina funcionando también como casa ya que un huracán – a presuponemos que se alude a María – destruye la planta superior. Un rótulo del negocio cuelga del balcón del piso superior y funciona como puente entre las dos plantas. Este tiene un hueco producido por una bala que se convierte en punto de interés para el joven y su abuelo; es una especie de Aleph a través del cual miran e interpretan sus mundos. Esta, en grandes líneas, es el argumento de la obra. La trama no es su elemento más importante.
Pero este breve e incompleto resumen me sirven para desarrollar mi lectura de la novela y el título, por ello, viene muy al caso. Casa aquí no es solamente un espacio físico, una vivienda, sino también un ámbito emocional, una institución social. Casa es aquí familia. El título de la novela, pues, puede leerse como “Esta también es una familia”. Tal título hipotético encuadra perfectamente bien con la trama de la novela y la de los cuentos de Cardona porque estos tienen como tema central la estructura familiar.
En Levittown mon amour y en Esto también es una casa las familias que pueblan estos textos son disfuncionales. Abundan aquí las parejas divorciadas, la violencia doméstica, los hijos que casi no tienen relación con los padres, especialmente con el padre. En la colección de cuentos el padre era, para mí, la figura central; en la novela lo es la madre. Pero en ambos libros la visión de los niños de esas familias fragmentadas o disfuncionales es clave; la novela la narra el hijo que fluctúa entre niño y adolescente. Hay, por todo ello, una gran relación – podríamos hasta hablar de unidad – entre los dos libros. El cultivo de esta temática parece darle la bienvenida y hasta pedir una lectura sociológica o sicoanalítica. Evado tales lecturas porque no son de mi preferencia y porque más que retratos de seres verosímiles creo que la novela propone personajes que son arquetipos, el “Everyman” al que me refería.
Por ello, si cambiamos familia por casa, se hace más claro y evidente que la novela continúa y desarrolla la temática de los cuentos ya publicados. Además la estructura de ambos libros también tiene una clara relación. Hay, por ejemplo, capítulos de la novela que se pueden leer como cuentos, como unidades independientes de la totalidad, pues tienen, como los cuentos clásicos, una estructura coherente y cerrada. Hay que apuntar, aunque sea de paso, que en la segunda edición de Levittown mon amour se añaden dos excelentes cuentos y que estos caben perfectamente bien en el conjunto por su temática y su estilo y hasta ayudan a entender mejor la novela.
Para explicar mi lectura de Esto también es una casa se hace necesario ver en más detalle su estructura. La novela se compone de nueve capítulos. Como ya apunté, algunos de estos funcionan perfectamente bien como cuentos: son unidades narrativas coherentes con un fuerte cierre o final. Es que los cuentos de Levittown mon amour se pueden leer como resúmenes o síntesis de posibles novelas. A su vez, Esto también es una casa se puede ver como un cuento ampliado convertido en novela. Reconstruir una casa es también crear una novela, lo que me lleva a proponer una cadena de identidades: la casa es la familia y también es la novela.
Esta es breve; tiene unas mera 138 páginas. La capacidad de síntesis es uno de los rasgos del estilo de Cardona. Por ello mismo es tan buen cuentista. Como ya he apuntado y ahora recalco, en los dos libros la intertextualidad juega un papel muy importante. Por ejemplo, en la novela se alude varias veces a Desayuno en Tiffany’s, a la película, no a la novela en que esta se basa. El libro abre con un epígrafe tomado de esta novela. Siempre las referencias al filme van asociadas a la madre y sirven para caracterizarla como un ser soñador que intenta superar su ámbito. El abuelo – nunca se nos dice su nombre – le regala al niño “una novela sobre un prisionero de guerra en Alemania, en la Segunda Guerra Mundial” (p. 61). Nunca se nos dice qué libro es este, pero se hacen claras referencias a su trama. Así la intertextualidad se hace evidente; se trata de la famosa novela de 1969 de Kurt Voggenut, Slaughterhouse-5 (Matadero-5). Pero como en el caso anterior, las referencias a esa novela son mucho más que mera erudición o un simple juego con los lectores. La misma sirve para caracterizar al abuelo y su mundo: la Guerra de Vietnam, los Macheteros, la represión política.
