La flotilla que lleva ayuda para Gaza por vía marítima afronta sus últimos días de travesía. Unas 130 millas (poco más de 200 kilómetros) separaban la mañana de este miércoles los barcos de la Franja palestina. Ha pasado casi un mes desde que zarparon los primeros navíos desde de Barcelona y las próximas horas serán decisivas. La mayoría de las 47 embarcaciones que continúan la misión ―en torno a una decena se han quedado en el camino por problemas variados― han llegado a lo que la organización denomina como “zona de posible interceptación” por parte de los militares israelíes, donde los integrantes han detectado un “incremento de la actividad de drones” y la puesta en práctica de una táctica de hostigamiento de la Armada. “Los buques de la Armada se acercan. Nos estamos preparando para la interceptación. Las cámaras de seguridad de varios barcos han sido interrumpidas”, comunicaron a los tripulantes los responsables de la misión durante la madrugada.

Durante la noche se vivieron horas de máxima tensión. Después de que la organización notificara que el riesgo había disminuido y que “lo más probable” era que no se produjera ninguna intervención inminente, detectaron al amanecer un barco aproximándose a una embarcación de la flotilla. De inmediato, se activó el protocolo de seguridad y muchos de los integrantes se deshicieron de sus teléfono móviles, lanzándolos al agua.

Uno de los barcos de la flotilla con ayuda para Gaza, el 30 de septiembre, a unas 220 millas de la Franja.Ognjen Markovic (Anadolu/Getty Images)

“Tuvimos nuestro primer encuentro con buques de la Armada israelí, que rodearon nuestro barco líder durante unos seis minutos, desactivando de forma remota todos nuestros sistemas de comunicación. Fue necesaria una fuerte maniobra evasiva por parte del capitán para evitar la colisión frontal y el equipo reaccionó bien”, ha informado esta mañana la misión. “Tras el ataque intimidatorio al Alma, el buque militar se dirigió hacia otro barco, el Sirius, y realizó las mismas maniobras durante más tiempo hasta que se marcharon. Hubo informes de otros navíos militares durante toda la noche. Esperamos un nuevo momento de tensión en unas horas, por lo que este es el mejor momento para dormir y estar preparados para ello», continúa el comunicado.

El Gobierno de España reiteró la noche del martes a los integrantes de la flotilla que el buque Furor, enviado para asistir a la misión y que se suma al de Italia, no iba a poder entrar en la “zona de exclusión” establecida por el ejército israelí y que, por tanto, recomendaba encarecidamente que desistieran de proseguir. Fuentes de La Moncloa inciden en que la misión “es encomiable y legítima, pero las vidas de sus integrantes tiene que estar por encima”.

Sin embargo, la flotilla continuó su travesía. Ninguna de las embarcaciones militares, de hecho, actuará en caso de interceptación o ataque, ya que solo están para realizar rescates. “Entonces, ¿para qué han venido?”, se preguntan muchos de participantes a bordo del Captain Nikos, la embarcación en la que viaja EL PAÍS.