Estos son algunos ejemplos representativos del empleo de la intertextualidad en la novela. Hay muchos más. Cardona emplea este recurso frecuentemente y de manera efectiva. Sus lectores ya estamos acostumbrados a su empleo y, sobre todo, a descubrir las relaciones iluminadoras que este hace al relacionar textos aparentemente sin relación ni contacto. En la novela, por ejemplo, tenemos un párrafo (pp. 87-88) que alude de manera indirectamente a diversos autores que el joven narrador lee: Defoe, Melville, Verne, García Márquez, Isabel Allende, Pedro Juan Soto, René Marqués, Cervantes, entre otros. Estas referencias semiocultas no hay que leerlas como un examen que les hace el autor a sus lectores. ¿Cuántos de estos puede usted identificar? Estas referencias apuntan a las lecturas del personaje, pero, a la vez, sirven para caracterizarlo. En la prosa de Cardona la intertextualidad sirve para aclarar las ideas que postula y para crear grandes patrones o metáforas en los que se desarrolla la obra. En Esto también es una casa la gran metáfora que sirve para construir la obra es obviamente la casa que podemos entender como la familia y como la novela misma.
Entre las intertextualidades que aparecen en la novela hay una que a primera instancia sorprende, las frecuentes alusiones a Ángel Darío Carrero (1965-2015), sacerdote franciscano y poeta puertorriqueño, conocido como el Padre Darío. Este trabajó en la Parroquia San José Obrero de Sábana Seca, lugar cercano al que es el centro de la obra. Casi en cada capítulo aparece el Padre Darío y una vez su compañero franciscano el Padre Eddie. En algunos capítulos las referencias al Padre Darío son varias. Más allá de rendir homenaje a un poeta al que obviamente Cardona admira – ¿Fue su mentor? – hay que ver qué función tienen esas alusiones ya que, como las otras intertextualidades, estas siempre cumplen un propósito en la estructura de la obra.
El Padre Darío aparece en la narración desde temprano como “uno de nuestros mejores clientes en la ferretería” (p. 22). Pero poco a poco, con meras referencias a su persona, no como propiamente un personaje, adquiere un papel de importancia en el texto: le presta libros al joven narrador; es su consejero; le habla de poesía y poetas; le sugiere lecturas y le plantea problemas ético-religiosos y estéticos. La culminación de este curioso proceso de creación del Padre Darío del texto es la identificación de este con la voz narrativas ya que ambos se enfrentan al mismo problema: “…el Padre Darío y yo fuimos amigos, … él también dibujaba y escribía poemas. Pero … dibujaba para saber cual era su casa” (p. 32). Recordemos el sentido profundo de casa en esta novela: casa es familia; casa es contexto social; casa es la gran metáfora de la obra; casa es la novela misma. El Padre Darío, pues, es el modelo que el joven narrador intenta seguir. Por eso en el complejo final de la obra, donde indirectamente habla la madre, esta dice que lloró “más en el funeral del Padre Darío que en el funeral de mi propio padre” (p. 138).
Ese final es clave para entender toda la novela. En las dos páginas que la cierran y en donde habla indirectamente la madre, esta vaticina la vocación literaria del protagonista. Por ello le aconseja que “…si alguna vez iba a escribir algo de todo esto, aunque fuera el pie de una foto, que por favor contara la verdad y también la mentira” (p. 137). Así abre este párrafo donde se anteponen aparentes contrarios: Holly Golightly (el personaje de Desayuno en Tiffany’s) y Santa Teresa de Ávila. En este magnífico párrafo final se resume la novela a través de anteposiciones: “que fui la mejor y la peor madre”, “que tenía catorce y treinta años a la vez”, “que era actriz de novela turca y de películas bíblicas”. Son múltiples y reveladoras las peticiones de la madre, peticiones que culminan con “que digas que tuvimos dos casas” (p. 138).
Estas contradicciones que resumen la trama de la novela también sirven para aclarar y definir la estética que es la base de la misma. Por ello podemos decir que esta es una obra fundada en contradicciones, porque parte de que la realidad no es clara ni sencilla. No leemos una obra realista al estilo de las grandes novelas decimonónicas; leemos una obra creada a partir de nuestra complejidad, que es contradictoria. La novela es tan compleja y contradictoria como la casa y la familia que la habita.
Pero Esto también es una casa postula que hay esperanza si se busca una familia ya que esta no tiene que ser la impuesta por la normativa, por la llamada normalidad. En el fondo la novela postula que hay muchas casas y muchas familias posibles. Por ello, Cezanne Cardona puede decir que “esto también es una casa” para decir que “esto también es una familia”. Y yo añado: “Esto también es una novela, una excelente novela.”